El posicionamiento de los autores latinoamericanos en los círculos de música docta ha marcado la carrera del saxofonista cubano Miguel Villafruela. Es lo que se puede comprobar en cada uno de sus trabajos discográficos, ya sea a través del rescate del patrimonio del continente o del estreno de obras encargadas por él mismo, tanto a compositores de renombre -entre ellos Luis Advis y Juan Orrego Salas- como a otros más jóvenes y que dan sus primeros pasos. Y su décimo disco, Travesía Latina, no podía ser la excepción: 16 obras de Cuba, Chile, Argentina, Colombia y Brasil, que van desde 1878 hasta 2008 y cuyo hilo conductor es la introducción a la música docta que los autores hacen de los estilos populares de sus propios países.
Grabado a finales de 2008 y producido durante 2009, el nuevo disco de Miguel Villafruela por fin verá la luz este jueves 15 de julio, en el concierto que el saxofonista dará a partir de las 19:30 horas, junto a la pianista Leonora Letelier en la Sala Isidora Zegers. En la oportunidad se podrán apreciar las obras "De ahora en más" del argentino Alejandro Manzini, "Gloria Beatriz" del colombiano León Cardona, "Transición" del chileno Diego Aburto, "Contradanza y vals" del cubano Paquito D' Rivera, "Um a zero" del brasileño Pixinguinha y "La zacapaneca" del cubano Jorge Luis Sosa, todas ellas presentes en Travesía Latina.
Tal como explica Villafruela a lo largo del disco son fácilmente reconocibles estilos como el bambuco colombiano, la chacarera del norte argentino y el choro surgido hace mas de cien años en las urbes brasileñas, junto a la comparsa, la cueca, el tango y la zamacueca. "Todas estas obras tienen una raíz popular, cada compositor se inspiro en una danza o ritmo de su país para componer su obra", declara Villafruela, "es por ello que son fáciles de escuchar para un oído medio que no está acostumbrado a la música contemporánea".
Varias de las obras presentadas en este disco carecían de un registro profesional hasta el momento. Es el caso de "Jazz Window, Fantasía para saxofón alto y piano", compuesta en 1930 por el chileno Pablo Garrido, autor que introdujo el jazz en nuestro país. Villafruela destaca que esta fue la primera obra para saxofón que se compuso en Chile. Sucede lo mismo con "Zamacueca", del cubano José White y compuesta originalmente para violín y piano en 1978, durante su estancia en Chile.
Anteriormente, Miguel Villafruela se había abocado a indagar en la historia del saxofón en el continente, resultado que publicó en el libro El Saxofón en la Música Docta de América Latina. Al respecto Villafruela recalca que es fundamental que los músicos latinoamericanos pongan su atención en su propio continente. "Tenemos que empezar a valorarnos nosotros mismos y reconocer que tenemos una identidad cultural muy fuerte. Los músicos latinoamericanos debemos preocuparnos de dejar un testimonio de que estamos en un continente rico musical y culturalmente", sentencia el saxofonista.