Durante dos días seguidos, el Auditorio de la Facultad de Artes, sede Las Encinas, se transformó en el escenario del Coloquio Internacional "Fotografía y Cuerpos Políticos", actividad que en su versión chilena fue dirigida por el profesor Sergio Rojas y organizada al alero del Departamento de Teoría de las Artes de la Universidad de Chile. Cuatro mesas de discusión y dos conferencias conformaron el programa de esta actividad, la que además contempló la exhibición de obras de Jorge Brantmayer, Bernardo Oyarzún y Enrique Zamudio.
El significante fotográfico, El cuerpo reflexionado, La transición política de la memoria y La fotografía como documento social fueron los nombres de las mesas que se realizaron en el marco de esta actividad, a las que se sumaron la conferencia Philosophie politique de l'image du corps, a cargo de Francois Soulages, director del primer Coloquio Internacional "Fotografía y Cuerpos Políticos" -realizado en el año 2006 en la Universidad de París VIII-, y La fotografía en el arte: el índex como recurso político, que presentó el académico del Departamento de Teoría de las Artes, Sergio Rojas.
"Durante el coloquio escuchamos lecturas y propuestas con un muy buen nivel de información y reflexión. Las exposiciones no se concentraban sólo en la fotografía como un género particular de producción o como una disciplina especializada, sino más bien como un dispositivo que genera discursos acerca de lo Real, que hace emerger los órdenes políticos de los cuerpos y de las miradas que los organizan, entre otros", señala Sergio Rojas sobre el nivel de las ponencias que los invitados, chilenos y extranjeros, presentaron en este Coloquio que ha tenido versiones en países como Brasil, Hungría, Canadá, España, Eslovaquia, Argentina y Grecia.
Y agrega: "Diversas disciplinas de la teoría, como por ejemplo la historia, la filosofía, la teoría del arte, la antropología y la teoría social se cruzaron en las exposiciones del coloquio. Pienso que una idea que cruzó transversalmente las lecturas que escuchamos consiste en el cuestionamiento de la mímesis realista e ingenua que se atribuye a la fotografía como documento que 'registra los hechos'. Esto se abordó tanto desde la elaboración de tesis e hipótesis en torno a aspectos estructurales del fenómeno fotográfico como también en el análisis de casos particulares de fotografías".
Profesor, en términos de discurso, ¿cuál cree usted que fue el aporte de los invitados extranjeros?
Se trató, sin duda, de ideas muy interesantes y sugerentes, que provocaron en cada caso un diálogo que deberemos continuar entre nosotros. Francois Soulages, de la Universidad de París VIII, expuso la idea de que lo "fotografiable" del cuerpo consiste en la extrañeza, pero ésta no se refiere a algún tipo de sensación producida por el cuerpo, sino que se trata del hecho mismo de que puedo preguntarme por el cuerpo. Su conferencia se articuló a partir del concepto de cuerpo político, en cuanto que éste no se "registra", sino que se produce. Lo político, señaló Soulages, tiene como rendimiento "hacer que lo arbitrario parezca necesario". A partir del cuestionamiento del dualismo cartesiano Silvia Solas, de la Universidad Nacional de La Plata, desarrolló la pregunta "¿es la fotografía de los cuerpos un documento de los cuerpos reales?". Propuso considerar la alteración de la sensibilidad moderna que se produce cuando la fotografía no opera como información ni ilustración de representaciones previas.
Luis García, de la Universidad Nacional de Córdova, abordó la noción de "montaje" en relación a lo que denominó el tercer momento de la memoria: la memoria de los hijos del horror, mediada por un relato. Expuso la tensión entre arte y no-arte que podemos reconocer en aquellas obras que trabajan con la memoria de los desaparecidos. Entonces la historia del horror ingresa en el proceso de la historia de las imágenes del horror. Javiera Medina, graduada en la Universidad de Chile y actual doctoranda en la Universidad de París VIII, expuso parte de la tesis que hoy desarrolla. Bajo el concepto de "estética de la resistencia" Javiera propuso la pregunta "¿cuál es la mirada que construye 'lo político' de los cuerpos?", orientándose hacia una desmitificación de la memoria-memorial. María Fernanda Troya llevó a cabo una lectura de las fotografías antropológicas que Paul Rivet hizo de indígenas ecuatorianos, y que señaló como parte de una investigación mayor en curso. En esta serie particular de imágenes, la mirada científica sobre el otro queda expuesta y a la vez desbordada en una "tomas" que no se ajustan rigurosamente a las normas del "retrato científico", pues abre un espacio para gestos y perspectivas que subjetivan a los individuos retratados.
Pero, ¿se produjo un diálogo con los exponentes chilenos?
Podría decirse que hubo una "sintonía" en los problemas que se abordaron, lo cual se reflejó, por ejemplo, en el hecho de que las exposiciones correspondían adecuadamente en sus desarrollos teóricos a los títulos de las mesas -con los que habitualmente se intenta "orientar" a los expositores y asistentes-, y también en que los temas y las discusiones generadas en una mesa eran referidos y citados en otras jornadas del mismo coloquio. Las exposiciones de Guillermo Yáñez, Guadalupe Álvarez, Diana Duhalde, Gonzalo Arqueros, Montserrat Rojas, Rita Ferrer y Tania Medalla generaron discusiones transversales, y creo que este coloquio fue la ocasión para constatar que los temas que se están proponiendo aquí inauguran relaciones teóricas y de colaboración institucional que se deben proyectar en el tiempo. Además, este coloquio que se realizó los días martes y miércoles de la semana recién pasada, fue seguido inmediatamente, los días jueves y viernes, por el "V Encuentro de Historia, Estética y Teoría del Arte". Los expositores extranjeros fueron invitados a participar en este encuentro, por lo que se continuaron algunas de las discusiones iniciadas. Cabe mencionar que en el V Encuentro los extranjeros tuvieron oportunidad de conocer el excelente nivel académico de nuestros estudiantes -en proceso de tesis o recientemente graduados- que participaron con ponencias.
¿Qué comentarios recibió de quienes pudieron asistir a esta actividad?
En general se comentó el buen nivel de las presentaciones, pero quisiera destacar particularmente dos aspectos. Primero, el hecho de que el programa del coloquio contemplaba para cada día sólo una mesa en la mañana y otra en la tarde, cerrando en cada caso con una conferencia. Esto permitió que las ponencias se leyeran completas, quedando además el tiempo necesario para discusión y preguntas del público. Todos los expositores celebraron esta modalidad. Otro elemento que considero que fue fundamental para el éxito del coloquio fue la exposición de obras de Jorge Brantmayer, Bernardo Oyarzún y Enrique Zamudio, montadas en el Hall y en la antesala del Auditorio. Obras de excelente nivel y absolutamente pertinentes al tema convocante del coloquio. El trabajo de Enrique Zamudio como coordinador de esta exposición fue una pieza muy importante, especialmente respecto a todo el proceso de montaje de las obras. No puedo dejar de mencionar también el compromiso personal que asumió el Director del Departamento de Teoría, Jaime Cordero, cuidando la enorme cantidad de detalles que implica realizar un evento de esta naturaleza, desde la recepción de nuestros invitados internacionales hasta el proyecto de publicación del coloquio.
En algún momento, usted comentó que en Chile no había suficiente discusión en torno a la fotografía. En ese sentido, ¿cuál cree que es la importancia de realizar una actividad de esta naturaleza, al alero del Dpto. de Teoría de las Artes?
Sí, existen por cierto en nuestro país discursos sobre fotografía, hay también diversos proyectos de investigación que se encuentran en este momento en curso y de los cuales nos hemos enterado precisamente en estos días. Sin embargo, falta generar instancias de discusión, en que se encuentren las diferentes posiciones sobre temas comunes. Por ejemplo, en el coloquio surgió la polémica acerca de la manera en que lo político está presente en el arte de las nuevas generaciones en Chile. Cabe también preguntarse por las transformaciones que reconocemos en nuestras expectativas críticas respecto al arte contemporáneo o, en el caso de la fotografía, si acaso es posible todavía denominar "fotográfico" al arte digital, etc. Creo que falta en general en nuestro medio académico lo que yo denominaría un "hábito de coloquio", en que las diferencias se puedan hacer teóricamente productivas. En este coloquio esas diferencias y discrepancias aparecieron, y espero que las retomemos próximamente.
¿Es factible entonces la realización de una segunda versión?
No tengo ninguna duda de que esta actividad debe tener una continuidad. Todos los expositores, nacionales y extranjeros, concordaron en seguir desarrollando las cuestiones aquí tratadas, especialmente al constatar que entre los académicos latinoamericanos estamos abordando problemas teóricos comunes. Esto no necesariamente significa esperar la segunda versión de "Fotografía y Cuerpos Políticos" en Chile, sino que -al margen de que seguramente habrá una nueva versión en algún momento- debemos generar las instancias que den continuidad a las discusiones teóricas que aquí hemos iniciado. Ahora, en relación al soporte académico institucional que este tipo de actividades requiere, el trabajo de colaboración que realizamos con Enrique Zamudio es para mí un antecedente importante acerca de los resultados que se alcanzan trabajando en conjunto académicos de distintos Departamentos. Aquí los procedimientos administrativos se deben poner al servicio de los intereses teóricos comunes y la buena voluntad. Además en un futuro próximo estas actividades tendrán que ser parte del funcionamiento normal del Doctorado en Historia del Arte en cuyo proyecto trabajo actualmente. En lo inmediato, ya estamos comenzando a trabajar en la publicación de las ponencias y conferencias que fueron presentadas en el Coloquio.