Desde hace mucho tiempo que Nelson Plaza trabaja con un imaginario que gira en torno al cuerpo humano expuesto en sus interiores, característica que también se hace presente en "Interior de artista", publicación que este artista y académico finalizó durante los últimos meses del año 2010. "El título del libro juega con la noción de interior del cuerpo y también con lo que sucede al interior de los talleres de los artistas, porque creo que es allí donde finalmente ocurre la historia del arte", explica Nelson Plaza sobre el título de esta publicación que pertenece a la Colección Relatos Visuales de Ediciones Departamento de Artes Visuales.
Para dar forma a este libro, este académico se propuso no hacer nuevos dibujos, y optó por volver a su archivo para trabajar a partir de obras ya realizadas. Así, grabados y dibujos de su autoría, algunos nunca antes exhibidos, fueron seleccionados e intervenidos por este artista. Como él explica, "lo que hice fue recortar esas imágenes y, con ese material, generar nuevas composiciones para armar este libro. Y eso lo asocié con las referencias que siempre he tenido en relación a los libros que más me gustan, surgiendo en esa etapa las enciclopedias de Diderot y D'Alembert, en las que, por ejemplo, aparecen máquinas. Así se fueron mezclando hasta que apareció el imaginario que se podrá ver en el libro".
¿Cuánto tiempo demoraste en revisar tu archivo?
El proceso de recolección de material fue sumamente largo. Francisco Sanfuentes me propuso trabajar en este libro a principios del año pasado y durante todo el 2010 trabajé con la idea de que en septiembre estuviese listo. Por lo tanto, recopilé material hasta el mes de agosto y, de ahí en adelante, me dediqué a recomponer estas imágenes. Todo fue armado en el computador y pese a que esa etapa era sencilla, la recopilación del material y el hecho de que efectivamente se fuera armando como un relato, me tomó mucho más tiempo.
¿Y cómo surgió finalmente el relato visual?
También a partir de un tema que he trabajado mucho, La lección de Anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt. Entonces, el relato que finalmente se fue armando está vinculado a la escena de esa pintura, a qué es lo que sucedía con los instrumentos que ocupaba ese anatomista, a la idea de pensar a ese anatomista como artista. En definitiva, es una interpretación libre de lo que se puede apreciar en esa pintura, preguntándome qué es lo que pasaría si yo trasladaba mi imaginario a esa escena. Así fui construyendo este relato, reemplazando las máquinas para hacer grabados que aparecían en las enciclopedias por mesas para estudios anatómicos, por ejemplo, y mezclando herramientas de anatomía y de grabado.
Acabas de comentar que te preguntaste qué pasaría si trasladabas tu imaginario a esa escena. ¿Qué pasó finalmente?
Uno siempre se sorprende de lo que pasa porque, cuando se trabaja en proyectos como éstos, se tiene un norte al que no necesariamente se llega. Y claro, uno también deja que muchas cosas pasen. Por ejemplo, yo trabajé con la repetición de imágenes porque planteé un libro de 120 páginas de imágenes originales y distintas, y eso es un trabajo enorme. Entonces, descubrí cómo ciertas imágenes, al repetirlas y cambiarles un solo elemento, comenzaban a funcionar como una especie de mono animado. Y esas cosas me las fue dictando el mismo proceso de hacer este libro, porque no proyecté que mi propuesta fuera así. En todo caso, creo que ayudó a que se configuraran como un relato.
¿Cuáles fueron los principales desafío que enfrentaste en este proyecto que tiene varios pies forzados, como el formato y el tipo de impresión?
Estoy acostumbrado a trabajar en blanco y negro, a trabajar en la plataforma digital también, entonces el pie forzado que me puse fue no dibujar nada sino que, de alguna manera, reutilizar todo lo que yo ya había dibujado en alguna oportunidad. Y ahí creo que fue donde más complicaciones ofreció el trabajo, porque de pronto hay cosas que calzan y cosas que no.