En la Sala Adolfo Couve:

Francisco Sanfuentes lanza su libro "Poéticas de la Intemperie"

Intervenciones en el espacio público dieron inicio al proyecto Poéticas de la Intemperie, que a principios del 2012 obtuvo financiamiento a través del Concurso de Proyectos de Creación Artística, que organiza la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile.

Fue así como Francisco Sanfuentes, Carlos Gómez, Sebastián Robles, Bárbara Vergara y Cristóbal Bouey, todos artistas, ayudantes y profesores del Área de Grabado del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, realizaron una serie de intervenciones en el espacio público abriendo con ello una reflexión en torno a la relación entre el arte y la calle.

Es precisamente el registro de las obras que participaron del proyecto el punto de partida para Poéticas de la Intemperie. Una publicación que además incluye trabajos de estudiantes de los Talleres de Prácticas Artísticas en el Espacio Público y de Grabado, principalmente de la Universidad de Chile, que entraban en relación con el relato general del libro, por ser éstos de carácter precario o efímero, y que accionaban principalmente sobre las huellas de la ciudad. Modos de trabajo que son asunto central de este proyecto.

“El libro es una especie de relato que refiere esencialmente a la calle, a la experiencia del estar afuera, en lo que el texto denomina la intemperie. Su desarrollo no refiere ni se agota exclusivamente en la dimensión artística que registra o da cuenta de una serie de obras o intervenciones, sino que más bien apunta a la narración de la experiencia vital del estar en la calle, del arte y de los sujetos -cualquiera de nosotros- abiertos a sus múltiples manifestaciones, posibilidades de encuentro, así como también a la pérdida. Las obras que contiene se integran al relato tal como fue su realización, es decir, como un estrato más en el cuerpo de la ciudad”, explica el autor, Francisco Sanfuentes, al referirse al resultado del ejemplar.

Un relato donde las obras se van intercalando, haciendo referencia constantemente al afuera, a la calle como lugar de su desaparición. “Como decía, el libro no opera como una especie de relato a modo de catálogo o de registro pretendidamente más objetivo o como una reflexión teórica de una serie de trabajos de intervención. Sino que principalmente refiere a las poéticas del estar afuera, abierto a la calle, a las mías, y a las de todos los que participaron del proyecto”.

De esta forma, Poéticas de la Intemperie además se va construyendo a partir de  las conversaciones y discusiones sobre las intenciones de trabajo de sus participantes, haciendo hincapié en dos conceptos centrales: la intemperie del sentido y la fragilidad de nuestras prácticas. “Trabajar en la calle o desplazarse más allá del ámbito institucional y los espacios institucionales del arte significa salir a una espacialidad desprotegida. Salir a la intemperie, que dentro de sus muchas acepciones significa destemplanza del tiempo, aquí también, de los saberes, es un estar destemplado del cuerpo, estar afuera en una especie de indefensión. Entonces al desplazar gestos de naturaleza artística, acciones e intervenciones en la calle, están sometidos a esa especie de fragilidad material y de sentido. Y aquí la palabra fragilidad es central porque cruza directamente todas las obras realizadas y narra además la experiencia que cualquiera ha tenido en la calle”, declara Sanfuentes.

La intemperie del sentido y la fragilidad de las prácticas

Ambas nociones envuelven los trabajos realizados en el espacio público al estar muchas veces sometidos a la indiferencia de los transeúntes, que más allá de sentirse identificados o no con alguno de los gestos que intervinieron su trayecto o su espacio, no tienen la posibilidad de establecer una retroalimentación con el artista, pues las cosas simplemente desaparecen y a veces simplemente no saben que eso se trata de arte.

“En la calle no hay espectadores, hay transeúntes. La intención, el sentido del trabajo, siempre está en una especie de estado de indeterminación. No tenemos certeza de cómo es captada esa multiplicidad de decisiones formales llenas de intención. Los espacios están llenos de vida y de relatos, individuales y colectivos. Lo que uno hace es intentar sumarse, enquistarse como una capa de experiencia más a ese cuerpo, no superponerse al modo de un espectáculo. Entonces se trata del lugar, quizás alterado o resignificado por una acción, y eso puede implicar la desaparición del estatuto artístico de la obra, no así de su experiencia, siempre indeterminada. Todo aquello que comúnmente se nombra como lo “interesante” de un trabajo (qué puede significar interesante en la calle) está en un estado de fragilidad absoluta, está a la intemperie”, señaló Francisco Sanfuentes.

Esto, según lo expresado por el autor del libro, pone en juego la integridad de toda la producción artística respecto de la realidad, respecto de la vida, al ser la calle un paradigma de aquello que está fuera de la institución artística, o sea del lado de la vida. Así, la calle sería el lugar desde donde se debate, se cruza, se envuelve y se padece la existencia de cualquier persona. Un espacio desprotegido, donde todo puede tener sentido, así como también todo es discutible, ya que toda palabra se consume en el espacio.

De allí la importancia de esta última publicación de Ediciones y Publicaciones del Departamento de Artes Visuales, que apunta en parte, a través de su relato, a provocar la experiencia de la calle a través de algunas de  sus denominadas poéticas. “Las poéticas son un conjunto fragmentado de experiencias, de sucesos, de formas de percibir la realidad, enunciados y lecturas entrecortadas, de encuentros y desencuentros que ocurren y se vuelven significativos en la calle, que quizás no son acotables a conceptos estables, pero que siempre están abiertos a la experiencia de cualquiera”, indicó el profesor del DAV.

Dentro de esa idea de intemperie, el libro intenta no solo hablar desde conceptos asociados al arte, sino que intenta expresar las experiencias en su mérito. Es decir, hablar de la calle como un conjunto infinito de huellas, de capas, de sucesos, de quienes existen y quienes han dejado de existir. “Es una especie de palimpsesto de experiencias. Es hablar desde las poéticas que de ellas se desprenden y significan en el lenguaje y no solamente de acciones y operaciones artísticas. Es decir, leer la calle, revelar lo hecho, lo que ha sucedido, lo que está oculto en los cotidianos del habitar la ciudad. Muchas veces la acción artística se superpone, otra veces devela algo que allí ha ocurrido y que pasa inadvertido, porque en la calle todo parece pasar inadvertido”, aseveró.  

Relación entre el arte y la vida

Para Francisco Sanfuentes lo central de la experiencia en la calle es tener siempre a la vista la fragilidad de las propias prácticas artísticas, recurrentemente endogámicas, encajadas dentro de un espacio institucional. “Esa es una cuestión que a mucha gente y a muchos en el campo del arte ya no les importa, porque a veces el arte se da vuelta en sus pequeños negocios, sin tener ningún vínculo con la vida que le provocó”, afirmó.

Un debate que por años se ha dado en el campo del arte. Hasta hace algunas décadas aún se apostaba por abordar la compleja relación arte-vida, ahora cada vez más ausente. “Yo sigo pensando que esa relación es pertinente tenerla presente. Adorno dice que ‘el arte se descalifica a sí mismo al divertirse infantilmente’.Pienso que debiera estar constantemente sometido al juicio de la crudeza de las vidas. De allí la importancia del tono de la escritura, que es un relato simple, porque no pretende entregar datos duros, no pretende ser un catálogo, sino que apuesta a contener y dar cuenta de algunas complejidades de experiencias que suceden afuera, no en un escritorio, ni en una pantalla de computador llena de referencias, por eso las obras están tratadas en su relación con la experiencia de la calle y no en discusión con la inteligencia que le regala su pretensión de autonomía”, reflexionó el autor”.

Precisamente con ese tono de escritura, el libro busca llegar a diversos tipos de lectores. No es necesariamente una publicación para iniciados, sino más bien es un libro abierto a distintos ámbitos o a distintos modos de abordar su lectura. “No se trata de que el libro tenga un estilo, sino que la forma en que está escrito también tiene una suerte de decisión ideológica respecto a cómo escribir sobre ese tipo de experiencias y no encapsularlas en una clave teórica”, explicó Sanfuentes y agregó, “Yo no entiendo necesariamente lo académico como algo que tenga una especie de matriz que sistematiza e indexa el conocimiento de lo real. Eso para mí es reduccionista, a veces violentamente reduccionista y estéril, porque justamente cierra los distintos modos de abordar el conocimiento que van tomando su forma de la realidad que les ha provocado. Una reflexión profunda respecto del arte y su relación con la realidad y con su propio contexto, la que puede tomar distintas formas y todas pueden ser válidas. Los parámetros internacionales de indexación para mí no necesariamente tienen que ver con el conocimiento. Son estandarizaciones que responden a otro tipo de necesidades. El deseo y necesidad de experimentar, conocer, dar palabra, imagen y sentido al mundo que siempre se está desbordando no es algo indexable.”

Finalmente, el académico del Departamento de Artes Visuales reveló que “más allá de ser un proyecto, ocurrencia o un libro en particular, Poéticas de la Intemperierefiere a un compromiso vital. Un compromiso de trabajo de la relación entre el arte con lo real, en este caso particular manifestándose en lo que me gusta llamar la calle. Esto se podrá materializar en otro tipo de proyectos concretos, pero claro está que esto continúa”.

La presentación de Poéticas de la Intemperie de Francisco Sanfuentes, estará a cargo de los académicos del Departamento de Teoría de las Artes, Rodrigo Zúñiga y del Departamento de Artes Visuales, Luis Montes Rojas, y se llevará a cabo el miércoles 8 de abril a las 19:00 horas en la Sala Adolfo Couve, de las Sede Las Encinas, ubicada en Las Encinas 3370, Ñuñoa. La Entrada es liberada y se ofrecerá un coctail.

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