José Maldonado, artista visual:

"El arte es tan complejo e innecesario como la vida misma"

Artista Visual crea obra en el Museo de Arte Moderno de Chiloé

José Maldonado llegó, en enero, al Museo de Arte Moderno de Chiloé (MAM) para trabajar durante tres meses en erguir un caminante de madera de 3,20 metros de alto por un metro de ancho. Pero no le fue fácil aclimatarse: "La verdad es que los dos primeros meses lloré harto", confiesa el artista, que enfrentado a un ambiente rural e indómito, sintió la angustia de una soledad impuesta y ajena. Pero sobreponiéndose al impacto de cambiar bruscamente de hábitat, Maldonado vivió una experiencia fructífera.

Con el financiamiento privado de dos empresas salmoneras de la zona, este artista visual, egresado de la Universidad de Chile, viajó a la Residencia artística del MAM con su proyecto bajo el brazo. Allí se instaló durante el verano a trabajar y conocer. El financiamiento privado le dio mayor libertad. "Me liberaron de no pensar en otra cosa que no fuera trabajar de 8 a 8", cuenta.

Todo esto, debido a su vez, al convenio suscrito hace tres años entre la Facultad de Artes y el MAM para posibilitar la estadía de estudiantes y egresados de la Universidad de Chile en dicho lugar.

Residencia en la tierra

Las Residencias artísticas son una instancia para que los creadores se instalen un tiempo en un lugar alejado de sus alrededores usuales y desde allí conciban y produzcan su obra, participando de otra comunidad y otra cultura. Esta experiencia, desarrollada principalmente en Europa, es relativamente reciente y escasa en Chile. Es por esto, que el Museo de Arte Moderno de Chiloé, tiene una casa disponible para recibir a artistas desde el 2004, año en que firmó el mentado convenio con la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y la Universidad Politécnica de Valencia para propiciar intercambios y visitas.

Cecilia Pinochet , académica de la Facultad de Artes, es quien coordina el programa de Residencias en Chiloé para estudiantes de la Facultad y resalta el valor que puede tener la experiencia para los estudiantes: "Uno viene de otro hábitat, pero después te empieza a gustar y te transforma, eso es muy importante para un artista".

Este "retiro" se desarrolla durante el verano y puede prolongarse entre uno y seis meses, dependiendo del proyecto de cada artista, que puede provenir también de otras universidades u otras latitudes. El MAM provee el alojamiento pero el residente tiene que autofinanciar los demás gastos. Los primeros estudiantes de la Universidad de Chile que viajaron al sur se ocuparon principalmente de tareas de catalogación de la colección del Museo, que estaba arrumbada y desclasificada. Pero este año, José Maldonado es el primer caso que logra conseguir financiamiento privado a través de la Ley Valdés y trabajar en una obra creativa de esta magnitud en el lugar.

Caminante de carbón

La obra de Maldonado, dadas sus proporciones, no tuvo un proceso creativo exento de dificultades. "Me demoré dos semanas sólo en encontrar el tronco", asegura el artista, refiriéndose al gran tronco de pino oregón que finalmente dio el largo y el ancho para las necesidades de la obra.

Luego, ya tallada, fue imposible levantarla. Ni con retroexcavadora ni con la fuerza de once hombres. Hubo que cortarla, levantarla por partes y ensamblarla. Todo esto para finalmente carbonizarla, con la idea de degradar el material hasta tal punto en que fuera imposible que sirviera para otra cosa. Quitarle toda utilidad y al mismo tiempo borrar las huellas de la mano de del artista. Un fuego en algún sentido purificador.

"La idea también es que cuando termina mi mano no se termina el acto creativo", explica Maldonado, quien apuesta por un arte que no se quede mirando narcisamente a sí mismo sino que sea un elemento condensador de la vida. Una obra, a su vez, que por su precariedad es muy posible que desaparezca. "El arte es tan complejo e innecesario como la vida misma", afirma.

Para su obra, este artista visual tuvo que contratar a dos ayudantes, pero también contó con un grupo que lo ayudó sólo a cambio de chocolates y helados: siete niños de la zona, de entre 5 y 12 años, quienes descortezaron el árbol y colaboraron en otras tareas menores. "Comimos mucho maqui", cuenta. Ese fue el mayor contacto que tuvo con la cultura chilota, pues los visitantes eran mayoritariamente intelectuales y artistas extranjeros o chilenos afuerinos.

El MAM

Fundado en 1988 por los arquitectos Eduardo Feuerhake, Coca González y Edward Rojas, el Museo de Arte Moderno de Chiloé posee una importante colección de arte contemporáneo reunida a partir de donaciones.

Instalado en un viejo fogón reciclado y en edificaciones de madera y tejuelas que le valieron a Feuerhake y Rojas el Premio al Reciclaje y la Restauración en la X Bienal de Arquitectura de Santiago (1995), hoy se pretende potenciarlo más como lugar de talleres artísticos. 

En este sentido, la Residencia habilitada en las proximidades del Museo tiende a ese propósito. Feuerhake, quien dirige el MAM hasta hoy, está muy satisfecho con la experiencia de los artistas-residentes y afirma que "la noción de trasladar cuadros y obras de un lugar a otro está cambiando por la de llevar artistas a que desarrollen su obra en otro lugar, lo que implica también un ahorro de las dificultades de traslado de las obras, como los seguros o los containers".

La obra de José Maldonado será exhibida a partir de septiembre en el MAM y pese al deseo inicial del artista de colocar al caminante en el bosque, este permanecerá en el Museo. Además se contempla la edición de un registro en CD.

Últimas noticias