"El poder siempre está en la práctica artística"

"La biopolítica o el biopoder son conceptos que cada vez se han ido entrecruzando más con el arte contemporáneo. Tiene que ver con una noción de poder que actúa directamente sobre los cuerpos, que supuestamente ha perdido las mediaciones de la conciencia ideológica y que es cada vez más infrafino". De esta forma, Rodrigo Zúñiga, académico del Departamento de Teoría de las Artes de la Universidad de Chile, se refiere a la ponencia "Arte y biopolítica: La demarcación de los cuerpos" que presentará este jueves 31 de mayo en la Sala 2 del Departamento de Teoría de las Artes (Las Encinas 3370, ñuñoa).

Un tema complejo en el que, según él mismo aclara, resulta difícil tomar partido y en el que la supuesta inmunidad ética que envuelve a los artistas es uno de los temas centrales.

¿Qué hay detrás de la exacerbación rupturista en ciertas prácticas de arte contemporáneo? ¿Qué pasa con ese rupturismo sin horizonte crítico? ¿Cuál sería el sentido de este nuevo cinismo del arte contemporáneo que humilla a ciertos participantes o que estructura algunas condiciones de experiencia degradatoria? Preguntas como estas se intentarán responder mediante la reflexión en torno a la obra de artistas como Santiago Sierra, Alfredo Jaar y Marc Queen, entre otros, las que permitirán reflexionar con ejemplos concretos en torno a este tema.

¿Vendría esta ponencia a responder, de alguna forma, la pregunta sobre cuáles son los límites de lo que es arte y lo que no?

En un sentido tiene que ver con eso, pero no busco responder lo que es arte y lo que no lo es. Abordaré algunos de los aspectos más ásperos de la relación que puede tener un público de sentido común con algunas prácticas de arte. Voy a tratar de entender cuáles son los complejos mecanismos de significación que operan ahí. En la obra de Santiago Sierra, cuando contrata a inmigrantes para que se dejen tatuar sobre los cuerpos, parece estar operando una especie de sed de ruptura que se atrapa a sí misma. Pero la gracia de la obra de Sierra es que pone en escena esa especie de exacerbación del arte. Hay otras obras como algunas de Alfredo Jaar donde se está reivindicando cierta noción de respeto de las personas, con una participación totalmente distinta. Entonces, veré cuáles son los vínculos en común que tienen esas obras y dónde están las diferencias. Me preguntaré si son principios distintos las que las rigen a ambas o es el mismo principio que opera de forma distinta.

¿Cómo surge la idea de trabajar en torno a este tema?

Me repunté inicialmente por una noción que no pertenece al arte sino que es de la Teoría Crítica de la Filosofía, que es la idea de la biopolítica o el biopoder. A partir de ese problema, generé lazos con tres momentos que me interesan del arte contemporáneo. Primero, el momento de la materialidad, de lo extraño que es la materialidad humana para nosotros mismos; luego lo relacional, el vínculo entre los artistas y los espectadores con el que se volvería a una especie de seno comunitario, usando el arte utópicamente en esa dirección; y por último, el tema del seminario, esta potestad cínica de ciertos artistas que es muy atractivo de pensarlo. Lo que está claro para mí, es que lo que tenemos que pensar nosotros, la gente que trabaja y se mueve en torno arte, es que el horizonte del poder siempre está en la práctica artística, sobre todo en el estadio capitalista. El arte, a pesar de todos los reclamos que se puedan hacer, sigue teniendo esa soberanía simbólica, que es también un espacio cínico fomentado por la sociedad.

¿Has tomado partido con respecto a esta inmunidad ética, de esa soberanía simbólica de la que hablas?

Es difícil tomar partido. Por ejemplo, la obra de Santiago Sierra, que es una de las más discutidas, no maltrata a seres humanos ni a seres vivos, sino que más bien el conducto que sigue es jugar con las mismas premisas capitalistas: "Yo te contrato para un trabajo indeseado, pero tu sabes que yo te voy a pagar, y si me reclamas dentro de las reglas del juego, yo lo entenderé". Me parece que cuando se roza lo chistoso, con grotesco, con cínico y cuando se entreveran todos esos elementos, en realidad es muy difícil que uno pueda decir, lisa y llanamente que es una actitud descabellada y terrible. El tipo es astuto, se aprovecha de las sobre reacciones humanitarias, las pone en duda, las cuestiona y es mucho más ocurrente que un gesto despiadado. Desde esa perspectiva, yo tomo partido por la astucia. Me parece que el arte todavía es un lugar astuto para hacer esos cuestionamientos, pero también tomo partido por las decisiones. No me gusta el cheque en blanco con el arte. Tenemos que dejar espacio para que se hagan estas intervenciones, pero también tenemos que aceptar la invitación a plantear preguntas y tomar la decisión de tratar de responderlas.

La ponencia "Arte y biopolítica: la demarcación de los cuerpos" se realizará este jueves 31 de mayo a las 14:30 horas en la Sala 2 del Departamento de Teoría de las Artes (Las Encinas 3370, ñuñoa) y se enmarca dentro de la actividad "Seminario de los jueves" que organiza dicho Departamento.

Las reflexiones que se presentarán es esta oportunidad forman parte del tercer capítulo del libro "La demarcación de los cuerpos" de Rodrigo Zúñiga, publicación que está pronta a aparecer.