"En la década de los 80, un Quilicura más rural fue paso y escenario de una serie de violaciones a los derechos humanos. Un día como hoy, hace 23 años, dos jóvenes con sus cuerpos quemados, con pasos dolorosos y angustiantes, intentaban buscar ayuda, salvar sus vidas. Quienes vieron su penoso caminar fueron los funcionarios del Servicio de Urgencia de Quilicura, que fueron testigos de las grandes quemaduras que invadían sus cuerpos desgarrados y denigrados. Esos jóvenes eran Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana".
Con la narración de esos hechos comenzó la ceremonia de bautizo del SAPU de Quilicura que, a partir del pasado 2 de julio, lleva por nombre Rodrigo Rojas Denegri, joven fotógrafo que murió producto de las quemaduras infligidas por militares en 1986. Al acto de bautizo de este servicio de salud, que fue encabezado por el Alcalde Juan Carrasco, asistió la enfermera que los recibió y acompañó hasta la Posta Central, así como familiares de ambos jóvenes, quienes entregaron sus testimonios a las personas que repletaron el Centro Cultural de de esa comuna.
La iniciativa se enmarcó en el Mes de los Derechos Humanos que, a partir de este 2009, se celebra en Quilicura. De allí que al bautizo del SAPU se sumen otras actividades que se desarrollarán durante todo el mes de julio, entre las que se encuentra la exposición de la Asociación de Fotógrafos Independientes, AFI, agrupación a la que también pertenecía Rodrigo Rojas. Junto a esas imágenes captadas durante la Dictadura, se instalaron provisoriamente las tres obras creadas por estudiantes de la Facultad de Artes que, en los próximos días, se emplazarán definitivamente en el SAPU.
Los creadores de esas obras fueron Paula Ossandón, Camila López y Víctor Flores, estudiantes de la Lic. en Artes Plásticas que tenían alrededor de tres años cuando Rodrigo Rojas falleció. Por eso, estos jóvenes artistas debieron investigar acerca de las circunstancias que rodearon la muerte del fotógrafo para dar forma a sus obras, enfatizando distintos aspectos de la historia de Rodrigo Rojas en la creación de las mismas. Con la ayuda de Jaime Zelada, encargado técnico del Taller de Serigrafía, hicieron estas obras que, realizadas en serigrafía sobre acrílico, comparten un elemento en común: la carta que la enfermera que lo atendió escribió acerca de ello.
"A mí me contaron del proyecto. En el 86 yo tenía tres años, entonces no me acordaba, pero mi mamá me decía que todo era un caos. Por eso la imagen de mi obra tiene ese ruido, porque el caos también tiene que estar ahí", dice Camila López sobre su trabajo. Y agrega: "Creo que es importante trabajar con este tema y hacerse cargo de la historia que todos compartimos, pero lo principal es que no quería una obra que fuera tan literal ni ocupar la imagen de Rodrigo. Por eso usé símbolos, entre ellos el corazón, porque también es parte mi obra: el corazón, la llama y la fuerza retratado en la imagen".
Quien sí utilizó la imagen de Rodrigo fue Paula Ossandón, quien explica que "a mí me marcó la historia de Rodrigo porque había llegado recién al país y estaba lleno de proyectos". Durante su investigación, donde no sólo conversó con personas que vivieron esa época sino que también vio documentales, leyó reportajes y buscó información en internet, encontró una pequeña fotografía de Rodrigo. "Pensé en él y usé la foto carnet que existe de Rodrigo. Yo trabajo con la memoria y el recuerdo, y su fotografía, que es un pequeño retrato, hoy tiene una resignificación. Fue muy importante conocer su historia a través del recuerdo de otras personas", dice.
Junto a la carta de la enfermera, Víctor Flores trabajó con otros aspectos de la vida de Rodrigo para dar forma a su obra. Como él mismo cuenta, "a todos nos hizo sentido la carta, y lo que yo hice fue trabajar con otros elementos también. Él era fotógrafo, y por eso reproduje una cámara Canon de las antiguas, que imprimí en otro acrílico y recorté para usarla en la obra. Y trabajé con un tercer elemento, que es la lupa que ocupan las cámaras". Para él, todo el proceso de construcción de obra tuvo sentido cuando estos elementos se juntaron, sobre todo ahora que su obra llegará hasta el lugar donde la autora de la carta conoció a Rodrigo.
Y es que, como parte del convenio suscrito entre el Departamento de Artes Visuales y la I. Municipalidad de Quilicura, las obras de estos tres estudiantes pasarán a formar parte del SAPU Rodrigo Rojas Denegri, donde se instalarán definitivamente en los próximos días. Además, también en el marco de ese acuerdo de colaboración, estudiantes de un taller aún por definir de la Licenciatura en Artes Plásticas serán quienes trabajen en la creación de un mural de gran formato que se ubicará en uno de los muros de este servicio de salud, iniciativa que además está siendo postulada como Proyecto Bicentenario.
