Doctorado Facultad de Artes

Doctorado en Filosofía, Mención en Estética y Teoría de Arte recibe 15 becas CONICYT y un FONDART

Doctorado en Filosofía recibe 15 CONICYT y un Fondart

Catorce nuevos doctorandos, catorce nuevas becas Conicyt, un éxito rotundo y recurrente a once años de iniciado el Doctorado en Filosofía, mención Estética y Teoría del Arte que imparte la Facultad de Artes en conjunto con la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Adicionales otro Conicyt y un Fondart otorgados a dos alumnos de segundo año, que dan un total de 16 becas para este 2013 y se suman a las 90 que ya ha conseguido el Programa en años anteriores, es decir, 106 becas le han sido asignadas a lo largo de su trayectoria, dando un promedio de 10.6 becas por año. "Tenemos  más becas que muchos Doctorados científicos, lo que es interesante para nosotros porque quiere decir que tenemos un buen proceso de admisión", asegura el actual director de la Iniciativa Bicentenario Juan Gómez Millas y ex decano de la Facultad de Artes, profesor Pablo Oyarzún. 

La importancia de este hito radica en que los estudiantes del Doctorado, al tener cubierta la totalidad de sus estudios pueden dedicarse de lleno a sus investigaciones y a cumplir las exigencias del Programa para mantener la beca durante los cuatro años. "El Doctorado tiene una cantidad de seis Seminarios más una asignatura, luego viene el examen de calificación, el examen de proyecto de tesis, más la tesis y hay plazos para eso que no se pueden extender. La renovabilidad de la beca está sujeta a que estén haciendo los Seminarios y que den los exámenes en su momento. Entonces esto también nos ayuda a nosotros, porque en la manera que los estudiantes se ven obligados a cumplir con la beca, se va ordenando todo el proceso", explica el académico.

Por otra parte, la asignación de estos beneficios asegura el funcionamiento del programa por cuatro años más, así lo explica el coordinador del Doctorado, "a nosotros nos da recursos en términos contables, porque cada beca aporta $2.200.000. Si tomamos en cuenta que en este momento tenemos becarios que están por cuarto año, junto con los que han entrado, estaremos funcionando por cuatro años más de manera segura, lo que es una buena cantidad de tiempo". El académico también recalcó la importancia que  los becarios desde este año no deberán concursar especialmente para ganarse una pasantía en el extranjero. "Hemos tenido varia gente que se ha ido al extranjero a hacer pasantías. Ahora el hecho de tener una beca permite optar a una pasantía sin tener que pasar un nuevo concurso, lo que simplifica el proceso de internacionalización de nuestros becados".

Cabe destacar que el Doctorado en Filosofía, mención Estética y Teoría del Arte es un programa con reconocimiento a nivel internacional gracias a la alta calidad de actividades organizadas y coorganizadas por la Escuela de Postgrado, sumado al excelente nivel de los profesores visitantes en conjunto con el Claustro con el que cuenta el Programa, "prácticamente toda la gente que está en el Claustro tiene publicaciones internacionales o somos profesores visitantes en universidades extranjeras, y eso da una buena percepción afuera", señala.

La historia parte con un café

Fue en el año 1998 cuando el profesor y ex Decano de la Facultad de Artes, Pedro Miras, invita a Pablo Oyarzún y al destacado académico francés Jean-Louis Déotte a un café para conversar sobre el proyecto que tenía en mente, "a mí me invitó Pedro, aunque yo no tenía nada que ver, para que fuera a la conversación. Se habló de comenzar un Doctorado en Filosofía, pero eso quedó ahí, un poco estancado".

Al pasar el tiempo el profesor Pablo Oyarzún recibe un llamado desde el Departamento de Filosofía pidiéndole que se hiciera cargo de desarrollar el proyecto que daría inicio al Doctorado en Filosofía. "Acepté y empecé a trabajar en el proyecto, yo venía con alguna experiencia de formar programas de Postgrado en la Facultad de Artes y me fui imaginando cómo debería ser. Sin embargo, yo pensaba que una asignatura electiva no sirve para nada y decidí realizar un coloquio en donde sea la comunidad del Doctorado que esté permanentemente participando", cuenta.

Con la idea fija que el Doctorado debía ser de investigación, el académico Pablo Oyarzún comenzó a diseñar y armar el proyecto, siendo uno de sus primordiales objetivos el poseer un Claustro de destacados académicos. Esos dos puntos centrales constituyeron el proyecto inicial que fue aprobado por el Consejo Universitario del 2001 y que comenzaría a partir del año siguiente. "Y empezó el 2002, pero partí prácticamente yo solo. Al principio el claustro era yo, o sea, tenía un claustro, tenía gente de Filosofía, gente de la Facultad, pero era muy poca, la única persona que hizo cosas, más o menos  permanentemente durante los primeros años fue Margarita Shultz, las otras cosa las fui armando por invitaciones, combinando con gente de filosofía", explica.

Al segundo año de impartir el Doctorado (2004) ya había obtenido la acreditación y junto  con ello le fueron asignados dos concursos Mecesup con los que comenzó a nutrir un claustro de renombre, además de  formar un comité de mención, "a mí me interesaba no ser yo el único que estuviera tomando decisiones para que el Doctorado no se personalizara, porque es de carácter institucional, entonces ese Mecesup fue vital porque permitió la entrada de Rodrigo Zúñiga y Juan Manuel Garrido".

Para Pablo Oyarzún la llegada del profesor Rodrigo Zúñiga permitió ir fortaleciendo el Doctorado, sumado a la vinculación de otros importantes académicos. Hoy, el Programa cuenta con un Claustro de 20 personas de las cuales todas han realizado algo en el Doctorado. "No son profesores simplemente nominales, a excepción de Margarita Shultz y Carola Córdoba, que como son eméritas ya no están y no las hemos querido sacar del claustro porque han sido piezas fundamentales para el programa, son personas muy destacadas y por eso las conservamos, porque son importantes para nosotros", señala.

El Sindicato

Cuando las cosas ya empezaban a avanzar, el profesor Pablo Oyarzún se comenzó a cuestionar el currículum del programa. En ese entonces los seminarios temáticos eran la manera convencional de impartir contenidos, cuestión que el académico repensó. "Yo había querido realizar en el 2010 una reunión con los estudiantes para hacer una evaluación del Doctorado, entonces hice una encuesta la cual respondió la gran mayoría de los doctorandos, quienes identificaron las mismas debilidades que yo veía y me pareció súper bueno confirmarlo", explica. Una de esas debilidades tenía relación con el currículum, había que repensar la dinámica en conjunto con los alumnos, cuestión que no fue del gusto de sus colegas y generó algunos problemas internos, "yo pienso que los estudiantes no son solo eso, son profesionales, o sea, son nuestros pares, entonces me parece que tienen todas las capacidades y atribuciones para poder discernir", afirma. Esa reunión fracasó.

Sin embargo, las inquietudes no cesaron con el fracaso de esa junta y fue en el 2011 cuando, a partir de las movilizaciones de los estudiantes a nivel nacional, los doctorandos se organizaron y constituyeron la asamblea de Posgrado de la Facultad de Artes, siendo los alumnos del Doctorado líderes de aquel proceso. "Los estudiantes me llamaron a una reunión en donde planteé los problemas que creía que ellos tenían y coincidimos en pensar que podíamos cambiar la modalidad de seminarios temáticos, donde había una especie de unidireccionalidad en las investigaciones que hacen los profesores y donde no hay suficiente receptividad para las investigaciones de los estudiantes", aduce el profesor y agrega, "el problema de nosotros no era la calidad del programa, sino que todo lo contrario, el problema era que los doctorandos iban a los seminarios encabezados por los académicos y se desviaban porque eran muy buenos, entonces pierdían de vista su propia investigación". La panacea fue entonces desarrollar una nueva modalidad para realizar seminarios, idea innovadora para la Academia nacional. "Nos reunimos con un grupo de alumnos - que yo llamo El Sindicato- y con el Comité de Mención para acordar los cambios que nos parecían sensatos y necesarios, entonces armamos una estructura bastante novedosa en Chile, que es tener dos líneas de Seminarios: una de investigación y otra de temáticas", explica.

La nueva forma de impartir los Seminarios fue puesta en marcha durante el 2012, año en que se organizó durante el primer semestre un Seminario de Investigación, en donde los nuevos estudiantes presentan sus propuestas de ingreso y dan cuenta de los cambios que se van produciendo en sus proyectos, alentando la participación del resto de los doctorandos con opiniones y aportes a los investigadores. "Es un seminario súper interesante, tanto así que el año pasado fueron todos los alumnos de segundo año y dos postdoctorados asociados, todos querían participar, entonces ahí vemos la riqueza del programa, porque tiene núcleos filosóficos duros, con exigencias  y no pasa nadie que no logre satisfacer esos requerimientos, pero las investigaciones son todas cruzadas, son inter y transdisciplinarias. Además tenemos cinco grandes líneas de investigación (seguramente se van a aumentar a seis) que están asociadas a cada seminario, entonces le hemos ido dando arquitectura al programa", recalca.

La Primera Comunidad de Latinoamérica de Investigadores

Pero para el profesor Pablo Oyarzún todavía faltan pasos que dar para la completa consolidación del Doctorado, una de las ideas que el filósofo tiene en mente es organizar una comunidad virtual de investigadores asociados del Doctorado, en la cual se reunirán los 21 doctores que han egresado del programa, con los profesores visitantes y los investigadores asociados para dar curso a la Primera Comunidad Latinoamericana de Investigadores, cuyo objetivo central será  compartir investigaciones que se estén desarrollando, recibiendo retroalimentación y criticas en las discusiones las que irán en beneficio de los investigadores y sus publicaciones. "La idea es que podamos llegar a formar proyectos conjuntos, lo que  a mí me gustaría sería implementar un centro de altos estudios a través de un gran proyecto como un Fondap, para tener un centro con funciones plenas, entendiendo que los temas que se discuten aquí son de interés nacional", aclara el coordinador.

 

 

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