Con dramaturgia de Pedro Bustos y dirección de Jorge Arecheta, la obra "Nosotros" simplemente arrasó en la X versión del Festival de Dramaturgia y Puesta en Escena Víctor Jara, llevándose las distinciones a mejor actuación femenina (Alejandra Díaz), mejor actuación masculina (Ítalo Gallardo), mejor diseño integral (creación colectiva) y mejor puesta en escena (Jorge Arecheta), y gracias a adjudicarse este último reconocimiento, la premiada obra comienza una temporada de extensión en la sala Sergio Aguirre este jueves 4 de diciembre a las 20:30 hrs., la cual se extenderá hasta el 20 de diciembre.
A pesar de cursar el primer año de actuación teatral, la cercanía de Pedro Bustos con las artes escénicas viene de mucho antes: integró por casi tres años la Escuela Nacional de Teatro Comunitario Azulvioleta, su afición por la literatura y la escritura lo llevó a acercarse al teatro a través de la dramaturgia y la dirección, postuló una vez a actuación y tras quedar eliminado, ingresó al Curso de Actuación Vespertino de la Universidad de Chile. Finalmente, la perseverancia de este joven actor le permitió ser este año el primer puntaje de ingreso a la Licenciatura en Artes con mención en Actuación Teatral.
En esta entrevista, que responde junto al director de "Nosotros" Jorge Arecheta, Bustos relata el largo proceso de gestación de la obra, el modo en que el resto de la compañía aportó en darle una forma definitiva y los referentes que ambos compartían sin saberlo al momento de ponerse a trabajar juntos.
Temáticas como el amor, la obsesión y la soledad pueden parecer muy simples a primera vista. ¿Cuál fue tu motivación para trabajar con ellas y hacer una obra que terminó arrasando en el Festival Víctor Jara?
Pedro: Un día conversando con un amigo, me comentó que había leído un poema de un autor chileno en el que no se distinguía la frontera entre poesía y cuento. El poema hablaba de un tipo que se estaba maquillando y vistiendo de mujer, y finalmente se revelaba que él hacía eso porque se estaba poniendo las cosas de su pareja que se había ido. Eso me quedó dando vueltas mucho tiempo y siempre pensé en escribir algo, pero nunca tuve claro qué iba a ser.
También cerca de mi casa hay un carrito de sopaipillas y ahí se pone un travesti todos los fines de semana. El travesti era muy amigo de la señora que vendía las sopaipillas, y esa relación me llamó demasiado la atención. Y bueno, en el taller vespertino que hice el año pasado había que hacer un ejercicio de observación de la realidad y yo les propuse a mis compañeros ir al carrito de las sopaipillas, y en cuanto a la idea dramática de la historia se me ocurrió hacer la relación con el poema del cual me habían hablado. Ahí empecé a escribir un guión pequeño acerca de un encuentro entre este travesti y una mujer, que finalmente terminaba siendo su pareja que se había ido hace aproximadamente ocho años.
Al año siguiente tenía ganas de seguir ahondando en ese tema porque de todo lo que había escrito para teatro era lo que más me tenía motivado. Entonces le pasé el texto a Radrigán, un día nos juntamos a conversar y me dijo que le parecía muy interesante el tema que había tratado. Ahí empecé a trabajar la obra, que en un principio se desarrollaba en el carrito de sopaipillas. Ese fue el texto que mandé al Víctor Jara y que salió elegido, y después con el resto de la compañía se empezó a trabajar desde otra perspectiva, incluyendo un plano más onírico a una obra que originalmente trabajaba una estructura realista.
Empezamos a confundir y mezclar la realidad con la ensoñación, con lo que pasaba en la mente del protagonista, y en ese momento la dramaturgia se puso muy al servicio de lo que queríamos hacer como puesta en escena.
Considerando la mezcla que realizaron entre realidad y ensoñación, ¿qué fue lo más difícil de poner en escena?
Jorge: Partimos de la base de no entregarle todo al público, sino de dejar ciertos espacios para que el público pudiese completarlos con sus propias vivencias. Además, nosotros no teníamos plena seguridad de lo que estábamos haciendo, entonces de alguna manera fue más un trabajo intuitivo. Dentro de las influencias de la obra está David Lynch, claramente, por lo que la etapa del trabajo de mesa consistió en ver casi toda su filmografía. Nos parecía interesante que de alguna manera uno como espectador nunca está cómodo ante sus películas, y bueno, ahora la compañía se llama La Laura Palmer.
Con respecto a los efectos perturbadores que incluyeron en la obra y que dan cuenta de que la cultura visual y cinematográfica está muy presente en sus imaginarios, ¿siempre estuvo en mente poner elementos así?
Pedro: Eso pasa porque antes de entrar acá yo tenía un rollo súper cinematográfico y de hecho estuve muy indeciso entre entrar a estudiar actuación o cine. En los ejercicios y muestras que he hecho en actuación siempre estuvieron las ganas de hacer una cinematografía en la escena pero nunca había resultado tan bien. Creo que esta fue la instancia perfecta para hacerlo, que fue tomar el texto y trabajar con el referente que teníamos que era Lynch.
Lo otro muy grato que pasó es que Lynch es casi mi director favorito de cine, y cuando le pasé el texto a Jorge para que lo dirigiera, no tenía idea de que a él también le encantaba, entonces fue una coincidencia muy importante porque nos dimos cuenta de que íbamos a lo mismo y que cualquier cosa que pasara con el texto, cualquier modificación surgiría en pos de un lenguaje en común.
Jorge: De hecho cortamos mucho el texto y Pedro no tuvo problemas con que se hiciera. Suele suceder que los dramaturgos se encariñan mucho con el texto y es algo súper normal, pero Pedro dio la libertad para que lo cortáramos e incluyéramos cosas que fueron surgiendo a partir de la improvisación.
Pedro: En el caso de los efectos, todo surgió de la improvisación. Finalmente en la obra se ve que no son elementos sobrepuestos, sino que son funcionales a la historia que se está contando.
Una cosa que me llama harto la atención es que el diseño integral de la obra -que también fue premiado en el Festival Víctor Jara- fue una creación colectiva de ustedes mismos, como actores. ¿Por qué quisieron hacerse cargo de eso si conviven a diario con gente de diseño teatral?
Jorge: La verdad es que queríamos trabajar con un diseñador pero él estaba muy ocupado. Entonces dijo que estaba dispuesto a ayudarnos pero que no quería dar su nombre porque no iba a poder estar 100%, y como hubo diseñador ausente durante mucho tiempo, tuvimos que empezar a montar la obra. En el trabajo de mesa quisimos que la historia sucediera en un lugar íntimo, y por eso escogimos una casa. Un día Italo llegó con un bosquejo y a todos nos gustó mucho. En ese momento comenzamos a recurrir a este diseñador, a quien le íbamos preguntando qué le parecía., entonces en ningún momento tuvimos la intención de trabajar sin diseñador, pero sí de mantener el proceso un poco más íntimo.
Qué opinan del hecho de que ustedes sean tan jóvenes y que hayan logrado montar esta obra con tanto éxito en el Festival Víctor Jara?
Pedro: Yo había montado cosas antes, traducciones escénicas de poemas, pero a nivel oficial, con una temporada y un elenco estable, nunca, esta fue mi primera vez. Fue una gran sorpresa ganar el festival, aunque confiaba en el trabajo que teníamos, igual uno trabaja bajo la intuición, por lo que tampoco tiene los recursos técnicos, materiales y la experiencia como para decir con seguridad esto va a funcionar. En verdad nos dimos el gusto de poner nuestros referentes en escena y en función de lo que queríamos hacer. Desde ese punto de vista fue muy grato el ver que al incluir cosas tan personales como tus referentes, o en mi caso, poner cosas tan personales como lo que cuento en la obra, puede funcionar. Fue enriquecedor darse cuenta de que a partir de una base tan íntima y tan propia se puede lograr un resultado tan bueno técnicamente.
Teníamos la duda de si la obra se iba a entender o no, y nos pasó una anécdota notable: la abuelita de Italo fue a ver la obra y llevó a una amiga con ella. Uno podría pensar que no iban a entender nada, pero entendieron todo, a pesar de que jugamos en un plano de ruptura onírica y de confusión de realidad con ensoñación. Para nosotros esa fue una de las cosas más gratas que nos pudo haber pasado: que todo lo que la señora Juanita dijo que pasaba en la obra, era lo que nosotros esperábamos que se entendiera.
Jorge: Ganar el festival Víctor Jara fue sorpresivo. A nosotros nos gustaba el trabajo, pero no sabíamos si iba a gustar, entonces en los primeros ensayos dijimos 'pasémoslo bien haciendo esto y hagamos algo que nos guste a nosotros, como compañía'. Yo creo que funcionó porque de alguna manera la obra es muy íntima y como decía antes el espectador tiene la posibilidad de completarla con muchas imágenes personales.
¿Qué es lo que más valoran de "Nosotros"?
Pedro: Personalmente, y es algo que me pasa con el teatro hoy en día, siento que se ha preocupado de centrarse demasiado en la forma abandonando un poco el contenido: hay un dejo respecto a qué se está contando, y hay una preocupación demasiado potente por cómo se cuenta, y en ese sentido creo que ninguna de las dos cosas se pueden abandonar, sino que siempre tiene que haber una preocupación por el qué se cuenta y el como se cuenta.
Creo que "Nosotros" genera una cosa súper bonita que parte desde la necesidad de crear una forma narrativa propia. Además lo que se está contando es una historia súper íntima, algo que puedo decir que surge en base a alegorías y metáforas acerca de experiencias personales y de cómo hacer la traducción de eso. Después de hacer la traducción metafórica, hacer la traducción escénica fue demasiado gratificante: el haber podido contar algo tan íntimo desde un lenguaje tan propio. Es algo a lo que había aspirado desde hace mucho tiempo: generar una narrativa propia, y fue algo que compartimos con los demás al hacer un trabajo de lenguaje muy compenetrado.
Jorge: A mí lo que más me gustó de la obra fue el proceso de creación, porque fue demasiado grato. Y pensando en el público, creo que de alguna manera ese "Nosotros" se abre un poco, porque el espectador puede completarlo con una vivencia propia. En ese sentido, el "Nosotros" del título no lo pensamos como algo ajeno, sino que tratamos de plantearlo como algo más globalizado y abierto a demás.
Las funciones de "Nosotros" se realizarán entre el 4 y el 20 de diciembre a las 20:30 hrs. en la sala Sergio Aguirre (Morandé 750, Santiago). El valor de las entradas es $2.000 general y $1.000 estudiantes y tercera edad. Para reservas, llamar al (02)9771790.