Este jueves 17 de abril:

Enrique Matthey: "Lo importante es que siempre exista una obra en la que esté trabajando"

Enrique Matthey en Seminario de los Jueves

"Siempre he pensado que es fundamental que los estudiantes conozcan lo que hacen los artistas y, en especial, los artistas que les enseñan, porque uno está transmitiendo una experiencia desde una determinada y sostenida práctica, y les exige a ellos lo que ya ha experimentado en su taller y en los rigores de la escena", explica Enrique Matthey, académico de la Facultad de Artes y el primer artista invitado para dar inicio al Seminario de los Jueves.

Y es que durante este semestre, la actividad organizada por el Departamento de Teoría de las Artes girará en torno a artistas visuales nacionales, quines visitarán las dependencias de la sede Las Encinas de la Facultad de Artes para conversar con académicos, estudiantes y público en general sobre su obra. Es por ello que tras la invitación hecha por Rodrigo Zúñiga, Enrique Matthey aceptó ser quien diera inicio, este 17 de abril, a partir de las 14:30 horas, a la iniciativa que ya lleva casi dos años realizándose en la sala 2 del Dpto. de Teoría de las Artes.

"Me parece importante, interesante y también entretenido, intercambiar con académicos respetables y con estudiantes de artes una experiencia que, en este caso, puede servir para estrechar vínculos entre instancias que por naturaleza debieran estar en permanente contacto y retroalimentándose", señala el artista y académico del Departamento de Artes Visuales, Enrique Matthey.

Profesor, ¿por qué considera importante que los estudiantes conozcan sobre su trabajo de primera fuente?

Recuerdo cuando fui estudiante y me tocó conocer la obra de mis profesores en las exposiciones que ellos hacían. Creo que eso constituyó para mí un gran estímulo, en especial cuando algunos me invitaron a sus talleres y se dirigían a mí en largas conversaciones mientras se desplazaban delante de sus trabajos. Para un estudiante de arte, el contacto directo con la obra de quien es su profesor le permite conocer vivamente los pormenores de los procedimientos, de la cocinería, del discurso y de cuáles son los requerimientos del contexto, lo que le ofrece herramientas para enfrentar una realidad que se viene y que es muy incierta e inestable. Por otra parte, es deber de un estudiante de arte informarse de lo que son los intereses y demandas de las artes visuales contemporáneas, y estar atento a cuál es efectivamente el ámbito dentro del que se mueve su profesor, que al ser académico de la Universidad de Chile debiera cumplir con un perfil de excelencia, respaldado por una obra consistente, permanente, arriesgada, compleja y acreditada. De ese modo, el estudiante podrá tener nociones de campo que le permitan identificar con mayor precisión la pertinencia de los conocimientos que le son transmitidos respecto de la disciplina y de encontrar la forma más adecuada para concretar sus intereses autorales.

En ese sentido ¿qué caracteriza su obra artística tanto en forma como en fondo?

Mi obra, que procede desde la pintura, ha ido derivando hacia otros medios de concreción visual, como el de las intervenciones e instalaciones. Sin embargo, me parece que existe un conjunto de factores en ella que han estado presentes desde el comienzo, tal vez con la diferencia de que hoy no me apego a un libreto tan rígido, como era antes, y me doy la libertad de improvisar, entre comillas, al más puro estilo de las "jam session" del Jazz. Y digo improvisar entre comillas porque siempre existen factores aglutinantes, una estructura que permite que cada uno de los proyectos que realizo esté bajo el techo del rango de lo que son mis intereses: es decir, la tradición, la solemnidad, la pompa, la iteración, el contraste, la simulación, entre otros.

¿Hay una línea temática que atraviese su obra?

Diría que no existe línea temática, sino problemas que están representados por los intereses mencionados en la respuesta anterior.

En el sitio portal del arte se señala sobre su obra: "El propósito del artista es hacer comprender al público que mientras se asombra con esas escenas de violencia -que aunque poseen mucho realismo en su ejecución, son ficticias- verdaderos horrores están ocurriendo en el mundo en ese mismo momento". ¿Está de acuerdo con eso?

No recuerdo haber leído esa afirmación que imagino está asociada a la producción de pintura que realicé durante la década de los 80. Al respecto pienso que nadie es tan omnipotente como para atribuirse el don de hacer comprender al público alguna cosa, menos cuando uno atraviesa por la vida dando palos de ciego, tratando de formular algo que lo deje mínimamente satisfecho. Por otra parte, jamás he pensado el arte como un medio de denuncia o de llamado a la atención. No me imagino a Leonardo pensando en qué le querría decir a la gente mientras pintaba La Gioconda, o a Velázquez mientras hacía lo propio con Las Meninas, o a Bach mientras componía el Arte de la Fuga. En este sentido me parece más pertinente adherir a la afirmación de Baudelaire acerca de la pintura -y que yo hago extensiva hacia el resto de las artes-: "La pintura es lenguaje, por lo tanto es texto", y claro, un texto se lee y lo que se lee es objeto de interpretaciones, y en este mundo existen lectores mejores que otros.

El académico, quien inaugurará el Seminario de los Jueves de este año, concluye: "Tengo una carpeta en la que voy registrando todo aquello que considero de mi interés y que parecen ser posibles de concretar en obra. Cada cierto tiempo reviso esta carpeta y voy puliendo la idea original. En oportunidades, en esta suerte de decantamiento, la idea termina por diluirse o perder fuerza; en otras se vuelve consistente y con proyecciones reales. Entonces analizo su viabilidad -con expertos si es preciso-, la cuantifico, pienso en los posibles espacios y en cómo conseguiré su financiamiento".

El Seminario de los Jueves, cuya primera ponencia estará a cargo de Enrique Matthey, se realizara el próximo 17 de abril, a partir de las 14:30 horas, en la sala 2 del Departamento de Teoría de las Artes, ubicado en Las Encinas 3370, Ñuñoa. La entrada es liberada.

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