Coloquio:

Miguel Ruiz Stull desentraña el vitalismo del "cuerpo sin órganos"

Miguel Ruiz Stull desentraña el vitalismo del "cuerpo sin órganos"

La visión de un "cuerpo sin órganos" (CsO) fue acuñada originalmente por el poeta y dramaturgo francés Antonin Artaud, y luego fue tomada por Deleuze para indagar filosóficamente en sus implicancias desde la redacción de su libro "Lógica del sentido" (1969). "Si el CsO es una involución creadora por definición de su proceso, no es sino porque su puesta en marcha significa y se efectúa en una constante y radical lucha que implica cada vez el desmontaje o desmembramiento de la idea de organismo".

Así lo sugiere Miguel Ruiz Stull en el resumen de la ponencia "La fórmula del cuerpo sin órganos. Una aproximación bergsoniana a sus condiciones de enunciación", que expondrá en un coloquio abierto a todo público el viernes 3 de octubre a las 18:00 hrs. en la sala Adolfo Couve de la sede Las Encinas de la Facultad de Artes (Las Encinas 3370).

Para Ruiz, la involución que plantea este concepto de un "cuerpo sin órganos" se ligaría a la filosofía vitalista de Bergson, que reivindica la intuición y la experiencia vital como medio directo de conocer la realidad profunda, en desmedro de la razón que, por lo demás, todo lo organiza.

¿Cómo surge tu interés de trabajar el concepto de "cuerpo sin órganos"?

Básicamente surge de mi lectura de Deleuze, que posee un grado relevante en mi trabajo de tesis doctoral en torno a Bergson. La noción en cuestión ya aparece en Lógica del sentido, pero cobra mayor importancia para el discurso de Deleuze desde la redacción del Anti-Edipo. Durante el desarrollo de mi presentación intentaré dar cuenta de su operación en Mil mesetas, específicamente, porque lo que me interesa es revisar una posible conexión con la propuesta de Bergson del élan vital, ya que en una de las formas de enunciar la operación del cuerpo sin órganos es caracterizada como una involución creadora. Creo que esa forma de denominación hace evidente la conexión entre uno y otro pensamiento. La idea es hacer explícita esta relación y dar cuenta de las notas generales de la transformación de uno y otro proyecto filosófico.

¿Cuál es la concepción de vida que está a la base de la formulación de este concepto, de la metáfora de un cuerpo sin órganos?

Primero, creo que, al menos desde Deleuze, e incluso desde Artaud de donde proviene originalmente esta expresión, no es posible nombrar al cuerpo sin órganos como una metáfora, no sólo por esa especie de aversión que Deleuze tiene por esa figura que cobró gran importancia para el discurso filosófico, que siempre remite su operación fundamentalmente a la semejanza de un término con el otro, sino también por la función que cumple esa fórmula en la idea que se propone desplegar el propio Deleuze, establecer una especie de reverberación en la línea sintáctica del argumento: a Deleuze siempre le interesó más este tipo de oscilaciones y desvíos de la sintaxis que el rendimiento morfológico, etimológico que pueden afectar a una u otra palabra. Respecto de la concepción de vida de Deleuze, es algo que siempre he creído que atraviesa todo su pensamiento bajo distintas articulaciones desde sus textos referidos a autores, principalmente, Spinoza y Nietzsche reflejados en lo que se piensa por potencia, y claro, ciertamente Bergson en este curso posee una relevancia mayor; pero también se podría traducir esta particular concepción en lo que Deleuze dice acerca del acontecimiento, de los procesos de individuación por diferenciación o de lo que dice acerca de la inmanencia. Bueno, el último texto que escribió estando "en vida", un texto extraordinario que creo hay que leer como una especie de proyecto, se titula de modo muy sugerente, Inmanencia: una vida.

¿Podrías explicar brevemente cuál es la crítica que hace Deleuze a la idea de organismo y cómo ves que se vincula a la filosofía vitalista de Bergson?

El cuerpo sin órganos lo que trata de efectuar es una especie de emancipación de los procesos que acreditan la vida de toda determinación que sea trascendente a su propia puesta en marcha o simple proceso. La vida en este sentido no es simplemente pensada del cumplimiento de ciertos fines y funciones que recoge la idea de organismo en general. El cuerpo sin órganos significa básicamente deshacer cada vez el concepto de organismo, de modo que la vida pueda aparecer como un proceso inmanente a sus propios procesos de configuración y despliegue, i.e., liberarla de toda trascendencia que la determine y de cualquier fin que preexista a su propio desarrollo. Tras esto, creo que es evidente una relación con Bergson, más allá si ese pensamiento puede ser sintetizado bajo la etiqueta de vitalismo, en la medida en que Deleuze constantemente refiere no sólo explícitamente a sus conceptos, sino que sigue muy de cerca y desarrollando de modo innovador el método de Bergson de la intuición, sacando cada vez más consecuencias y extensiones productivas en su operación.

¿Por qué crees que un cuerpo sin órganos podría ser más vital?

No sé si la cosa se podría juzgar en una lógica del más y el menos, la cual sólo puede plantear diferencia de grado y de cantidad. Creo que el problema que plantea el cuerpo sin órganos en relación a la vida es una diferencia de naturaleza, esto es, intentar concebir a la vida desde su forma de operar, del emplazamiento de sus procesos y la constancia de sus transformaciones, y no así evaluarla desde sus resultados y concreciones desde los cual siempre se filtra algo de teleología, que es justamente lo que intenta colocar en quiebra la operación del cuerpo sin órganos, es por esto que creo que conviene llamar a esta operación bajo la expresión de fórmula, reservar un mínimo de forma para atender a las transformaciones que definen el aspecto de lo viviente, su devenir a fin de cuentas.

La metáfora proviene de Artaud. ¿Crees que la filosofía es un complemento del arte? ¿Cómo ves esa relación hoy?

Creo que lo de la metáfora ya lo he respondido: a Deleuze siempre le interesó los procesos de transformación sintáctica, en una palabra el estilo. Las relaciones entre filosofía y arte, creo, siempre han sido y serán muy complejas, sobre todo si hay por parte de una u otra actividad un ánimo de vigilancia, fiscalización o determinación. Creo más bien que la tarea de una y otra disciplina, ambas poseen ciertamente una forma de operar bien determinada y autónoma, es plantear problemas, y en esa medida se puede abrir un espacio donde el arte ofrezca problemas a la filosofía que abran nuevas formas de crear conceptos con sus obras y a su vez que el discurso filosófico sirva de materia para emplazar nuevas formas de producción que permitan pensar sus condiciones, que puedan estimular la creación artística. Creo que la lógica de esta relación no es tanto la del complemento, ni la amistad, ni menos divergencia y discusión, una lógica del mutuo desafío podría ser más estimulante como forma de relación entre filosofía y arte.

Finalmente, ¿tiene sentido reivindicar una visión crítica de la razón a través de la razón misma?

Hay un tono medio kantiano, creo, en tu pregunta. No sé si es muy productivo para la filosofía en la actualidad crear la escenografía y candilejas de otro tribunal, de hecho creo que hoy la potestad del juicio se ha traslado a otros sectores de la academia. De pronto una manera sugerente, pero sólo eso, sugerente de plantear nuevamente el problema para y en filosofía sea tomar medio en serio medio en broma aquello que Deleuze toma otra vez de Artaud como una especie de consigna: acabar de una vez por todas con el juicio. Deleuze, tomando muy seriamente esto, sostiene que todo juicio siempre pretende impedir la emergencia de nuevas formas de existencia; creo que la puesta en consistencia de estas nuevas formas y creaciones es algo que convoca, finalmente, tanto a la tarea del arte como del discurso filosófico en lo actual.

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