A partir del miércoles 10:

"2010" vuelve a los escenarios con cuatro únicas funciones

"2010" vuelve a los escenarios con cuatro únicas funciones

Sólo cuatro funciones tendrá la temporada de reestreno de "2010", obra de danza contemporánea dirigida por Carolina Cifras que fue nominada a los Premios Altazor 2009. Profesora del ramo Técnica Contemporánea en el Departamento de Danza de la Facultad de Artes, Carolina Cifras forma parte del contingente de seis nuevos docentes que se integraron a dicha unidad académica a comienzos del año 2008. Con una basta experiencia en Europa como intérprete en el Centro Coreográfico Nacional de Nantes, en "2010" dio a conocer su talento como coreógrafa, y es que además de haber sido nominada a los Altazor, esta obra fue acreedora de un Fondart en el año 2007.

Estrenada en octubre de 2008, los próximos días miércoles 10, jueves 11, viernes 12 y sábado 13 de junio de 2009 podrá apreciarse nuevamente esta obra en la que además  forman parte Francisca Morand, también profesora del Departamento de Danza e intérprete en "2010", y Catalina Devia, docente del Departamento de Teatro que estuvo a cargo del diseño integral.

"Pienso en una imagen vista al pasar: el cuerpo de un hombre sentado en un banco, en una plaza, que se abandona en un pensamiento infinito. Sus ojos hablan de un viaje inmóvil hacia otro lugar", escribió en alguna oportunidad Carolina Cifras sobre una obra que efectivamente surgió de una imagen. Tal como ella señala, "más que de un tema concreto, "2010" partió de una imagen. Cuado yo volví a Chile después de haber vivido diez años en el extranjero, fui a la Plaza de Armas y fue muy fuerte para mí ver que a pesar de que era un lugar público, de encuentro, había como un vacío, una ausencia de las personas. Esa imagen me quedó dando vueltas, de estos cuerpos instalados pero expresaban la sensación de un viaje".

Tras esa imagen fugaz, una de las ideas fundamentales que dan origen a "2010" es la del ensueño, esa actividad donde convergen libremente imaginación, experiencia y deseo, y en donde, directa o indirectamente, se puede leer una imagen sobre sí, una construcción de lo que somos o nos gustaría ser. "Después de seguir pensando sobre esa imagen, llegué al concepto de ensueño. Busqué en la literatura y en la teoría, y especialmente Bachelard plantea que el ensueño es una actividad de reposo, de bienestar del ser humano. Yo quise poner el ensueño no como una actividad de placer, sino como una actividad que el ser humano utiliza como una estrategia para poder darle más sentido a un presente. En el ensueño hay algo en donde la persona se va y viaja, piensa, desea, se imagina cosas, es casi como trasladarse al lugar que uno desearía estar", afirma Carolina.

Tal como indica la coreógrafa y directora de esta obra, junto con la temática llevada a escena, la idea que da origen a "2010" tiene relación con el quehacer disciplinar: "Para mí el tema es como una excusa, entre comillas, para poder reflexionar sobre lo que más me interesa, que es la disciplina misma: el quehacer de la danza, coreográficamente hablando". Desde la perspectiva formal, este trabajo investiga en la composición de imágenes a partir de la presencia del cuerpo de los intérpretes. En ese sentido, "la danza como lenguaje se desplaza desde el lugar del virtuosismo hacia la posibilidad de reconocimiento del cuerpo en escena, su relación con el espacio, con los otros intérpretes y la experiencia con el espectador".

Durante muchos años Carolina realizó un activo trabajo como intérprete en el Centro Coreográfico Nacional de Nantes, Francia, experiencia que de algún modo rescató en la creación de esta obra. "Ser intérprete es algo bastante activo, hay que proponer y hacer reflexiones sobre la creación, entonces mi manera de dirigir a los tres integrantes en 2010 está bastante influenciada por mi trabajo interpretativo en el Centro Coreográfico", señala esta creadora que a pesar de haber reconocido su intención de trabajar con gestos más crudos, más brutos y más torpes, indagando en los conceptos motores de la obra desde lo cotidiano hacia la abstracción, lejos de la tecnicidad, se apresura en aclarar: "Yo no pretendo romper con nada. Creo que en el arte ya está todo hecho y en el fondo lo que uno hace es una reflexión sobre los lenguajes y las prácticas. La obra es un ejercicio creativo. No hay que olvidar que el crear es un ejercicio".

Para Francisca Morand, bailarina, docente del Departamento de Danza de la Facultad de Artes e intérprete de "2010", en esta obra están presentes "cuerpos que están en el accionar pero que no están mentalmente en su cuerpo, sino que están pensando en un futuro, en una ilusión, en las cosas que quieren tener y que no están presentes. Es como una disociación entre la mente y el cuerpo. La búsqueda creativa que se realizó tuvo por objetivo dar una expresión física de ese estado, entonces se ven movimientos que nunca se terminan y secuencias que siempre se ven interrumpidas porque se trabajó con el tópico de la irrupción, como algo que se empieza a desarrollar y siempre se interrumpe, y es que siempre ocurre que uno tiene proyectos pero hay algo que no sale bien, siempre hay un tropiezo".

El trabajo de diseño llevado a cabo por Catalina Devia concretizó en los tres bailarines de "2010" tres personajes, tomando prestada de esa forma una noción propia del lenguaje teatral, y es que como ella señala, "enfrento el diseño de danza de la misma forma que me enfrento al teatro. El ejercicio de composición y color  sigue siendo el mismo, y la gran diferencia radica en la ausencia de texto y que el paso de una escena a otra esta guiado por pies musicales o de movimiento". La docente del Departamento de Teatro agrega sobre este trabajo: "En esta creación en particular, el vestuario es el que genera el nexo con lo concreto. La elección en esta oportunidad fue por tomar personas que caminan en la Plaza de Armas y copiarlas tal cual, un joven de jeans y zapatillas blancas y vistosas, una mujer con zapatillas de resortes y una secretaria con cartera saliendo del trabajo". Su compañera de elenco, Francisca Morand, agrega: "A pesar de que estos tres personajes habitan un territorio común, nunca parecen conectarse". El anclaje con la realidad a través de la visualidad propuesta nos sitúa en la contemplación de nuestra cotidianidad, que afectada por el desencanto huye en alas del ensueño.

"En la danza contemporánea la manera en que va se van uniendo los significados no es lineal, pues la manera en que se piensa la construcción es distinta a como ocurre en el teatro. Es bastante libre en ese sentido, por lo que hay que dejarse llevar por lo que los cuerpos te van hablando", acota Morand, para quien uno de los mayores atractivos de esta obra es su "simplicidad emotiva, es directa en lo que expresa y es al mismo tiempo muy poética". En ese contexto, la clave para el espectador es entregarse a la contemplación, pues como señala Carolina Cifras, desde ese punto de vista lo ideal sería que el espectador "más que tratar de analizar la obra, la perciba. Hay que abrir la percepción a lo que está frente a mí. Hay que recibirla y luego analizarla, pero ese recibir para mí pasa por la percepción. El pensamiento posterior surge a partir de la percepción".

Últimas noticias