Nuevo Director del Depto de Teatro:

A. Carrizo-Muñoz: "Voy a trabajar porque en este Depto. haya transparencia, integración, y respeto"

A. Carrizo-Muñoz: "Voy a trabajar por la transparencia e integración"

El 14 de diciembre de 2010 en el Departamento de Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile se vivió el proceso eleccionario que determinó por un 57, 14 % que la nueva maxima autoridad de la institución es el profesor Abel Carrizo-Muñoz. En esta entrevista, el académico da cuenta de cómo han sido sus primeros meses de trabajo y enumera, además, los desafíos que se ha planteado para su gestión.

Usted ya fue Director del Departamento de Teatro ¿Qué lo motivó a retomar este desafío tanto tiempo después?
A principios de los 90' fui el primer director elegido con el retorno a la democracia y la normalización de la Universidad y después fui reelegido por un segundo período con lo que completé ocho años en el cargo. Fue una época muy importante porque se hicieron muchas cosas, la mayoría de las cuales delinearon o definieron lo que debía ser una Institución de excelencia y liderazgo en el medio teatral. Cosas importantes se generaron en esos años, lo que significó un esfuerzo y un desgaste bastante importante en lo personal y para mucha gente que trabajó conmigo, por lo tanto yo sentía que ya había cumplido con creces con el Detuch por lo que asumir de nuevo la Dirección es una cuestión que yo no busqué sino que me encontré casi obligado a asumir por las circunstancias acaecidas el año 2010.        

Claro, desde hace unos años sus esfuerzos estaban puestos en el postgrado, específicamente en el Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral...
Así es y la decisión de dejar la tranquilidad y la calidad de vida académica que yo he vivido en la última década en el Magíster no es cosa fácil, pero la crisis es tan profunda en el actual Detuch que me ha obligado a abandonar la neutralidad con la que estaba observando las cosas. No hice campaña, no le pedí el voto a nadie, sin embargo, sorprendentemente la mayoría de los académicos de este Departamento piensa que es bueno que retome esta responsabilidad.  Espero estar dos años cuando más en el cargo y en ese lapso breve rápidamente recuperar el Detuch. Yo veo esto como un paréntesis y no como algo que me interese o en lo que me proyecte. Yo ya ejercí el cargo en la época más productiva de esta Institución por lo que  pienso que ya entregué lo suficiente al Detuch y si he vuelto ha sido por las  circunstancias críticas que se vivieron durante el año pasado.

Que lo hayan elegido nuevamente ¿lo siente como un reconocimiento a su trabajo anterior?
Creo que la gente entiende que el Detuch está muy deteriorado y me parece  que la gente piensa que tengo el carácter, la energía, la capacidad y la experiencia para sacarlo adelante. Creo que lo puedo hacer porque además acá se produjo una pugna de sectores y como yo no pertenezco a ningún de los bandos en conflicto, tengo mucha libertad para trabajar con todos e intentar, entre todos superar, el estado de crisis en que nos encontramos.

Y el escenario en el que le toca asumir ¿cómo lo ve? La primera vez que asumió también estaba deteriorado pero por la dictadura.
El actual momento es tan difícil como cuando yo recibí el Detuch en la década de los noventa. Obviamente del deterioro actual no se puede seguir culpando sólo a la dictadura. Para graficar lo que digo mencionaré algunos datos: cuando yo dejé el DetuchH en 1998 había cerca del doble de académicos y funcionarios de los que tenemos ahora. Ha habido un proceso lento pero continúo de empobrecimiento académico. Los presupuestos que tenía el Departamento de Teatro  eran no el doble o el triple, sino 10 veces más de los que se nos entrega hoy.

Además, a comienzo de los noventas fue un momento lleno de entusiasmo, de optimismo, de fe en los seres humanos, en la democracia que se venía, con una mística y un compromiso que hoy día no observo ni percibo. Lamentablemente esta Institución hoy en día está muy dividida, va costar mucho integrar humanamente y ponerla de pie. A principios de los años noventa teníamos clarísimo que nuestra gran  responsabilidad era el país, nuestra sociedad, en cambio en la actualidad esta comunidad lo único que hace es mirarse así misma, toda la energía positiva y negativa es centrípeta, se vuelve hacia y a veces contra los propios miembros de la comunidad. Me cuesta  pensar un escenario peor que este y no me explico cuales son las razones que han deteriorado tanto la vida universitaria en este lugar.

Usted ha mencionado que le gustaría estar no más dos años como Director y durante ese tiempo refundar el Detuch. Imagino que estos días han sido para ponerse al tanto de la situación ¿tiene más o menos claro cuáles serían los primeros objetivos de su gestión?
Para mí es clave levantar y delinear un proyecto académico. Considero que este es un departameto que hace rato no tiene un proyecto académico, es decir, la gente no sabe por qué está reunida, cuál su misión, cuáles son sus propósitos, y más grave aún, cuáles son las maneras de establecer las relaciones de convivencia al interior de una comunidad universitaria. A mi juicio el Detuch no es una comunidad sino grupos de personas que están bajo un mismo techo, que muchas veces no se conocen bien, no tienen confianza entre ellos y  cada uno trata de mantener sus recursos,  prerrogativas y estatus de manera casi tribal.

Entonces ¿su proyecto buscará aunar posiciones con todos los integrantes del Departamento?
Sí, es primordial. Para mí es vital generar un proyecto académico que nos una, que nos aune y ese proyecto es básicamente constituirnos nuevamente como Detuch. Pienso que en estos años se regresó de nuevo a la época de las escuelas, a lo que ocurría antes de la reforma de fines de los 60'. En ese momento la universidad asumió el gran cambio cuando internamente constituye lo que se denominó las Unidades de Cultivo Disciplinar, que son lo que hoy entendemos como  Departamentos, versus las Escuelas que era el lugar donde exclusiva o solamente se transmitía conocimiento, disciplinas básicas. Hace rato deberíamos haber asumido que para cautelar la buena calidad de una disciplina, ya sea en el campo científico, humanístico o artístico, deben cultivarse todas las funciones universitarias: la docencia de pre y postgrado, la extensión, el perfeccionamiento académico, la investigación y  la creación. Eso es lo que yo voy a tratar de hacer a partir  sobre todo del segundo año, es decir del 2012.

¿Por qué el segundo año y no el primero?
Porque tal vez el primer año se va a tener que parchar, remendar, tratar de ordenar, de limpiar la casa y ya para el segundo espero que podamos enfocarnos en generar y convertir al Detuch en lo que siempre debería ser: el principal centro teatral de este país. A eso estamos llamados, nuestra obligación es aportar al país desde la Universidad de Chile  como Área Teatral y hace rato que nosotros no tenemos voz, opinión, ni damos orientación, que es un rol que siempre ha tenido el Teatro de la Universidad de Chile.

Y a su juicio ¿por qué se perdió ese norte que tenía este departamento? O mejor dicho ¿cuándo?
La verdad es que no lo sé con certeza. Incluso he renunciado a la tarea de explicarme por qué se ha llegado a esto, aunque debo confesar que me ha impresionado tanto el diagnóstico que ha surgido de reunirme con prácticamente todos los académicos, funcionarios y algunos estudiantes de Actuación y Diseño interrogándoles acerca de sus opiniones de por lo qué ha pasado, qué han visto, qué piensan, qué ocurrió, cómo se ha llegado a esta situación tan desoladora como inexplicable.

A partir de más de 80 reuniones de este tipo he llegado a la conclusión  que se produjo un proceso de involución de una unidad académica de cultivo disciplinar que era el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile a una Escuela de Teatro, muy deteriorada y que principalmente vive y muere en torno a asuntos muchas veces intrascendentes, menores y domésticos.

Y ¿cómo se evidencia aquello?
En que casi todos los problemas que aquí ocupan a la gente son los problemas del pregrado, lo que pasa entre estudiantes y profesores es lo que llena la vida, las preocupaciones y las inquietudes de la gente. No les preocupa centralmente el teatro como fenómeno social y cultural  a nivel país,  sino lo que dijo el colega tal o cual o lo que pasó en el examen. Eso me preocupa mucho porque siempre he creído que el valor de la Universidad de Chile está en el hecho que piensa al país, que su verdadero norte y preocupación es de carácter social.

Aproximadamente en Mayo quiero proponer a esta comunidad un Proyecto de Desarrollo Integral del Detuch 2011-2012, para que trabajemos según un horizonte más constructivo, más positivo, más responsable y más trascendente. Debemos encontrar los medios que nos permitan de nuevo ser mucho más generosos, más colaborativos y tolerantes entre nosotros, de tal manera que nos podamos juntar y más allá de las diferencias de todo tipo que tenemos, emprender la tarea común de responderle a Chile con políticas y proyectos artísticos-teatrales pensados para el país.

De hecho, en la Historia de Chile varios movimientos culturales relevantes para el país surgieron bajo el alero de la Universidad de Chile, estoy pensando en el Cine Experimental,  el Teatro Experimental...

El Teatro Experimental cambió la historia del Teatro Chileno. Por ello no podemos seguir ausentes en el debate acerca de las políticas públicas que se está aplicando o cuando ni siquiera existen. Tenemos que crear un centro de cultivo de las disciplinas del  Teatro-País que sea aportativo, potente. No me parece que nos debamos limitar a ser  una más, de las veinte Escuelas de Teatro que hay en el mercado.

Yo espero que toda nuestra comunidad se dé cuenta y reaccione positivamente. ¿Cómo se logra este cambio cultural de mentalidad, de actitud, con todos los índices negativos que nosotros en este momento exhibimos? Esa es mi tarea y yo tengo confianza en la mayoría de las personas que estamos en el Detuch.

Y ¿cómo proyecta la relación con los estudiantes?
Yo estoy aquí por los estudiantes de la Universidad de Chile, por su espíritu crítico, su talento, su vocación, su apetito artístico, su sentido de solidaridad. Estoy aquí no sólo porque fui elegido por los académicos. Estoy aquí porque muchos estudiantes se cansaron de la mediocridad y el año pasado dijeron basta. Yo les debo un reconocimiento por ese solo hecho a nuestros estudiantes. Ellos evidenciaron la crisis, pero ahora estamos en otra etapa: de normalización y de recuperación académica y humana de nuestra Institución. También debo aclarar que no me seducen los estudiantes que por cualquier cosa suspenden clases,  hacen paros, que por cualquier motivo patean el tablero, no. Yo tengo el orgullo de que en mis ocho años como director nunca hubo una toma, por ejemplo, habiendo muchos problemas.  La explicación de ese hecho notable, al menos en la Chile, es sólo atribuible o es un logro de toda la comunidad de entonces que nos dimos una institucionalidad democrática con múltiples niveles de participación que la inmensa mayoría respetó y defendió con mucha fuerza.  Yo creo que todo miembro de esta comunidad puede y debe plantear sus necesidades, sus inquietudes, las propuestas o los problemas que tiene pero también debe ser capaz de entender que son los expertos, los académicos y específicamente las autoridades legítimas las que están obligadas a dar las soluciones. Hay muchas cosas que son de nuestra responsabilidad como personas, que no tienen que ver con el presupuesto o con las autoridades de Facultad, tienen que ver con nosotros. Le he pedido a las autoridades de la Facultad que nos dejen a nosotros arreglar las cosas, que ojalá nos respalden sobre todo cuando tengamos que tomar medidas duras. Las cosas son claras y mi estilo es frontal y franco que seguramente algunos caricaturizaran de autoritario. El que no respete las reglas de convivencia universitaria le vamos a pedir que se retire, sean profesores, funcionarios o estudiantes. El ser comunidad, el aspirar a serlo, es una tarea nada de fácil hoy día y más en esta pequeña sociedad que somos el Detuch  donde eso está bastante deteriorado, muy venido a menos.

¿Está preparado para los problemas que estás decisiones puedan causarle?
Hay una cosa que a mi me alienta y es que yo siento que al asumir la dirección estoy contribuyendo con el Departamento en el cual yo fui estudiante de pregrado, de postgrado, director hace una década y hace veinticinco años un académico que ingresó por concurso público que trabaja en el Detuch mucho más allá de mi jornada contratada. Ahora tengo nuevamente una gran responsabilidad y así lo asumo,  no aspiro a más que eso, no está en mis intereses proyectarme en el poder como Director. Esta postura me da mucha libertad porque voy a hacer todo lo que sea necesario siempre pensando en el bien general no en el cálculo personal o político. Voy a trabajar porque en este Departamento haya transparencia, integración, respeto, armonía, excelencia y participación, es decir que toda la comunidad utilice sus organismos democráticos y a partir de esto integrarnos entre todos porque el Teatro no tiene otro destino que ser colectivo.

La esencia del Teatro es colectivo, si no, dediquemosnos a ser poetas, músicos o pintores. Este es un oficio colectivo y no existe ninguna forma de tradición teatral en toda la historia de la humanidad que no sea colectiva. Nosotros en eso debiéramos dar cátedra, pero resulta que somos un conjunto de grupúsculos disociados donde cada uno "mata su toro", por decirlo de algún modo, y no se contacta con el del lado porque cree que no lo necesita. Entonces acá las interesantísimas y diversas actividades que se hacen no se nutren unas con otras ¿por qué? porque se perdió el sentido de comunidad.


Y ¿cómo se potencia una nueva conducta que se debería dar de un modo fluido y natural?
Creo que es cosa de poner algunas condiciones de integración como por ejemplo que en algunas iniciativas tengan que haber docentes de pregrado y de postgrado: profesores de planta y profesores honorarios. Sólo en esos casos la actividad se hace más viable y valorable. Será un desafío empezar a mirarse unos a otros. Vamos a ver cómo reaccionan, yo espero que bien y si no reaccionan bien nos demoraremos más en mejorar los procesos de integración.

Espero que podamos hacer de los procesos algo armónico e integrador que nos permitan alcanzar estándar ojalá de excelencia. Yo no tengo pacto con nadie, me siento libre y creo que tengo una formación ética impecable y desde ahí emana mi autoridad para plantear exigencias.

Desprendo de sus palabras que esta actitud de mirarse sólo como escuela ha dañado otras áreas.
Por supuesto. A los académicos los tratan sólo como docentes, aquí hay muy poca preocupación  por el resto de las obligaciones académicas. No se las estimula ni las controla nadie. Al menos hasta ahora.

Y eso es un requisito mirando el escenario educacional del país, en el que se exige que los académicos a parte de docencia, investiguen además de dedicarse a la creación...

El problema es que las labores de investigación, de creación y de extensión, por mencionarte algunas de las funciones universitarias, no están impulsadas ni controladas por nadie, a diferencia de las clases. Si tú faltas a una clase hay todo un sistema que lo pone en evidencia, incluso con descuentos, en el caso de un profesor a honorarios, pero el resto todo es laxo. Poco a poco iremos encontrando las fórmulas de consensuar con cada académico de cómo vamos a hacer la tarea departamental.
 
El desafío se ve muy duro, la tarea difícil, el objetivo lejano, pero para nada imposible. Esa es la esperanza que tengo. Creo que si logramos  que nos liberemos de los prejuicios, la mayoría me va a seguir, sobre todo los estudiantes. Yo tengo mucha confianza en que los estudiantes, que han hecho un aporte importante, se pueden sumar a esta construcción, a que vivamos la vida de otra manera. No imagino ir a una universidad a pasarlo mal, a estar en permanente conflicto y asambleismo. Si, imagino un nuevo tiempo infinitivamente superior a todo lo vivido y sufrido.

Algunos integrantes del Departamento se ven como buenos y malos, como amigos y enemigos. Aquí ha habido bulling de todo tipo.  En el Detuch 2011 esas prácticas no tienen ningún espacio, por lo que seremos muy estrictos al respecto.

Como una de las labores que se dejaron de hacer mencionó la investigación. En el caso puntual de las publicaciones ¿es uno de los sus intereses potenciar esa área?

Nosotros tenemos un déficit en la materia y el déficit es histórico. No se trata de una labor que no se hizo sólo en los últimos años sino que históricamente la Universidad de Chile tiene un déficit que viene desde los fundadores. Los fundadores hicieron muchas cosas pero no tenían, por decirlo de algún modo, un sentido de la historia, no registraban ni reflexionan en proporción a la dimensión de su producción artística.

¿No se preocuparon de documentar lo que hicieron?
Lo documentaron poco y nada. Nunca esta escuela o este departamento ha tenido una gran revista. Si sumo todo lo que se ha producido en publicaciones no tienes más de ocho números en toda la historia, en los 70 años de existencia.

Hace unos años yo me jugué por la Revista Teatral Chilena, pero lamentablemente no hemos logrado más que editar tres números. Realmente  no sé si le pueda dar un impulso a eso, pero si las publicaciones van sí o sí  porque un alumno del Magíster en Dirección Teatral nos propuso un proyecto muy interesante que hace posible el tema de las publicaciones. Vamos a empezar a generar una unidad de publicaciones que probablemente cada cierto tiempo edite un volumen, en un sistema más mixto, más flexible, entonces siempre vamos a estar publicando y vamos a desarrollar mucho esos proyectos de edición de  investigaciones. La investigación que no es formal y no se pública no existe. También vamos a hacer concursos de ensayo por ejemplo.

Eso potenciará la idea de coordinación con los otros programas de postgrado, también deben salir trabajos que se puedan incluir esa publicación departamental.
Sí. Como dice el lema de la radio Universidad de Chile "la radio que piensa" este debe ser "el departamento que piensa" Esa es una condición básica de la Universidad de Chile, porque aquí no es que no se está pensando lo suficiente, sino que no se formaliza ni se hace público los frutos de ese pensar,  de esa reflexión. A lo mejor no alcanzo el primer año a instalar todo eso porque como te digo yo creo que me va a tomar mucho tiempo esto de poner en orden la casa, pero para allá van mis intereses.

Y en materia académica ¿cuáles son las exigencias que se avecinan?

Una de las demandas es que todos los profesores cumplan cabalmente su jornada laboral. Yo estoy dispuesto a aplicar los reglamentos, que en esta universidad no se usan, porque si todos son necesarios y fundamentales, tengo que exigirles a todos. No quiero que después un alumno me diga en un pasillo o en una asamblea que yo permito que un profesor que tiene jornada completa venga tres días a la semana y cobre su sueldo íntegro. Aquí eso no se va a aceptar. Tengo que invitar a esa persona a que cumpla su jornada y si no puede cumplir que renuncie para que le de el espacio a otro que si tienen el interés y la capacidad de hacerlo.

En estos primeros días al mando, me he ido enterando de hechos que por decir lo menos son sorprendentes. Por ejemplo, por casi todo el mes de enero  el Detuch no tiene actividad docente y un porcentaje alto de académicos simplemente no vienen porque no hay clases. Eso a mi me llama mucho la atención, y a acá a nadie le parece raro o anómalo. Hay colegas que no  realizaron ninguna actividad en el Detuch en Enero salvo venir a buscar su cheque.  Eso se va a cortar de raíz. Esto lo he informado de modo oral y por escrito, así que espero que la gente lo cumpla y el que no lo cumpla se tendrá que ir. No se ve ni tan críptico ni tan complejo de entender. ¿No te parece? A esto lo hemos denominado "tolerancia cero".

Antes de asumir nuevamente como director, usted tenía otras actividades. Una de ellas es la Dirección del Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral. Ahora con su nuevo cargo ¿qué va a pasar con  el Magíster?
No es algo que me preocupe. Yo interpreto mi  elección de Director del Departamento de Teatro en una doble justificación, hay gente que sabe que yo tengo la energía, la fortaleza y la experiencia para ordenar el Departamento. Esa es una razón, la otra  es que hay varios que quieren que, de alguna manera, lo que nosotros logramos con el Magíster se proyecte en el Departamento. Eso sería positivo porque nosotros como Magíster también fuimos víctimas de las últimas direcciones por la política de "escuelización". Nosotros éramos como una isla, lo que significa que nos entregaban lo mínimo.  Todo el resto, lo mayor lo teníamos que generar nosotros. Afortunadamente en eso hemos sido exitosos, el programa está muy consolidado. El Magíster hace rato se defiende solo, hace rato tiene profesores,  alumnos y  graduados de lujo. Y ya estamos trabajando en la próxima acreditación y pensando en cómo integrarnos y contribuir más con el Detuch, no sólo económicamente, sobre todo académicamente.

¿Cree que su presencia en la dirección del departamento permitirá que ambas áreas se potencien?
De todas maneras, nos podemos potenciarnos mucho. El comité académico del Magíster sabe que es una magnífica oportunidad, que uno de los suyos esté a la cabeza del Departamento para integrarse a él. Como Magíster tenemos una decena de convenios internacionales con importantes Instituciones teatrales del mundo, el Detuch creo que tiene poco en este ámbito. Deberíamos empezar a compartir todos los datos, los vínculos, integrar todas las áreas departamentales. Esa es mi idea que todos nos nutramos  y yo creo que eso es clave, sumar, no pensar que el otro está demás o no interesa lo que hace ni como lo hace.

¿Tiene alguna duda respecto al camino que el departamento debe tomar?

Fíjate que no. En otras oportunidades yo he tenido más dudas acerca de lo que hay que hacer, ahora lo tengo claro y es por eso que a todo el mundo le hablo claro. A las autoridades de la Facultad también les pedí que nos dejaran intentar arreglar los problemas del Detuch. Y si no lo logramos nosotros, si fracasamos, se les entrega todo y que intervengan, que reestructuren completamente esta Institución. Esa es una posibilidad que no hay que descartar, sino queda otra, habría que hacerlo aunque duela. Pero para llegar a eso muchos de nosotros, la mayoría de esta comunidad tendrían que fracasar o rendirse. Yo no soy de esos y mi comunidad creo que menos, por eso estamos aquí de nuevo dando la pelea.

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