Premio Herminia Arrate de Dávila de Pintura

Resumen de las Bases del Concurso:

"Primer Premio Herminia Arrate de Dávila de Pintura"

Objetivo del Premio

El Premio Herminia Arrate de Dávila, financiado por la Familia Carrasco-Dávila, busca reconocer y promover el talento emergente de mujeres en el campo de las artes visuales. Este galardón está dirigido a estudiantes de cuarto año de la Licenciatura en Artes, mención Artes Visuales, o quienes hayan cursado este nivel anteriormente y estén por egresar durante el año en curso.

Premio

El galardón consiste en aproximadamente $500.000 CLP ( 550 USD) y será entregado en una ceremonia oficial organizada por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Requisitos

  • Autodefinirse como mujer.
  • Quienes se encuentren cursando 4°año de la Licenciatura en Artes Visuales mención Artes Visuales, de la Universidad de Chile.
  • Quienes hayan cursado 4°año de la Licenciatura en Artes Visuales entre 2022 y 2024, cuenten con matrícula vigente y se titulen en el año en curso.
  • Presentar un portafolio con al menos 5 pinturas, desarrolladas en el proceso de titulación o recientes.

Proceso de Selección

El jurado estará compuesto por representantes del Departamento de Artes Visuales, artistas externos/as y miembros de la familia Carrasco-Dávila.

Plazo y Entrega del Premio

Las postulaciones se realizan online a través del Formulario de Postulación al "Premio Herminia Arrate de Dávila de Pintura" y la ganadora será anunciada en una ceremonia especial. La obra ganadora pasará al acervo de la Facultad, respetando siempre los derechos morales de la artista. La fecha límite de postulación será el domingo 22 de diciembre de 2024. 

¡Postula y haz visible tu talento!

Si tienes tus dudas o consultas, envíalas al correo avisuales.artes@uchile.cl

Algunas notas sobre la pintora Herminia Arrate (1895-1941)

Escrito por la académica e historiadora del arte María Elena Muñoz Méndez.

La obra de Herminia Arrate es breve como breve también fue su vida. Sucinta en extensión acaso, pero no en interés pictórico. Su maestro fue Pablo Burchard alguien que le entregó disciplina y oficio, pero también la estimuló a cultivar su propio camino expresivo. Se la ha conectado estilísticamente con el Grupo Montparnasse y generacionalmente con la generación del 28, no obstante, no es justo ni necesario inscribirla en algún programa colectivo. Su carrera despegó a mediados de los años 20 con su participación en los salones oficiales de 1925 y 1926 donde obtuvo mención honrosa y tercera medalla respectivamente, y también con su muestra individual en la Casa Eyzaguirre, también en 1926. La crítica de la época tuvo para ella pródigos y elogiosos comentarios, como se puede leer en algunos escritos de prensa que se deleitaban con el carácter íntimo y humilde de sus motivos.: “Una tendencia a la mayor sencillez le hace preferir los temas familiares de naturalezas muertas, rincones de hogar.

Interiores llenos de humildad y belleza que pueden señalarse como pequeñas obras maestras”. Estas palabras corresponden a un crítico no identificado que comentó en el diario El Mercurio la primera exposición realizada por Herminia Arrate en junio de 1926. Otro crítico, esta vez en el diario La Nación, destaca su originalidad: “… no sabemos qué admirar más: si la sencillez del motivo, la sutileza y claridad de su pupila para percibir el color o la evolución o desenvolvimiento dentro de un concepto moderno y personal. Hay en la pintura de la Señora Arrate una encantadora rebeldía para no orientarla en los viejos moldes patinados de academicismo que nos complace1.

Luego de estas positivas experiencias la carrera pictórica de Herminia Arrate cambia de escena. Entre 1927 y 1940 vivió en EE. UU. donde su marido, Carlos Dávila Espinoza, se desempeñó como embajador en el primer gobierno de Ibáñez del Campo para luego, en un segundo período, desenvolverse como periodista2. Mientras ejercía las funciones diplomáticas que se esperaban de una esposa de embajador, la pintora continuó trabajando de manera constante y realizó a lo menos dos exposiciones importantes; una colectiva en 1929 en la Yorke Gallery de Washington D.C. y otra individual en 1931 en el presidente de la República Socialista que en 1932 se instaló después de derrocar al presidente Juan Esteban Montero. Su ejercicio del cargo se extendió por un lapso de poco más de 90 días hasta que un nuevo golpe, esta vez militar, lo apartó de la presidencia y del país.

International Art Center del Roerich Museum de Nueva York. En esa ocasión la organizadora de la muestra, Frances R. Grant, resumió con bellas palabras sus sensaciones sobre la artista y su obra: “Ella posee la gracia singular de ver la belleza en los objetos de la vida diaria. La suya es una aspiración incansable de transmitir a los demás la imagen de esta constante revelación”.3 En ambas instancias Herminia Arrate apareció bajo el nombre oficial de “Señora de Dávila”. Su obra, que había sido bien recibida en Chile, también fue reconocida en la capital norteamericana, donde la prensa le realizó entrevistas y efectuó análisis críticos de sus cuadros. El Washington Post publicó un amplio artículo sobre la exposición colectiva de la Yorke Gallery donde dentro del amplio conjunto de artistas se destacó especialmente su trabajo. Aquel artículo incluye un análisis formal que atañe principalmente a sus naturalezas muertas: “Las composiciones están bien organizadas, una cualidad poco común en la mayoría de las naturalezas muertas, y tienen una individualidad convincente.

Parece que los objetos se pertenecen unos con otros y su disposición es acertada. En otras palabras, hay en ellos una unidad orgánica que proviene de la disposición de la mente del artista, que es lo interesante. La riqueza de texturas y la iluminación de las pinturas son muy dignas de elogio”.4 Esta observación no refiere particularmente a la sencillez o modestia de los motivos, algo que había interesado a los comentaristas chilenos, sino que se centra en reconocer las cualidades formales de su obra: esto es, la solidez constructiva de la composición, la compacta trama de colores que se despliegan en la pintura como un tejido, la rica variedad de las texturas. Años más tarde el crítico Antonio Romera coincidió con estas apreciaciones al definir la obra de Herminia Arrate como poseedora de un “rigor constructivo y la rica valorización de los tonos”, una obra realizada bajo el “signo de lo vigoroso y lo recio”. (Romera 1951, 179).

La pintura de Herminia Arrate conjuga el vigor de la composición, con su personal manera de administrar la geometría de las formas, con el color opaco, sordo, ajeno a cualquier estridencia. Su paleta no se aparta de los tonos ocres, tierras y verdosos, con limitados acentos de brillo. Los objetos que representa -ya sabemos- son simples, cotidianos, gastados y normalmente suelen estar en espacios estrechos, algo aprisionados y con poca luz. En sus interiores no suelen aparecer ventanas, ni siquiera como fuente de luz sugerida; son espacios cerrados que muestran y promueven una mirada cercana que vuelve casi palpables a los objetos. Las vistas o paisajes presentan rincones, vistas acotadas, sin horizonte. Todo parece haber sido realizado bajo un cierto recaudo tal como bien lo expresa el pintor Julio Ortiz de Zárate: “Es un espíritu que pasa en puntillas junto al mundo visible como se pasa junto a un ser querido que duerme […] Ninguna estridencia, ninguna violencia, solo una contenida expresión expresada en forma y colores”5 Cierto dejo melancólico se transmite en estas telas (o tablas en algún caso) como varios supieron advertir. “Una severa y extraña visión de las cosas, melancólica y austera”6 dijo el pintor Isaías Cabezón. La escritora Marta Brunet afirmó que en las naturalezas muertas la artista había logrado “infundir espíritu y poner sobre las cosas muertas el calor y la vibración del alma propia […] realizar una verdadera operación de magia como es resucitar la vida y comunicarla por la virtud del color, de la línea, de la sensación estética”7. La sensación de viveza se podría agregar, también tiene que ver con la pastosa y densa materialidad con la que juega la pintora la que agrega consistencia, casi real, a los objetos que representa.

Luego de la muerte temprana de la artista, sus colegas y cercanos la homenajearon con una exposición, realizada en sala de los Amigos del Arte en 1942. Allí cambiaron el pincel por la pluma varios de sus cercanos entre los que se encontraba Siqueiros quien probablemente había conocido a Herminia Arrate en Nueva York y que en ese año se encontraba en Chile pintando el mural de Chillán. Enfatizó sobre ella su autonomía y honestidad artística: “Ninguna concesión a preciosistas o a snobs (sic) por igual parece haber sido la determinación de ese espíritu instintivamente rebelde que fue la pintora Herminia Arrate. Ejemplo evidente de honestidad profesional en una artista que no llegó, sin embargo, a considerarse como profesional”8. Luis Vargas Rosas quien recurrió a las palabras para remarcar la preferencia por los motivos de objetos sencillos y cotidianos donde la artista “refugió toda su emoción de la muerte temprana de la artista de esta manera: “La señora Arrate de Dávila tenía un sentimiento artístico para encontrar interesantes motivos en los detalles que los demás apartaban o no veían”9. Dejo para el final las escuetas pero sentidas palabras de Pablo Burchard, a quien ella reconoció como su maestro y cuya relación como artistas requiere investigarse. Dijo el pintor: “Era de temperamento exquisito, de gran emotividad artística, comprensiva al máximo. Alma igual no he encontrado en el trayecto de mi vida”10.

1 Mario Israel, La Nación junio de 1926.

2 Este segundo período se inicia con el exilio de Dávila después de haber ocupado el cargo de presidente de la República Socialista que en 1932 se instaló después de derrocar al presidente Juan Esteban Montero. Su ejercicio del cargo se extendió por un lapso de poco más de 90 días hasta que un nuevo golpe, esta vez militar, lo apartó de la presidencia y del país.

3 Traducción personal. Original inglés: Her is the singular grace to see loveliness in the object of daily life. And hers, the tireless aspiration to transmit the image of this constant revelation to others. Frances R. Grant fue periodista, crítica musical y como parte del Directorio del Roerich Museum le interesaba promover la cultura latinoamericana. Fue una gran activista por los derechos humanos Fundó la Asociación Panamericana de mujeres en 1930 y la Asociación interamericana por la Democracia y la Libertad en 1950.

4 Traducción personal. Original inglés: The compositions are well organized, a rare quality in most still life and they have an individuality that is convincing. The objects seem to belong together, and the arrangement is effective. In other words, there is an organic unity in them that comes from the arrangement of the artist´s mind which is the interesting thing. The richness of texture and the lightning of the paintings is to be greatly commended. Ada Rainey, Washington Post, mayo 1929.

5 Catálogo Exposición “Cuadros de Herminia Arrate” Amigos de Arte, 1942.

6 Ibid.

7 Marta Brunet “Los viernes de Herminia Arrate” en sección Kaleidoscopio, Diario El Sur de Concepción. Fecha no hallada (entre 1929 y 1932 probablemente).

8 Catálogo “Cuadros de Herminia Arrate”, Amigos del Arte, 1942.

9 Catálogo “Cuadros de Herminia Arrate”, Amigos del Arte, 1942. pintor: “Era de temperamento exquisito, de gran emotividad artística, comprensiva al máximo. Alma igual no he encontrado en el trayecto de mi vida” 

10 Catálogo “Cuadros de Herminia Arrate”, Amigos del Arte, 1942.

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