Coordinador Docente de la sede Pedro de la Barra:

Marco Espinoza: "Creo que se acabó la moda del teatro"

Marco Espinoza: "Creo que se acabó la moda del teatro"

Como un cambio radical definió Marco Espinoza el nuevo sistema de prueba especial de selección que, fruto de sus inquietudes y gestiones como Coordinador Docente de la sede Pedro de la Barra, se implementó este año en el Departamento de Teatro con motivo de mejorar el antiguo sistema de preselección de los postulantes a la carrera de Licenciatura en Artes con mención en Actuación Teatral.

Si bien el nuevo instrumento de medición mantiene la estructura anterior en la medida en que el proceso completo sigue constando de tres etapas, el nuevo método extendió considerablemente la primera etapa a cinco días de evaluación minuciosa de los postulantes tanto individual como colectivamente.

"La prueba siempre constó de tres etapas. La primera de ellas consistía en un trabajo de improvisación, donde los postulantes entraban a una sala en grupos de a ocho a improvisar y a trabajar corporalmente. Ahí se les evaluaba la voz, el cuerpo y la capacidad de improvisación. Luego de esa prueba que podía durar cinco minutos por alumno o tres en algunas ocasiones -porque dependía totalmente de cómo los postulantes se estimulaban y reaccionaban entre ellos- se hacía el primer corte. Luego pasaban a la segunda etapa que consistía en un trabajo con texto y finalmente a la entrevista. ¿Qué modificación hicimos nosotros? A esta primera etapa le dimos una mayor fuerza privilegiando que el postulante demuestre todas sus capacidades por un período más largo de tiempo", relata Espinoza.

"En la prueba anterior, primero se hacía un trabajo corporal colectivo que duraba alrededor de 15 minutos y luego los postulantes improvisaban en parejas. En esa instancia, inmediatamente uno aprobaba o reprobaba a los postulantes, mientras que ahora se aplica un puntaje, lo cual da un espectro más amplio de selección. Antes los chicos eran evaluados durante mucho menos tiempo que ahora, y si estaban nerviosos durante la única media hora que los iban a ver, obviamente iban directamente al fracaso".

Características principales de la nueva prueba especial de selección

El cambio más significativo de esta modificación consiste en que la primera etapa de la prueba especial de selección se subdivide a su vez en tres talleres: de improvisación, de voz y de movimiento, cada uno de los cuales estuvo a cargo de profesores del Departamento de Teatro directamente ligados con cada área. A diferencia del instrumento de evaluación anterior en que la duración de la instancia de evaluación que congregaba a estas tres áreas dependía netamente de la capacidad de reacción de los postulantes, en esta ocasión cada taller tenía una duración aproximada de una hora y media, lo que permitió por un lado, desarrollar un trabajo evaluativo más exhaustivo por parte de los docentes a cargo, y por otro, beneficiar a los postulantes con un proceso mucho menos tensionante que el anterior.

A pesar de eso, "el instrumento que ideamos ahora es complejo para el postulante, porque si bien evidencian más las virtudes mientras más tiempo se muestren, también quedan en evidencia sus errores. Con esta nueva prueba si ¡tú crees que alguien no está capacitado para pasar a la segunda etapa, mientras más tiempo los ves, más te das cuenta, entonces en definitiva es una prueba más difícil de sobrellevar para los postulantes".

Otra de las modificaciones aplicadas a la prueba especial fue la inclusión de una prueba escrita, cuyo objetivo era detectar el nivel de conocimientos teóricos que los postulantes poseían. Como requisito, debían leer los textos dramáticos "Antígona" de Sófocles y "La remolienda" de Alejandro Sieveking, además de investigar e informarse sobre ellos de manera previa para poder contestar una prueba de selección múltiple de 70 preguntas. "En esa prueba habían preguntas más difíciles que otras pero obviamente estaba para hacer un examen aprobable y de hecho así quedó demostrado: mucha gente lo aprobó y mucha gente que no leyó los textos quedó inmediatamente en evidencia", acota Espinoza.

"Nunca habíamos hecho una prueba teórica en la prueba de admisión, fundamentalmente porque se pensaba que el postulante sólo debía tener ciertas aptitudes específicas, tales como condiciones físicas, vocales y psicológicas necesarias, pero a raíz de la experiencia que tuve en Barcelona me di cuenta que en la prueba de admisión de allá eran muy importantes los conocimientos que los postulantes pudiesen demostrar sobre un texto dramático nacional y uno extranjero", afirma el académico del Departamento de Teatro.

"Para poder pasar a la segunda etapa, el postulante tenía que puntuar entre la prueba teórica, el taller de voz, el taller de movimiento y el de improvisación mínimo 600 puntos. Esto significa un cambio absolutamente radical con respecto a la prueba de admisión anterior porque ahora los postulantes tienen muchas más posibilidades de mostrar sus capacidades a través de los distintos talleres. Además ellos están haciendo una inversión al dar la prueba y eso indica que no solamente tiene que haber una mirada de cinco minutos por cada uno para decidir si sirve o no, sino que tienen el derecho a ser  observados realmente  y ahora eso es lo que hacemos. Creo que el instrumento de medición mejoró este año en un 200%".

¿Por qué sentiste que era necesario hacer este cambio?

El cambio era necesario porque nosotros somos casi la única escuela en toda la Universidad de Chile que tiene prueba de admisión. Hace cinco años se suspendieron las pruebas de admisión incluso en carreras como psicología y danza, porque estas pruebas al hacerse en enero retrasaban todos los procesos de la universidad y de todas las universidades del Consejo de Rectores. En esa época llegó una petición que solicitaba que los estudiantes solamente quedaran seleccionados por puntaje, lo que nos pareció bastante incongruente sobre todo en una carrera con características tan particulares como la actuación.

Nosotros nos opusimos hasta el final, y ahora somos la única carrera que tiene prueba de admisión. Lo que nos pidieron entonces fue que la prueba se hiciera en noviembre, para no retrasar el proceso de toda la universidad. Con la modificación que le hicimos a la prueba especial se acomodó un modelo que era práctico en términos temporales pero no efectivo en relación a lo que realmente queríamos evaluar.

Si bien yo creo que el instrumento anterior de evaluación se perpetuó en condiciones menos útiles que lo que es ahora, afortunadamente en los últimos años hemos tenido una buena selección. Aún así, yo estoy seguro que este año tenemos una selección mucho mejor porque hemos sido más suspicaces a la hora de indagar en los postulantes, y también hemos sido mucho más radicales a la hora de tomar decisiones que impliquen aceptar o dejar fuera a alguien.

¿Cuál es tu evaluación de esta nueva prueba?

Estoy muy contento porque a pesar de que hay muchas cosas que mejorar  en el nuevo instrumento, la evaluación es positiva no sólo de parte nuestra, que quedamos con la sensación de haber evaluado minuciosamente a los postulantes en diferentes áreas, sino que además los mismos postulantes lo evaluaron bien, afirmando que era bastante más ameno este sistema porque se sentían más cómodos y en un estado de nerviosismo menor que con la prueba anterior. Esto porque antes, si en los cinco minutos que duraba la evaluación ellos estaban nerviosos, simplemente no pasaban a la otra etapa, en cambio ahora tuvieron casi seis horas en más la prueba teórica para demostrar todo lo que eran capaces de hacer.

Esta fue una prueba memorable para la cantidad de postulantes que tuvimos este año, que fueron 430. Si fueran, por ejemplo, 100 postulantes no habría ningún problema, aunque nosotros estábamos preparados para recibir un número similar al de los años anteriores, que alcanza alrededor de 650 postulantes.

¿Por qué crees que bajó tanto la cantidad de postulantes?

Yo creo que se debe a dos cosas: una, fundamentalmente a que la prueba cambió. Las postulaciones bajaron en un porcentaje altísimo porque la gente no quería leer los dos textos y se daba cuenta de que iba a ser una cosa en serio. El otro factor, y creo que explica el porcentaje más alto de deserción, es que creo que se acabó la moda del teatro. De hecho se han cerrado escuelas de teatro de universidades privadas en provincia, como la Universidad Mayor de Temuco, y también en Santiago, como la de la Universidad Diego Portales.

Durante muchos años este oficio fue un poco subversivo, y los papás tenían problemas con que sus hijos estudiaran teatro pero hoy en día eso no ocurre. Si bien ha cambiado la percepción del teatro, en muchas ocasiones lo ha hecho de forma errada y es que mucha gente quiere estudiar actuación porque quiere ser famosa. Es interesante lo que pasa con este fenómeno, sin embargo yo creo que ahora realmente va a volver el verdadero amor por el teatro y lo que significa hacer teatro, que es algo muy difícil.

¿Qué aspectos crees que habría que mejorar en la prueba especial el próximo año?

Para nosotros siempre es una amenaza el no saber con cuántos postulantes vamos a contar, lo que significa que no podemos distribuir el tiempo orgánicamente en relación a los postulantes que van a venir. El otro problema que tuvimos es que algunos días coincidieron con la prueba de la Universidad Católica, pero fundamentalmente yo diría que las cosas que habría que mejorar son más bien aspectos organizacionales y quizás algunos contenidos a evaluar en los talleres, pero creo que no van a haber cambios profundos ni radicales el próximo año porque en términos estructurales ha sido un muy buen instrumento que ha arrojado evidencias concluyentes respecto a los postulantes.

¿Qué fue lo que te dejó más satisfecho del proceso?

El darnos cuenta de que realmente el instrumento es válido, porque uno puede inventar un fenómeno y éste puede no funcionar, pero ahora me quedo satisfecho cuando veo que los colegas que trabajan y hacen clases de actuación, voz y movimiento dicen que la prueba tuvo mucha aceptación, fue buena y que tuvieron la oportunidad de evaluar realmente a los postulantes. Es satisfactorio ver que tus colegas se empiezan a motivar nuevamente con tomar una prueba de admisión, y también cuando veo que los postulantes se acercan y dicen "profesor, yo no pasé la segunda etapa pero quiero decirle que realmente me di cuenta de que esta vez me evaluaron y estoy súper contento". Y se acercó mucha gente a decirlo.

En definitiva, el balance es positivo absolutamente, porque desde donde se lo mire constituye un avance. También invitamos a profesores de otras escuelas a participar de este proceso, lo que fue súper positivo. Por ejemplo, en el taller de voz estuvo Gabriela Aguilera, quien es profesora de la Universidad Católica. Ella se mostró muy contenta con la nueva prueba porque podía dar fe de que las notas que había puesto efectivamente reflejaban el desempeño de los postulantes y eso es muy positivo. Para nosotros es satisfactorio saber que ahora estamos brindando un servicio en condiciones óptimas.

"Lamentablemente en las carreras artísticas la validez de la PSU a veces se torna un poco compleja"

Espinoza es crítico al evaluar la influencia que han tenido los medios de comunicación en la percepción del oficio del actor, ya que "se piensa que aparecer en algún reality posibilitaría actuar y eso es absolutamente errado. Es decir, te da la posibilidad, pero las herramientas para actuar no te las da de ninguna manera". Y continúa: "Nosotros hacemos que los postulantes completen un cuestionario en el cual les preguntamos cuáles son las tres últimas obras de teatro que han visto en el año. Algunos no han visto tres obras en el año, y otros simplemente no han visto teatro. Hay otra pregunta que dice ¿cuál es la actriz o el actor de teatro que más te gusta? ¿en qué obra lo has visto? Hay muchos grandes actores de teatro que son mencionados, pero responden 'no he tenido nunca la oportunidad de verlo en teatro pero lo he visto en televisión y me encanta como lo hace'. Alrededor del 25% de la gente que postula da ese tipo de respuesta a una pregunta tan simple como qué actor de teatro te gusta, entonces el perfil es bastante errado y en general la gente piensa que estudiar teatro significa otra cosa de lo que realmente es".

De algún modo, la prueba teórica implementada en la prueba especial de selección tiene por objetivo ser un objeto de medición que ayude a dilucidar quienes son los que están realmente interesados en el oficio teatral, en el entendido de que no se trata sólo de poseer una buena condición física, vocal y psicológica, sino que también de tener una cercanía y dominio del arte de las tablas.

Sin embargo, en todo el proceso de selección hay algo que a veces juega en contra y que está absolutamente fuera de sus manos: "Nos preocupa la PSU, porque finalmente es esa prueba la que determina los alumnos que finalmente pueden postular. Hay dos niñas de Arica que obtuvieron el más alto puntaje en la prueba especial de admisión, pero en los ensayos de la PSU sacan entre 590 y 610, por lo que están a un paso de quedar o no en actuación".

Y agrega: "Yo creo que la PSU es un instrumento válido pero lamentablemente en las carreras artísticas a veces esta validez se torna un poco compleja. En este caso, y a pesar de los excelentes resultados de ambas en la prueba especial de admisión, dependemos absolutamente de los resultados de la PSU". Para efectos de la postulación e ingreso definitivos a la Licenciatura en Artes con mención en Actuación Teatral, el puntaje ponderado de la PSU a su vez se ponderará  en un 40%, mientras que la prueba especial de admisión valdrá un 60%.

De los 52 postulantes que fueron pre-seleccionados tras obtener más de 600 puntos en la prueba especial de admisión, 21 de ellos obtuvieron el puntaje máximo. El académico y Coordinador Docente de la sede Pedro de la Barra concluye: "Es fuerte el hecho de que finalmente la PSU limite bastante, pero nosotros sabemos que del total de 430 postulantes, escogimos los 52 mejores".

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