Miércoles 4 de noviembre a las 19:30 horas

Celista Roberto González presenta obras de Brahms, Beethoven y Fernando García

Roberto González presenta obras de Brahms, Beethoven y Fernando García

Un emotivo reencuentro entre el celista Roberto González y el público de la Sala Isidora Zegers será el que se vivirá este miércoles 4 de noviembre a partir de las 19:30 horas. Cerca de un año ha pasado desde su última presentación en vivo -en la que fue acompañado por la pianista Verónica Torres- y, como él mismo confiesa, la ansiedad, el nerviosismo y las energías se vuelven a sentir con fuerza ante esta nueva oportunidad. La edad y los problemas de salud, como la tendinitis al hombro que sufrió hace un par de años, han provocado que su cantidad de presentaciones decayera en el último tiempo. Pero como el mismo Roberto González afirma, "un músico nunca se retira".

"Volver a presentarse después de tanto tiempo es como si la vida me volviera con toda su fuerza", declara un carismático Roberto González, "pero también hay harta preocupación. Los nervios se comienzan a sentir y uno tiene que estar atento y preparado para que no lo traicionen". Explica que, si bien con los años de carrera ha aprendido a mitigar el nerviosismo que se siente frente a una presentación en público, asegura que nunca se logra dominar del todo. "Al final eso también es parte del ser músico", agrega.

Para su retorno a la Sala Isidora Zegers las obras escogidas son "Sonata para cello y piano No. 4 en Sol Mayor op. 102 No. 1" de Ludwig van Beethoven, "Tres trazos sonoros" del compositor nacional Fernando García y "Sonata para cello y piano No. 2 en Fa Mayor op. 99" de Johannes Brahms. La razón del repertorio, según el propio celista, es más que nada un profundo gusto personal. "Básicamente todas estas obras son parte de mis favoritas, me encantan", asegura con sencillez.

En la interpretación lo acompañará el joven pianista y director de la Orquesta ISUCH, Miguel Ángel Castro, quien además fue fundamental para que Roberto González se vuelva a presentar en público. "Miguel Ángel siempre acompaña a mis alumnos en sus conciertos y lo hace muy bien. Además, hace un tiempo, luego de la presentación que hice con Verónica Torres, me propuso que tocáramos juntos y la verdad es que yo encantado", confiesa el maestro González. Agrega que desde hace años tenía ganas de presentarse junto a algún alumno, "como parte de la formación de uno como músico; acá los dos ponemos de lo nuestro y también aprendemos del otro, es como una alimentación mutua: Miguel Ángel pone su juventud y yo pongo mi experiencia".

La música: alimento espiritual

Desde siempre la música estuvo en la vida de Roberto González. Su padre, un doctor aficionado al violín, y su madre, aficionada al piano, constantemente organizaban reuniones en su casa con otros músicos -profesionales y también aficionados- para disfrutar de las obras clásicas en la intimidad del hogar. En medio de estas sesiones no faltó nunca un violoncelo, instrumento que desde los tres años cautivó a Roberto González, según le contaba su madre.

Comenzó a estudiar música a los 11 años, pero no fue sino hasta los 22 que se decidió a seguir adelante con una carrera profesional como intérprete en violoncelo. Según cuenta el maestro González, fue un momento difícil, en el cual su padre le recriminaba su decisión. "Que me iba a morir de hambre me decía mi padre, y yo le respondía que me moriría de hambre pero feliz", declara y agrega: "la música es como un alimento espiritual".

En adelante vendría una carrera donde destaca su participación en el grupo fundacional de la Orquesta Filarmónica, giras al extranjero y su paso por la Orquesta de Cámara de la Universidad Católia y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Chile, además de una importante e intensa labor como docente. En 2005 fue homenajeado por la Orquesta Sinfónica de Chile junto al gran compositor nacional Juan Orrego Salas.

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