Fallecido el viernes 12 de septiembre:

Académicos y funcionarios de Artes Visuales despiden a Pepe Carvajal

Académicos y funcionarios de Artes Visuales despiden a Pepe Carvajal

Nadie sabe con exactitud hace cuánto tiempo había jubilado José Elías Carvajal Chantre, ex funcionario de la Facultad de Artes que falleció el viernes 12 de septiembre, ni tampoco el año en que llegó a trabajar a la Facultad de Bellas Artes, ubicada en ese entonces en el Parque Forestal. Sin embargo este lunes 15 de septiembre, cuando los académicos y funcionarios del Departamento de Artes Visuales se enteraron de que había fallecido, los recuerdos y anécdotas vinculadas a este hombre de bigotes frondosos afloraron por montones.

"Era una verdadera institución, un hombre con una voluntad de oro para solucionar los problemas que uno tuviera. Si uno le pedía las cosas más curiosas, luego las tenía aunque desvistiera un santo para vestir otro", recuerda el académico del Departamento de Artes Visuales, Byron Boyd, quien lo conoció cuando llegó a estudiar a la Facultad de Bellas Artes a inicios de la década de los 70. Y agrega: "Una de las míticas que lo rodeaban era la bodega que tenía porque uno le podía pedir cualquier cosa y él llegaba con esas cosas. Entonces, todos suponían que tenía una especie de cueva de Alí Babá donde estaban todas estas riquezas".

Y es que José Carvajal, también conocido como Pepe, Carva o Carvita, se había ganado otro apodo, el decano chico, porque solucionaba todos los problemas que aparecían. "Cuando don Matías Vial fue decano le pusieron así porque sabía todo de esta escuela. Además era un tipo muy culto y cuando llegaba El Mercurio, él leía las páginas de Artes y Letras y luego transmitía toda la información. Ahí quedó como decano chico", explica Nelson González, funcionario de la sede Las Encinas de la Facultad de Artes.

De esta forma, el decano chico no sólo se informaba de lo que sucedía en el ámbito cultural, además sabía todo lo que pasaba en esta escuela y conocía a casi todos los estudiantes. Se paraba en la puerta, y a medida que iban entrando, los nombraba por su nombre, al igual que a los profesores, a quienes los recibía y tergiversaba sus apellidos. "Había un profesor de la carrera de publicidad gráfica que se llamaba Jorge Canales y cuando él llegaba, porque anunciaba a las personas cuando llegaban acá como esos señores con bastones, decía: llegó el profesor George Canals, profesor de publication", señala Byron Boyd, quien tampoco se salvó de sus bromas.

Era tal su memoria, que "cualquier cosa que dejaban los alumnos en los mesones, como pinceles o lápices, él los guardaba y después los entregaba porque sabía perfectamente de quién eran", agrega el también académico del Departamento de Artes Visuales, Eduardo Garreud, quien guarda entre sus recuerdos una anécdota que, hasta el día de hoy, lo hace reír.

"Con algunos profesores compramos en el matadero cabezas de vaca y de chancho para usar de modelos. Le pagamos a Carvajal para las dejara en hueso y él se pasó un fin de semana en ello. Metió las cabezas en 20 litros de ácido muriático en unos tambores que sacó de textil. Las revolvía como si fueran una cazuela y ahí las dejó. Llegamos el lunes y Carvajal las tenía puestas una al lado de otra secándose al sol. Estaban blancas, perfectas. Las pusimos en la mesa y no hicimos más que separarlas un poco y se desplomaron. Había quemado hasta el hueso. Se hicieron polvo", cuenta entre risas Eduardo Garreud.

Hasta su apariencia era especial. Como recuerda Byron Boyd, "una de sus características es que tenía grandes bigotes y andaba siempre con los lentes con una pata quebrada, siempre subiéndoselos. Pero si venía alguna autoridad, él aparecía con una corbata súper colorinche, pero con una corbata al fin. Y los recibía en la puerta y los llevaba para la sala, la oficina o donde fuera. Incluso, cuando llegaban los alumnos de primer año, los recibía en la puerta y les indicaba a dónde tenían que ir. Eso se ha perdido", y añade: "Él entraba a una sala cuando no estaba el profesor y decía, a ti te va a ir mal, ese trabajo no le gusta al profesor, con ese así como está no pasas del cinco. Y tenía razón".

José Carvajal tenía tan buena relación con los académicos, que incluso posó para Jaime León, quien lo retrató sobre una mesa, tendido y tapado con una sábana. "Siempre hubo un mito sobre la pinacoteca que tendría que tener Carvajal porque muchos profesores, pintores y alumnos le regalaron pinturas. Yo no sé dónde está ese patrimonio o si lo mantiene, pero fue harta gente la que le regaló obras", agrega Byron Boyd.

Nelson González, quien fue el pasado sábado al hogar de José Carvajal señala que "nunca vi a un personaje tan querido como Carvajal. Había coronas de municipios, concejales, clubes deportivos, juntas de vecinos. Estaba invadido de coronas. Era un muy buen funcionario, llegaba aquí a las 6 de la mañana y tenía la escuela impecable todos los días. Y se iba como a las 9, y eso que vivía cerca del aeropuerto".

José Carvajal falleció el viernes 12 de septiembre y sus funerales se realizaron el lunes 15. Byron Boyd lo recuerda como "una institución dentro de otra, pero de esas instituciones que todos anhelamos. A mí me dolió mucho su muerte, no en el momento en que me avisaron porque uno entiende que las personas que son un poco mayor deben transitar, pero el fin de semana pasado estuve pensando bastante en él y me dio pena porque lo asoció con parte de mi vida. Hay una parte de uno que está involucrada con su historia". Al respecto, Eduardo Garreud concluye: "Como esa era una época de restricciones y con mucha tensión, Pepe Carvajal te hacía olvidar los momentos aciagos. Era un tipo con mucho sentido del humor y una persona de primera".

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