En el Centro de Artes y Oficios El Almendral:

"Quién paga los platos rotos" se exhibe en San Felipe

"Quién paga los platos rotos" se exhibe en San Felipe

"El arte es un medio de expresión que refleja a la sociedad y los estudiantes deben conocerla a cabalidad, sin obliteraciones, para poder expresarse", dice Susana González sobre una de las principales razones que la llevaron a extender la labor desarrollada al interior del Taller de Cerámica hacia otros campos, organizando salidas a terreno y exposiciones en regiones para potenciar el diálogo y la reflexión entre sus estudiantes, y para acercar esta disciplina a un público no siempre acostumbrado a este tipo de manifestaciones artísticas. De allí que en los últimos años, el taller que dirigió hasta hace sólo unas semanas finalice sus actividades anuales con muestras en La Sebastiana o en el Centro de Artes y Oficios El Almendral, este último, espacio en el que el próximo 4 de agosto se inaugurará una nueva exposición: Quién paga los platos rotos.

La muestra reunirá las propuestas de Paz Barraza, Felipe González, Francisca González, Tamara Panteón, Osvaldo Rivera, Valeria Silva, Constanza Silva, Paula Canales, Beatriz Galdámez y Francisca Castro, estudiantes de la Licenciatura en Artes Plásticas que en 2011 trabajaron en torno a las demandas del movimiento estudiantil para dar forma a estas obras; problemática que emergió como eje central de esta exposición tras la actividad realizada en las 48 horas de arte por la educación, iniciativa a la que estos estudiantes se sumaron instalando una carpa en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile para invitar a los transeúntes a escribir frases alusivas al movimiento estudiantil con pigmentos de sobrecubierta cerámica en la superficie de decenas de platos que, "a posterior y como efecto de catarsis, fueron estrellados contra el piso", cuenta Susana González.

"Todo el proceso, que incluyó entrevistas en las que los participantes dieron cuenta de sus motivaciones para sumarse a esta actividad, fue registrado en un video que formará parte de esta muestra. Y fue tanto el interés de quienes pasaron ese día por ese lugar que, a las dos horas de iniciada la actividad, tuvimos que darla por finalizada porque se nos habían acabado todos los platos que los estudiantes habían comprado", cuenta Cecilia Flores, artista y ayudante del Taller de Cerámica, sobre esta iniciativa que se transformó en el origen de la exposición que presentarán en el Centro de Artes y Oficios El Almendral, en la ciudad de San Felipe, muestra en la que cada una de las obras que se exhibirá fue creada a partir no sólo de la experiencia y de las frases escritas por los transeúntes, sino también utilizando los platos rotos como pie forzado para sus propuestas.

Así, cada estudiante se hizo cargo de uno de los transeúntes que participó en esta actividad, preocupándose del registro de la acción y de recolectar, en una bolsa debidamente identificada, los pedazos de platos que quedaron esparcidos en el suelo. "Una vez en la Escuela se quemaron los platos rotos para que los estudiantes dieran forma a su propuesta usando ese material o los conceptos implícitos en dicha actividad, trabajando a partir de la acción y de la frase contenida en cada plato. Por eso es que en esta muestra uno podrá apreciar platos puestos sobre otros platos intervenidos, platos en una jaula y encapuchados con restos de platos en la cabeza, entre otros, porque lo que hicieron los estudiantes fue retomar esta performance en sus propuestas artísticas", señala Susana González sobre esta muestra que se podrá visitar hasta el 3 de septiembre en San Felipe.

Los antecedentes

Distintas fueron las temáticas que, durante los últimos años, Susana González utilizó para que sus estudiantes trabajaran en la creación de las obras que se exhibían una vez finalizado el año académico. Por ejemplo, problemáticas que derivaban de la figura de Gabriela Mistral como mujer transgresora o de libros como El arte de amar de Ovidio, las Odas elementales de Pablo Neruda o La divina comedia de Dante Alighieri. Sin embargo, y aún cuando en 2011 tenían programado trabajar con El Satiricón de Petronio, optaron por abordar la problemática social del arte a través de la compra de una carpa que no sólo les permitiría contar con un espacio para enseñar a hacer cerámica a quienes transitaban por las ferias libres aledañas al Campus Juan Gómez Millas de la Universidad de Chile, sino también para exponer los resultados de esa experiencia.

En un principio, ése era el destino que habían barajado para este proyecto que finalmente se concretó en La Legua Emergencia, instalando dicha carpa frente al "Jotegaláctico", galpón utilizado por una agrupación de pobladores legüinos para desarrollar actividades culturales. "La entrada a La Legua fue compleja por la cantidad de carabineros de Fuerzas Especiales que había, algo nada de raro tomando en cuenta la demonización y estigmatización que existe hacia ellos y que explica, de algún modo, la desconfianza que hubo en un comienzo", recuerda Susana González, agregando que "ese impacto inicial fue variando durante el transcurso del proyecto, transformándose en una experiencia que permitió a los estudiantes conocer una realidad distinta a la que se muestra en los medios de comunicación, porque efectivamente fueron testigos de cómo se vive allí".

Una vez instalados en ese lugar, los estudiantes hicieron un puerta a puerta para invitar a los niños del sector a participar de esta iniciativa en la que se les enseñó a hacer cerámica y que finalizó con la exhibición de las piezas creadas por ellos y con una fiesta infantil en la que también participaron sus padres, actividades que coincidieron con el inicio de la movilización estudiantil. "El trabajo en La Legua estaba proyectado para todo el año, pero nosotros sabemos que la historia tiene sus vuelcos", señala Susana González respecto al surgimiento de este movimiento estudiantil que obligó a ajustar los planes originales del Taller de Cerámica para enfocarse en lo que estaba sucediendo a nivel nacional, pero sin que ello implicara dejar de lado la exposición con la que todos los años finalizaba su taller.

Como agrega esta artista que recientemente dejó su cargo de académica del Departamento de Artes Visuales, en el taller de especialidad que dictaba "se enseña modelado, técnicas y tecnologías de la cerámica, pero también todo lo que conlleva exhibir una obra en una exposición porque la cerámica es un soporte matérico al servicio de la expresión, tal como son los óleos, la piedra, el metal y la fotografía, entre otros. Por lo tanto, el artista que toma este material para crear una obra y exponerla, debe considerar una serie de variables independiente de la disciplina de procedencia".

"Para aprender arte, la gente tiene que ver arte"

La exhibición formal de las propuestas de los estudiantes del Taller de Cerámica también respondía al hecho de que, "en general, la cerámica se vincula a piezas utilitarias, cuestión que nos impulsó a mostrar lo que hacemos para ir derribando esos mitos", dice Cecilia Flores, agregando que lo que buscaban con esto era llegar a un público que no tiene fácil acceso al arte contemporáneo. De allí que Susana González sea enfática en señalar que, "para aprender arte, las personas tienen que ver arte. Por eso es que para nosotros es tan importante exponer en el Centro de Artes y Oficios El Almendral, por ejemplo, porque es un espacio al que asisten muchísimos estudiantes, público en general y miembros de organizaciones sociales que tienen como parte de su itinerario visitar esta sala, representando, en ese sentido, una gran oportunidad para nosotros".

Esa idea se veía reforzada por el catálogo que todos los años acompañaba a estas exposiciones, material que se preparaba "de manera tal que el maestro carpintero, el profesor, la dueña de casa, el gasfíter y el ciudadano común que va a ver esta exposición, pueda entender de qué se trata cada obra", dice la académica, recordando que la muestra que se presentará a partir del 4 de agosto se vincula a lo que los propios administradores de ese espacio les habían solicitado. "Ellos querían una exposición relacionada con la defensa de la educación pública para que la gente que ha sido parte de este movimiento pudiera entender lo que allí se exhibiría. Entonces, comprendieron lo que nosotros hacemos, que no es más que entregar herramientas, algún atisbo o idea que permita a las personas entender aquello que en un comienzo parece tan lejano", agrega Susana González.

A ello también respondió la compra de la carpa que utilizaron en La Legua Emergencia y en las 48 horas de arte por la educación, "porque nos daba movilidad para llevar lo que hacemos hacia otros espacios", dice Cecilia Flores sobre la adquisición que hicieron los estudiantes que en 2011 cursaron el Taller de Cerámica y que tenía como objetivo la realización de exposiciones itinerantes. "Hubo una entrega impresionante en todo el proceso que derivó en Quién paga los platos rotos, que comenzó precisamente con la compra de esta carpa y con lo que hicimos en La Legua y en el frontis de la Casa Central. Y esa entrega coincidió con mi decisión de terminar mi labor docente, sintiendo la calidez y cariño de los estudiantes", añade esta artista que hace sólo unas semanas se despidió de la universidad a la que estuvo vinculada por tantos años como académica.

Así, la última exposición que Susana González organizó como profesora del Departamento de Artes Visuales es precisamente Quien paga los platos rotos, muestra que se inaugura este sábado 4 de agosto, a las 12:00 horas, y que se podrá visitar hasta el próximo 3 de septiembre en el Centro de Artes y Oficios El Almendral, en San Felipe. "Con lo complejo que fue el año pasado, siempre supimos que terminaríamos con una exposición porque forma parte del aprendizaje de nuestros estudiantes y porque es lo que seguirán haciendo cuando hayan dejado esta Escuela. Y aunque en un comienzo ésta giraría en torno a la actividad realizada en La Legua, no pudimos ni quisimos obviar la fuerza que en 2011 alcanzó el movimiento social por la educación, transformándose en el eje central de esta nueva muestra", concluye Susana González.

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