Mientras el filósofo español José Damián Ruiz Pastor escribía que "la cultura, el verdadero motor de la historia", Ricardo Lagos terminaba su gobierno impulsando una serie de reformas que crearían una institucionalidad chilena sobre el tema, entre ellas, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA). Los siguientes gobiernos han continuado la labor y lentamente se ha creado un modelo chileno. Bien o mal, la tarea se está haciendo.
Para comenzar, es pertinente considerar que Chile se demoró trece años en crear el CNCA, un dato claro para ejemplificar la lenta gestión política para robustecer las artes en Chile. Pero el problema no sólo radica allí, sino que involucra la definición conceptual en la que se fundamentan todas las acciones en el área.
Gabriel Matthey, coordinador General del Magíster en Gestión Cultural de la Facultad de Artes de la U. de Chile, considera que si no hemos avanzado más en políticas culturales se debe a que existe un error en lo que se entiende por cultura en Chile. "En nuestro país se considera a la cultura como sinónimo de las artes, sin asumir que en realidad se trata de un concepto bastante más amplio. La cultura da cuenta del modo de estar, hacer, tener y ser de cada pueblo; da cuenta del modo de convivir y relacionarse con el medio ambiente; conlleva el sistema simbólico y razón de existir de cada comunidad. Mientras esto no se entienda ni asuma, será muy difícil que las políticas culturales chilenas calen profundo en nuestra sociedad. Ellas seguirán siendo parciales y superficiales, y poco podrán ayudar a nuestro verdadero desarrollo".
Barbara Negrón, Directora General del Observatorio de Políticas Culturales (OPC) y profesora en distintos programas académicos de postgrados, entre ellos el Magíster en Gestión Cultural que se imparte en la Facultad de Artes, afirma que en el país predomina la idea de que la cultura es tema de los artistas, lo que es un grave error. Para muchos también remite únicamente a entretención, pero claramente el concepto es mucho más complejo.
Matthey va más allá y expone que "en gran medida seguimos actuando como una colonia, al servicio de un eurocentrismo y/o estadosunidocentrismo que nos mantiene descentrados y dependientes de otras culturas, en desmedro de la propia". Así Chile ignora a Chile y todo lo que pudiera diferenciarnos y llevarnos al postcolonialismo, como él lo menciona.
Un lento avance
Luego de 23 años de concluida la dictadura militar en Chile, la cultura no ha vuelto a revivir como lo hiciera en tiempos de la Unidad Popular. Los fines han cambiado, claro. En palabras del prof. Matthey, ya no existe "un proyecto mayor, de sociedad y una razón de existir de lo que queremos para Chile". Aunque es importante destacar que se han escrito tres documentos relativos a políticas culturales nacionales: Chile Quiere más Cultura, Definiciones de Política Cultural 2005-2010, el Programa de Gobierno 2010-2014 y La Política Cultural 2011-2016.
Con todo eso es posible afirmar que Chile sí ha avanzado. Ricardo Lagos figura como el presidente con mayor actividad en este ámbito, creando además del CNCA, el Centro Cultural Matucana100, la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile, los Carnavales Culturales de Valparaíso, la Fundación Artesanías de Chile, el Subsidio de Rehabilitación Patrimonial, la Biblioteca de Santiago, el Teatro Regional del Maule y el Centro Cultural Palacio de La Moneda.
Luego, la expresidenta Michelle Bachelet gestionó la Base MUSA (registro online de museos) y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. El presidente Sebastián Piñera en tanto, partió su gobierno sin importantes cambios respecto a la cultura. Sin embargo, la tasa de cumplimiento de promesas creció en los últimos dos años con la aprobación de la Ley de Donaciones Culturales, la inserción del programa Red Cultura en 172 municipios a nivel nacional y el aumento cerca de un 30% en los fondos públicos destinados a la rama artística nacional.
Según el estudio La cultura en el 21 de mayo del Observatorio de Políticas Culturales (OPC), los compromisos que implican proyectos de ley sobre el área de cultura en el gobierno de Sebastián Piñera registran un 48% de cumplimiento en 2013. Dentro de ellos se encuentran sus siete medidas, las que contemplan además de lo ya planteado, la Construcción de una Carretera Digital de la Cultura, la entrega de 5 teatros regionales, la entrega de 51 centros culturales comunales, la realización de un Festival de las Artes en todas las regiones del país y la recuperación de edificios patrimoniales. Además, y como parte de este proceso, se ha venido fomentando la lectura y el libro y las escuelas artísticas.
Por otro lado, uno de los modos de fomento a la cultura más criticados es el Fondo Nacional para el Desarrollo de las Artes (FONDART), el cual desde 1992 tiene por finalidad financiar proyectos artísticos y culturales a través de concursos públicos convocados anualmente por el CNCA. Pero tal como enuncia Bárbara Negrón, "tú no puedes usar para todos la concursabilidad porque no es la herramienta más eficiente. Los fondos están muy bien, han sido muy importantes y tienen que seguir cumpliendo su función, pero no se debe pretender que todos los desafíos de la política cultural se solucionen con esto".
Facultad de Artes, impulsando el desarrollo cultural del país
La Universidad de Chile no está al margen de todos estos procesos, pero debe colaborar con mayor protagonismo en la conformación de políticas culturales y de esta forma aportar en la construcción del universo chileno que nos constituye.
Así, la Facultad de Artes tiene un rol central en esta tarea al proyectar la cultura desde las creaciones, propuestas y discursos estéticos de nuestros estudiantes, académicos y egresados, y los servicios de extensión como los teatros, salas de exposiciones y museos. Además y tal como lo enuncia el académico Gabriel Matthey, "hace más de una década que estamos ofreciendo diferentes programas de formación profesional en cultura, con el propósito de proveer al país de personas idóneas, debidamente capacitadas para trabajar por el mejor desarrollo cultural, tanto en las artes como en el patrimonio".
Pero la tarea no termina allí. Por ello, Francisco Brugnoli, Director del Museo Arte Contemporáneo (MAC), cree que deben existir más espacios de reflexión en torno las políticas culturales que se quieren para Chile. "La Facultad de Artes debe tener un gran compromiso, porque si hay algo que hace el arte es ampliar el imaginario colectivo, y debemos hacerlo con responsabilidad. La Facultad no es una fábrica de personas que sale a ganarse la plata por ahí, es más que eso. Es la Universidad de Chile y su mandato es producir personas, seres con capacidad de reflexión y crítica".
Desafíos: Ministerio de la Cultura y leyes institucionales
La discusión sobre crear o no un Ministerio de Cultura ha evidenciado opiniones diversas. Hasta ahora, la institucionalidad en Chile opera con organismos colegiados, es decir, las decisiones las toman expertos de cada una de las disciplinas artísticas. En esa misma línea opera el CNCA, el Consejo de Monumentos, el Comité de Donaciones Culturales, el Consejo de la Música y el Consejo del Libro.
Hay quienes creen que la creación de este ministerio dará pie al dirigismo político, es decir, a que sean intereses políticos únicamente los que determinen las medidas que se implementen. Pero Bárbara Negrón opina lo contrario, pues considera que es necesario tener una visión de gobierno y una visión país para llevar a cabo reformas que incidan realmente en el ámbito de la cultura. Lo paradójico, dice, es que "esta preocupación no pasa en otros temas como la educación". Y agrega que Chile posee mecanismos para evitar que se produzcan estos vicios.
Otra herramienta que hace falta fomentar desde las políticas culturales, según Negrón, es el consumo cultural, específicamente el subsidio a la demanda. La académica ejemplifica con las medidas tomadas por las empresas privadas, como las grandes cadenas telefónicas, que por ejemplo, subvencionan las entradas al cine, a conciertos o al teatro.
Según el prof. Gabriel Matthey, es fundamental contribuir en la articulación de la cultura con la educación, como también avanzar en la libertad de expresión, creación y comunicación, el reconocimiento de Chile como un país diverso y multicultural y el fomento de la descentralización en base al desarrollo de las culturas locales.
Añade además que es de suma importancia fomentar el definitivo reconocimiento, respeto y desarrollo de las culturas originarias, incluyendo sus lenguas y cosmovisiones, lograr un real intercambio cultural internacional, priorizando a los países vecinos y latinoamericanos, y crecer en políticas migratorias, para un mayor enriquecimiento y ampliación cultural.
