A poco más de un año de haber asumido la Dirección del Departamento de Artes Visuales:

Enrique Matthey: "El PDI del Departamento es mi prioridad"

Enrique Matthey: "El PDI del Departamento es mi prioridad"

"Para iniciar esta entrevista me parece importante hacer una primera observación que es fundamental y determinante para poder realizar una buena gestión, y es que tengo la fortuna de contar con un equipo de académicos de alto nivel y que además son excelentes personas", señala Enrique Matthey antes de destacar la labor realizada por quienes han trabajado junto él en su primer año como Director del Departamento de Artes Visuales. "Primero un Subdirector de lujo, como lo es Luis Montes; luego un Consejo de Departamento de la misma altura, integrado por tres profesoras: Catalina Donoso, Nury González y Paola Moreno, y tres profesores: Pablo Rivera, Francisco Sanfuentes y Enrique Zamudio; una Coordinación de Carrera que ha funcionado de modo notable en manos de Víctor Alegría; y una excelente relación con el Director de Escuela Patricio González", explica este artista y profesor Titular de dicha unidad académica.

Y agrega: "Una Comisión de Innovación Curricular compuesta por profesores y estudiantes que cada vez afina con mayor precisión su funcionamiento, integrada por Gabriel Uribarri, Paola Moreno, Enrique Zamudio, Beatriz Espinoza, Pablo Rivera, Catalina Donoso, Jaime León, Francisco Sanfuentes y los estudiantes Alessandra Miranda, Sebastián Calfuqueo, Alejandro Rebolledo y Andrés Barbet; una Etapa Básica coordinada de modo ejemplar por Tatiana Núñez, que a partir de 2011 incorporó a jóvenes artistas egresados del Magíster de Artes Visuales para impartir las clases, y que este año aumentó de modo importante el número de ingresos; una Unidad de Extensión muy eficiente a cargo de Francisco Sanfuentes y María de los Ángeles Cornejo, que funciona con el gran apoyo profesional y técnico de parte de Isis Díaz y Rodrigo Wielandt y, finalmente, una secretaría excepcional por su eficiencia y buen trato de parte de Janet González, que cuenta también con la gentil, amable y siempre eficiente colaboración de la señora Érika González".

Y es que, para Enrique Matthey, ello ha sido fundamental para llevar a cabo las tareas que definió como prioridades cuando asumió la Dirección del Departamento de Artes Visuales en diciembre de 2010, entre ellas, sentar las bases para instalar el Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI) de la unidad académica que dirige, constituir una comisión destinada a coordinar y afinar la puesta en marcha del nuevo Plan de Estudios y potenciar el Programa Académico de la Etapa Básica en Artes Plásticas, tareas que en su mayoría pudo concretar gracias a la constancia y compromiso de su equipo de trabajo pese a que, cuando llevaba sólo algunos meses como Director, se inició un paro estudiantil que se extendió por alrededor de siete meses y que obligó a cambiar el programa que había planificado para centrar todas las energías en este acontecimiento que vino a instalar un nuevo escenario en que la crisis de la educación pública se hizo evidente.

A poco más de un año de haber asumido la Dirección del Departamento de Artes Visuales, ¿cuál es la evaluación que hace tanto de su gestión como del estado de avance de los temas que se planteó como prioridades?

Puedo decir que el comienzo de la gestión de esta Dirección fue complejo, pues junto con un intento de toma por parte de un grupo de estudiantes a días de haber asumido el cargo, y que significó un intenso día de diálogo para evitar que el asunto se agravara, se debió atender con urgencia, y en sólo un mes, el asunto del nuevo Plan de Estudios aplicado en 2010; Plan de Estudios que había fracasado en su implementación por falta de atención y de seguimiento, lo que motivó una toma por parte de los estudiantes de la sede de Las Encinas. Para tal efecto se trabajó intensamente en conjunto con los estudiantes, lo que derivó en una solución que resultó satisfactoria para todos -independiente, por ahora, de lo que sucederá en el futuro próximo con la malla curricular que habrá que diseñar en relación con las investigaciones que se están realizando, también en conjunto con los estudiantes, en las Subcomisiones de la Comisión de Innovación Curricular.

A esto se añadió una situación económica muy complicada en la que recibimos el Departamento, producto, entre otras cosas, de una gran cantidad de contrataciones de profesores a honorarios sin ninguna política de desarrollo ni criterio académico; lo que significó hacer una rápida y profunda evaluación de todas las contrataciones y sus pertinencias, cuestión que me obligó a tener que tomar la dura y difícil decisión de no renovar muchos de esos contratos. No obstante, para la realización de nuevos talleres incluidos en la malla curricular y para fortalecer otros, se adoptó la medida de contratar a artistas cuya capacidad analítica, de reflexión y también de saber transmitir los conocimientos fortalecieran la docencia del Pregrado. Fue así como se invitó a integrarse a Cristián Silva Soura, Mauricio Bravo y Nicolás Miranda, y a los profesores Pablo Ferrer y Adolfo Martínez para que asumieran la responsabilidad de nuevos cursos. Resuelto esto, mi idea era iniciar este año con el Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI) del Departamento, mas ello en conjunto con otros dos Departamentos de la Facultad: el de Teoría e Historia del Arte y el de Danza, que expresaron su interés por sumarse. Para tal efecto me reuní con el Consejo de Evaluación de la Universidad, para llevar a cabo esta compleja tarea con la asistencia experta que este organismo generosamente nos ofreció; sin embargo, habiendo establecido el contacto con esta unidad, luego de algunas reuniones, se declara el Paro Nacional por la Educación.

Desde esa perspectiva, ¿cómo influyó en su cronograma de trabajo el hecho de que su primer año como Director haya coincidido con un periodo en que las demandas estudiantiles fueron foco de discusión a nivel nacional e incluso internacional?

Este acontecimiento, por su relevancia, cambia por completo el itinerario planificado y obliga a que todas las energías se concentren en él. Durante este largo, intenso, potente y también, hay que decirlo, desgastador periodo, la atención se focaliza en la crisis de la Educación Pública. Lo más notable es que esto se produce ante el escenario más adverso; es decir, ante un gobierno de derecha donde el lema de la empresa privada y el lucro son sus motivaciones principales. Durante todo ese tiempo, de casi siete meses, se realizaron numerosas reuniones estamentales, biestamentales y triestamentales en Artes Visuales, como asimismo en conjunto con el Departamento de Teoría e Historia del Arte y también con las otras Facultades y el Instituto del Campus Juan Gomes Millas. Los debates que entonces se dieron fueron muchas veces confrontacionales, duros, álgidos; sin embargo, en términos generales, con altura de miras, con respeto y, a pesar de las legítimas diferencias, todos orientados en la misma dirección, por lo tanto era frecuente que nos encontráramos en las múltiples marchas y que también varios participáramos en las construcciones de las distintas producciones creativas y exitosas que se realizaron en Artes Visuales.

Sobre este movimiento, que es preciso hablar de él con mayúscula, existen diversas versiones, algunas pesimistas y otras más positivas. Al respecto pienso que, a pesar de que pudieron existir algunos errores y de que efectivamente se produjeron pérdidas importantes -lo que significa planificar con más inteligencia este año 2012-, la ganancia y relevancia que éste cobró supera con creces todo lo sufrido y sacrificado. Jamás, en muchas décadas, había existido un movimiento de esta envergadura que hubiese involucrado, transversalmente, a todo el país, y que no sólo haya capturado la adhesión de más del 80% de la ciudadanía, sino que se convirtió en una causa de atención internacional, donde en sincronía con las marchas que aquí transcurrían también se manifestaban en otras ciudades importantes del mundo. A mí me llegaron correos de chilenos que viven en diversos países, los que muy impactados solidarizaban con esta gran movilización social y que se alegraban por el despertar de las conciencias de un país que por décadas había estado vegetando sumisamente, que a pesar de la democracia seguía viviendo con el modelo impuesto por la Dictadura.

Es importante consignar que este movimiento, más allá de lo pueda ocurrir en el corto plazo, instaló en la mente ciudadana el problema no sólo de la educación, sino que fue mucho más lejos, creando una conciencia acerca de lo que debe ser una sociedad justa y equitativa en todos los campos: educacional, ambiental, social, económico, de salud, etc., lo que es una conquista potente y de gran trascendencia. 

Y en ese contexto, ¿cómo se desarrolló el trabajo al interior del Departamento de Artes Visuales, pensado ya en el día a día?

Volviendo al terreno local, debo reconocer con mucha humildad un asunto que para mí ha sido el más fundamental en este periodo de un año que llevo en el cargo, y es el que se refiere a haber roto con un mito que se arrastraba por más de treinta años: el mito de los bandos por completo irreconciliables que daban pábulo a suspicacias, rumores de pasillos y otras turbiedades nefastas. En este año de gestión he podido comprobar que aquello ha disminuido de modo considerable, que todos comenzamos a estar del mismo lado y que lo importante es potenciar esa fuerza, esforzándonos para remar todos en la misma dirección. Ha sido increíble observar que en mi oficina, siempre de puerta abierta, se encuentren profesores a conversar y a tomar café que antes jamás lo hubiesen hecho por prejuicios, por temores, por comentarios mal intencionados o lo que fuere. Creo que la convivencia entre los académicos, durante este último tiempo, ha mejorado de modo considerable, al igual que con los estudiantes que han mostrado una madurez, respeto, inteligencia y un espíritu de colaboración extraordinario, instalándose con ello un escenario y un clima de confianza que es muy promisorio para las tareas que se avecinan.

En concreto, podría decir que este primer año de gestión ha sido fructífero, ya que uno de los asuntos más importantes para poder trabajar y estudiar en buenas condiciones es que exista ese clima de confianza, de colaboración y de interés por contribuir al bien común, cuestión que en términos generales se ha instalado en el Departamento durante el año recién pasado superando con creces las mezquindades personales. En esto colaboró también de manera importante la constitución de equipos de profesores en los talleres centrales, la buena inserción de los nuevos profesores contratados, que hicieron excelentes aportes, lo que derivó, desde el punto de vista de la docencia y también de la convivencia, en una orgánica que elevó los niveles de calidad en la formación para los estudiantes, a pesar de las movilizaciones. 

Plantea que el clima de confianza es promisorio para las tareas que se avecinan, entre ellas, definir el PDI del Departamento. ¿Qué tan complejo le parece hoy sentar las bases para definir el Proyecto de Desarrollo Institucional?

Hoy me parece mucho más sencillo que antes, precisamente por el clima de confianza del que hablaba. Ahora, iniciar este trabajo posee sus complejidades e implica una pregunta inicial y fundamental que es la que encausa todo el proceso, la pregunta es ¿Qué Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile queremos? Esa sola pregunta, que en apariencia puede ser muy fácil de responder, debe someterse a discusión con la participación de toda la comunidad: académicos, estudiantes y funcionarios. Pero para conducir adecuadamente este proceso existe un formato que fue elaborado por el Consejo de Evaluación, el que requiere, además de la asesoría de éste, la participación de sociólogos que tabulen y sistematicen la información. Será preciso hacer un diagnóstico muy objetivo que dé real cuenta de qué tan lejos estamos de lo que queremos y qué se requiere para alcanzar ese objetivo en un periodo determinado de tiempo.

A este respecto ya existe un material muy valioso que está surgiendo de las seis Subcomisiones de la Comisión de Innovación Curricular, que si bien el objetivo de sus investigaciones es para diseñar una nueva malla curricular, existen muchos asuntos pertinentes respecto del desarrollo disciplinar y del contexto; es decir cuestiones propias de lo que le corresponde abordar a un Departamento. A esto se suma que durante el 2011 estuve asistiendo a una serie de reuniones con el Consejo de Evaluación, donde se está trabajando en el establecimiento de equivalencias entre la Investigación Científica y la Creación Artística, aspecto que será clave para el PDI del Departamento de Artes Visuales.

Imagino que ese trabajo será una de las prioridades para el 2012. ¿Cree posible definir el PDI del Departamento durante el 2012? Y, en ese sentido, ¿qué otras tareas tiene programadas para este nuevo año académico?

El PDI del Departamento siempre fue mi prioridad y mi idea era concentrarme en él desde el comienzo de mi gestión, pero, por lo señalado al inicio de esta entrevista, eso no fue posible a causa del imponderable de las movilizaciones, que exigió toda la atención y concentración. Igualmente entonces seguimos trabajando con la Comisión de Innovación Curricular, con la diferencia que ésa era una tarea que veníamos tratando con antelación, por lo tanto todos sus integrantes ya le habían tomado el pulso al proceso, a lo que se añade que ello comprometía a un grupo reducido de académicos y estudiantes. El PDI implica la participación de toda la comunidad, y si ya en 2011, luego de algunos meses de paro, el desgaste hizo que la presencia de los académicos y de los estudiantes en los claustros se redujera de modo significativo, se hacía muy poco viable e irresponsable que se impulsara en ese momento una iniciativa de esta envergadura.

El PDI es tan importante para este Departamento que prefiero concentrarme nada más que en eso. No creo que sea una labor fácil y rápida, más bien es lenta y requiere de la amplia colaboración de todos. Por cómo funcionan las cosas en esta Universidad estimo que será un trabajo que tardará más de un año, inclusive me inclino a pensar que es más cercano a los dos. Ahora bien, como mi periodo expira en diciembre de este año, la idea es dejar el asunto bien instalado y funcionando, de manera tal que quien me suceda continúe con el proceso sin mayores contratiempos y con una base consistente de respaldo.

Para terminar, no puedo evitar preguntarle por cómo ve usted la continuidad del movimiento estudiantil durante este año. ¿Cuáles cree que serán los principales desafíos que se deberán enfrentar en esta materia tanto a nivel local como nacional?

Es difícil aventurar una respuesta, especialmente ante lo adverso y escurridizo que ha sido el actuar del gobierno, que ha reaccionado sólo ofreciendo soluciones cosméticas y no estructurales, de fondo, y eso porque las demandas sumamente legítimas de este Movimiento van en contra de lo que es el ADN de la derecha en este país. Por eso mismo al gobierno le convienen lo paros, las tomas y los desmanes, porque le da pie para utilizarlo como pretexto en favor de la privatización y disminuir con ello el apoyo a la Educación Pública en general y a la Universidad de Chile en particular.

Ya tuvimos la experiencia del año pasado, ahora corresponde hacer una evaluación y una autocrítica profunda, y planificar una ofensiva sistemática y no agresiva aplicando mucho más inteligencia, más imaginación y tacto político. Esto quiere decir buscar fórmulas no tan desgastadoras y que sean eficientes mediáticamente. Las marchas, por ejemplo, le hacen mucho daño al gobierno, al igual que los cacerolazos, tienen un impacto público que consigue sumar adhesión y, a su vez, desprestigia al régimen a causa de que pone en evidencia su sordera, soberbia y su ambición por favorecer los intereses que gran parte de sus integrantes tienen invertido en los diferentes establecimientos privados. En ese sentido mi opinión es que en las manifestaciones públicas es donde hay que concentrar todas las energías, y no en las tomas y paros que desmotivan, desgastan y hacen que muchos por esa causa se resten de participar: es como dispararse a los pies, además que el impacto en los medios es muy bajo, casi nulo, diría.

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