Directora de "Noches Blancas":

Verónica Tapia: "Me gusta que la gente entre a mundos nuevos y sueñe con ellos"

Verónica Tapia: "Me gusta que la gente entre a mundos nuevos"

De amor, soledad y sueños habla "Noches Blancas", montaje que por estos días se presenta en la sala Agustín Siré del Departamento de Teatro. Cuarto proyecto del grupo teatral La Otra Compañía, "Noches Blancas" reúne sobre el escenario a las actrices Sonia Mena y Catherine Mazoyer, madre e hija en la vida real, quienes nunca antes habían actuado juntas en teatro.

Ganador de un Fondart 2008, este proyecto dirigido por Verónica Tapia y Rocío Troc propone una confluencia entre el texto dramático original y una puesta en escena minimalista, en donde la exploración en la psicología humana es complementada con una sobria escenografía apoyada por creaciones audiovisuales compuestas específicamente para este montaje. De este modo, un puente y una mecedora es todo lo que se necesita para sumergir al espectador en el mundo relatado por Dostoievski, y es que tal como señala Verónica Tapia, este montaje se sostiene a través de la solidez actoral y la belleza de su texto dramático.

En sus últimas dos semanas, "Noches Blancas" tendrá funciones hasta el 5 de septiembre los días jueves, viernes y sábado a las 20 hrs., en el mismo momento en que su co-directora, Rocío Troc, se apresta a comenzar un nuevo desafío en Bélgica, país al que partió con el objetivo de realizar un master durante los próximos dos años.

¿Cómo surgió este proyecto?

Este proyecto surgió de la diseñadora de la compañía, que es Rocío. Hacía mucho tiempo que ella había leído la obra, se había fascinado con ella y quería llevarla a teatro en una versión con muñecos. Conversándolo llegamos a la decisión de que era mejor que lo hiciéramos con actores, que fuera el nuevo proyecto de la compañía y así nos fuimos encantando y enamorando del proyecto entre todos, pero ella fue la que partió con la idea.

Según tu opinión, ¿qué es lo más destacable de la obra?

El texto y las actuaciones. Además, "Noches Blancas" es un texto universal.

Pero montar a Dostoievski es también un gran desafío. ¿Cómo lo enfrentaron?

Yo creo que tratamos de bajarle un poco el perfil, porque tomar a Dostoievski parecía como algo muy grande, pero investigando sobre su historia nos dimos cuenta de que esta novela corresponde a una etapa adolescente, por lo que no son los grandes textos, entonces era como entrar por la puerta más chica a abarcar a este gran escritor. También adaptamos dramatúrgicamente el texto, lo que fue bien complejo porque se trataba de una novela.

Aún así mantuvieron el lenguaje original, lo que en cierta medida lo hace más complejo también...

Sí, pero también nos gusta eso, que la gente pueda entrar a un mundo distinto, no chilenizarlo, sino que vengan y conozcan este mundo nuevo, que tenga un poco de lo ruso, un poco de Dostoievski, de su lenguaje.

¿Por qué decidieron hacerlo así?

Porque me gusta contar historias, y me gusta que la gente entre a mundos nuevos y sueñe con ellos. "Noches blancas" no tiene la contingencia política que tienen otros textos, es una historia bien sencilla y compleja a la vez: habla de grandes temas universales, la soledad, el amor, la comunicación o la incomunicación de estos seres que tratan de entrar en el corazón de otros.

Para tí, una de las cosas más destacables de este montaje es la actuación

Sí, porque la obra plantea una forma de ver el realismo hoy. No es que estemos en la búsqueda de un lenguaje, sino que nos fuimos abocando a las relaciones entre los personajes. Siento que eso está logrado, porque la gente empatiza con los personajes: los quiere o no, espera que llegue o prefieren que no llegue nunca el hombre a quien espera Anna. Yo siento que esta obra se sostiene con las actuaciones, que podría no haber nada: no haber proyecciones, no haber música. El texto es bello en sí y creo que los intérpretes logran un muy buen nivel.

Esta ya es la segunda temporada de "Noches blancas". ¿Sientes que ha evolucionado la obra?

Cada función es distinta a la otra, y es que precisamente la gracia del teatro es que está vivo. Uno encuentra cosas distintas, los actores dicen un texto de otra manera, o yo estando en la música también a veces pienso que tiene que entrar en otra parte, porque uno la va viendo siempre como por primera vez. Tenemos un actor distinto también con respecto a la primera temporada, y es el protagonista, quien hace de Iván. Ambos son dos muy buenos actores, pero también muy distintos entre sí, entonces las relaciones con el resto del elenco cambian también. Uno empieza a ver otra obra, igual de bella, no es que una sea mejor que la otra, sino que son distintas.

¿Cómo has sentido la recepción del público?

A la gente le gusta mucho porque la entiende, porque puede seguir la historia, porque muchos se sienten identificados. Las reacciones del público son bien bonitas, y cuando están pasando las cosas uno siente que se ríen, que reaccionan a lo que va pasando. Yo creo que la gente va tomando distintos planos: hay gente que se queda más con lo teatral, con el lenguaje, otros solo con la historia de amor, o con la historia que se cuenta desde la soledad de los personajes. Creo que la obra se puede leer desde distintos planos y eso hace que pueda verla cualquier persona. No tienes que saber de teatro para venir a ver esta obra. En ese sentido, siento que no es elitista.

¿Ese es un objetivo de La Otra Compañía?

Sí, totalmente. De hecho la obra anterior era callejera. Para mí el hecho de que las historias se entiendan y uno pueda empatizar con ellas es una de las cosas más importantes al momento de hacer teatro.

¿Por qué decidieron poner a madre e hija juntas en el escenario?

Porque nunca habían actuado juntas, necesitábamos a una señora y Sonia Mena podía caber perfectamente en el personaje. Hacía mucho tiempo que ella no hacía teatro y es una muy buena actriz, entonces también creíamos que eso era injusto y que nosotros podíamos revertir esa situación. Ha sido un agrado trabajar con ella, trabajar con las dos, aunque están muy poquito en escena juntas, pero ha sido bonito y yo creo que también para ellas ha sido una gran experiencia el reconocerse y ser compañeras sobre el escenario, además de ser madre e hija.

¿Por qué quisieron incluir proyecciones en el montaje?

Porque hay tres mundos en esta obra: está el mundo presente, que es el puente donde se conocen Anna e Iván y donde ellos dos cuentan sus historias, aunque Iván dice que no tiene una historia sino que cuenta quién es. En la novela Iván tiene un mundo mágico, onírico, que está muy presente en el texto, en cambio Anna es mucho más terrenal. Ella cuenta su historia, sus anécdotas, ella cuenta lo que le pasó, en cambio él no, él reflexiona sobre su vida, entonces desde ahí quise que los tres mundos estuvieran muy marcados: el puente, la mente de Iván, que son las proyecciones, y la historia de ella que es con actores reales, porque es más concreta. Desde ahí nace la necesidad de tener proyecciones, para poder entrar en la cabeza de Iván.

Si tuvieras que invitar al público a ver "Noches Blancas", ¿que dirías sobre esta obra?

Que es una obra muy bella, un mundo mágico, que van a venir a entretenerse, van a entender la obra, van a querer a los personajes y van a pasar un momento grato. Uno pasa por distintas emociones y vive la historia: yo creo que la obra logra eso, revivir esta historia.

Tu nombre con el de Rocío Troc aparecen juntos en la dirección de esta obra. ¿A qué responde eso?

Siempre hemos trabajado muy juntas. Yo siento que lo que puedo crear en mi cabeza ella lo materializa y eso es maravilloso. Siento que creamos una alianza entre las dos y no sé si podría repetirla con otra persona. Ojalá que sí, mientras pasen estos dos años. Además, conversando con Rocío, ella sentía que a veces el diseñador quedaba un poco de lado, y ella es muy, muy importante dentro de nuestro montaje. Fue entonces cuando decidimos hacer una co-dirección, por lo que ella estaba presente siempre en los ensayos, aportaba todo el tiempo, y además ella fue la que empezó con el proyecto. Trabajamos muy unidas, yo no le mando a hacer los diseños, sino que creamos un mundo entre las dos.

Es cierto que en general en Chile la figura del diseñador es relegada a un segundo plano...

Y es importantísimo! Para nosotros es muy importante. Yo no sé si podría lograr lo que he logrado sin ella al lado, sin la materialidad, por decirlo de alguna manera. Ella arma el mundo, y yo puedo jugar con los personajes en ese mundo, entonces trabajamos muy unidas. La voy a extrañar harto ahora que se va.

¿Qué planes tienen a futuro como compañía?

Tenemos nuevos proyectos. Nuestro próximo montaje es una obra de un cubano que se llama "La noche de los asesinos". Esa obra implica un giro, porque es algo completamente distinto a lo que es "Noches Blancas". Es más política, más contingente, y la vamos a traer al Chile de hoy. La va a dirigir Braulio, que es el protagonista de esta obra, va a ser un cambio radical y creemos que es bueno también para la compañía ir aprendiendo distintas cosas.

Aún así y a pesar que las obras sean distintas entre sí, con  Rocío hemos ido descubriendo que tenemos un sello a nivel de diseño y de dirección, por lo que las obras son primas, por decirlo de alguna manera. Aunque sean temáticas distintas, estéticas distintas y lenguajes distintos, todas tienen un sello de la compañía, y siento que tal vez va a pasar lo mismo con la próxima obra, que será un gran desafío. Yo tengo muchas ganas de empezar a trabajar en ello. 

Últimas noticias