Viernes 24 a las 20 hrs.:

Sala Agustín Siré acoge en un único día de exhibición una particular muestra de vestuario

Sala Agustín Siré acoge una particular muestra de vestuario

Tras dos años de investigación, el resultado final del proyecto encabezado por el profesor Hiranio Chávez y en el cual participaron como co-investigadoras las académicas Alejandra Alfageme, Monserrat Catalá y María Teresa Lobos tendrá una particular exhibición en la sala Agustín Siré. El proyecto cuyo nombre es "Origen y estereotipo del traje de la mujer campesina del valle central de Chile" consistió en determinar el desarrollo y transformación de tal objeto de vestuario a través del tiempo, partiendo del siglo XVIII hasta nuestros días. A partir de una exhaustiva revisión tanto bibliográfica como iconográfica el equipo investigador se dio a la tarea de reconstruir trajes de distintos períodos históricos, utilizando técnicas propias de la época a representar. El resultado final se podrá apreciar en una muestra de vestuario escenificada que se realizará este viernes 24 de abril a partir de las 20 hrs. en la sala Agustín Siré.

La investigación de "Origen y estereotipo del traje de la mujer campesina del valle central de Chile" fue posible gracias al Concurso de Proyectos de Creación e Investigación artística DI 2006, dependiente de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo y el Departamento de Investigación de la Universidad de Chile.
En esta entrevista, parte del equipo de investigación revela detalles del proceso, sus descubrimientos y la importancia de realizar un trabajo de esta envergadura, que se transformó finalmente en un rescate histórico y patrimonial sin precedentes.

¿Cómo nace este proyecto de investigación?

Hiranio Chávez: Yo postulé a este proyecto hace dos años y fue aprobado por un monto que incluía una serie de materiales para realizar esta investigación. El proyecto se llama "Origen y estereotipo del traje de la mujer campesina del valle central de Chile", corresponde a lo que vulgarmente se llama "el traje de la china", y se trata de un traje que se ha estereotipado. Me empecé a dar cuenta que lo que se conoce hoy es un traje que está aceptado por la sociedad y la cultura como chileno, y yo tenía serias dudas al respecto. Así empezamos a investigar y nos dimos cuenta de que es un traje que obviamente no existe, que fue creado con fines específicos. En el transcurso de la investigación revisamos material desde el punto de vista iconográfico, bibliográfico, cinematográfico e hicimos también entrevistas a especialistas en cultura tradicional. Hoy tenemos casi la certeza de que el traje que conocemos hoy creó por la década de los años 30.

¿A qué responde esa creación ficticia de un traje que asume la definición de típicamente chileno?

Hiranio Chávez: Responde a una industria cultural artística, que en este caso sería la del cine. El cine es uno de los motores que desarrolla este estereotipo, como respuesta frente a un pueblo que no tiene un traje de una vistosidad y un colorido que se podría dar en un país centroamericano. Mi tesis justamente apuntaba a eso, a descubrir esa creación.

Hay algunas investigaciones hechas en el plano de la música y también información entregada por estudiosos del cine que señalan estas influencias tremendamente grandes de parte del cine mexicano en Chile, y eso se da justamente desde la década del 30 en adelante. Hay una serie de películas que son editadas entre la década del 30 y el 40 donde está el estereotipo totalmente formado, y donde los personajes que participan en estas películas no son campesinos, sino que son actores que toman el rol de campesinos poniendo en acto estereotipos de formas de hablar, de vestir y de cantar. También vimos otras películas que son de principios del siglo XX, donde comprobamos que lo que en ellas se muestra sobre vestuario femenino no tienen nada que ver con estas imágenes posteriores. Para realizar esa parte de la investigación tuvimos la suerte de contar con el apoyo de la Cineteca Nacional, quienes nos prestaron películas de ese período.

¿De dónde surge el interés por investigar este tema?

Hiranio Chávez: Porque me doy cuenta que en el teatro hay una necesidad continua de recuperación de la memoria y el patrimonio, y siempre se está recurriendo a la tradición, pero el tema del vestuario estaba muy poco investigado. Justamente las colegas de diseño accedieron a participar en esto porque se dieron cuenta de que era tremendamente necesario saber más aún de lo que por tradición se había venido conociendo como el típico traje chileno, que es el que se ve en los supermercados, en los kioscos y en los conjuntos folclóricos cada 18. Había que buscar por otro camino, y eso fue lo que hicimos hasta llegar al estereotipo de traje que conocemos hoy día como de china.

¿Por qué su interés principal en la construcción de un estereotipo?

Hiranio Chávez: Mi especialidad es la musicología y la danza, entonces como he tenido cierta participación en hechos de cultura tradicional ya sea en la danza o en la música me pareció que era tremendamente relevante decir "ya, está bueno que se sepa cuál es el origen de estos trajes". Claro que hoy día ese traje representa la chilenidad, porque se ha instalado en la sociedad, pero es a pesar de todo un estereotipo.

¿Y por qué surgió también la necesidad de reconstruir estos trajes?

Hiranio Chávez: Porque la investigación se basó fundamentalmente en el hacer, y las colegas de diseño (Alejandra Alfageme, Monserrat Catalá y María Teresa Lobos) se dieron cuenta de que en el hacer aparecieron las técnicas que hoy ya están prácticamente desaparecidas. Por ejemplo, no existe ninguna información acerca de cómo era la ropa interior de la mujer, entonces en el hacer ellas descubren determinadas prendas que daban pistas de cómo se vestían las mujeres en ese período. Se realizó un trabajo de reconstrucción de esa manera, a través de la manufactura traje por traje, armando y desarmando, buscando las telas adecuadas, que fuesen similares a las originarias, tiñendo y estampando con las técnicas de ese período. El resultado de esto son reconstrucciones de trajes del siglo XVIII, XIX y XX, incluyendo el estereotipo actual. Ha sido tremendamente importante el descubrir en el hacer, y eso ha sido una labor de las investigadoras.

Maite Lobos: Lo que dice Hiranio es súper relevante porque la documentación que hay respecto al tema es muy escasa en Chile: prácticamente hay dos libros de base y todas las fuentes refieren a lo mismo, entonces esas fuentes además son tremendamente superficiales con respecto al tema. Describen itemes que tienen que ver con la apariencia, pero nunca con la construcción, entonces en el hacer nos fuimos encontrando con las problemáticas del cómo se cosía en esa época, qué tipo de cortes se usaba, o cómo harían los adornos: lo que para nosotros podría ser cinta no podía serlo porque ese material era muy caro, y una mujer común no tenía plata para comprar encajes. Además el tema mismo de nuestra investigación, es decir, el vestuario de la mujer campesina de clase media a media baja, no es el que aparece en los cuadros ni en los retratos. Hay algunos cronistas y ensayistas que relatan algunas historias costumbristas, pero siempre las mencionan en términos bien generales.

Entonces en el fondo esta investigación ha sido realizada con una mezcla de información, porque cruzamos los datos que hay acerca de Chile con algunos datos más específicos que son extranjeros, como moldes antiguos que empezamos a aplicar acá. Y desde ahí, y también con apoyo de un estudio sobre el desarrollo de la industria textil en Chile relativo a qué avances tecnológicos se van integrando en el país, realizamos una investigación desde distintas fuentes y con un proceso de integración de esa información para dar con el dato exacto. Entonces siempre hay un valor especulativo al respecto, pero en función de esta información que está dispersa y que tiene distintas aristas, como es la información histórica, económica, la que proporcionan los cronistas y los costumbristas.

"Nuestra investigación se basó en una historia que no había sido contada: la del traje de la mujer de clase media y baja en Chile", afirma Maite Lobos.

¿Cómo fue la aproximación a las imágenes? ¿Hubo sólo una revisión de documentos o también tuvieron la oportunidad de ver trajes reales conservados?

Maite Lobos: Vimos los trajes que están en el Museo Histórico Nacional, pero como en nuestra investigación buscamos siempre el traje más normal, de calle o de situación fiesta pero relativamente modesta, hay mucha información que no nos servía. Por ejemplo en el Museo de la Moda no hay elementos tan cotidianos, entonces el apoyo del Museo Histórico Nacional, que fue donde más vimos trajes, fue muy relevante. El traje más antiguo que tienen ellos es de 1860, pero no lo pudimos ver porque estaba en restauración. Sí vimos desde 1870 en adelante. Los miramos por dentro, cómo estaban hechos, las telas, las calidades de las telas.

Hiranio: Lo más importante de todo ha sido el aporte de la fotografía, desde que se inventó y dejó registros, porque de ahí en adelante hay un elemento importante que hace puente con el pasado. Otra cosa importante es que las colegas descubrieron, a través de preguntárselo, de qué material era el miriñaque. En los textos no hay información sobre esta estructura, por lo tanto, nosotros por deducción y considerando la artesanía que existe en Chile y que es muy fuerte, llegamos al resultado de que supuestamente se hacían de mimbre.

Maite: Por la forma del vestido, veíamos a través de las imágenes que se estaba usando un miriñaque, pero nadie lo dijo nunca. Al estar esas imágenes, suponemos que se usaron y que deben haberse hecho con los medios existentes en Chile, que perfectamente pudo haber sido mimbre y tela.

¿Cómo fue el proceso de reconstruir estos trajes, que será finalmente el contenido de la exposición?

Maite: A partir de los datos recopilados comenzamos a buscar las temas apropiadas, y ese fue otro gran problema, porque aparte de que la industria textil en Chile se compone prácticamente de pura importación, los algodones y telas naturales se fabrican muy poco. Un elemento técnico súper importante fue que Alejandra consiguió que estamparan a mano algunas telas, así que compramos la tela, pudimos elegir los estampados y ellos lo hicieron, y eso también es algo que es imposible encontrar. Tu ves un estampado y te das cuenta altiro que es de ahora, de los 90 o máximo de los 80, pero encontrar un estampado que parezca de hace un siglo atrás era imposible. No existe no más, no está a la venta.

¿Qué fue lo más importante que surgió durante el proceso de investigación ?

Hiranio: Yo creo que el descubrir una forma de vida de la mujer chilena. Creo que hasta el presente siglo, la mujer chilena ha tenido una importancia muy menor, y sobre todo la gente de las clases más bajas prácticamente no son consideradas dentro de la sociedad. No nos olvidemos que el nombre de china, que significa sirvienta y que es el nombre del actual traje, denota a una persona de calidad menor dentro de la sociedad del siglo XVIII hacia delante. Por lo tanto, desde esta perspectiva, nuestro trabajo ha consistido en hacer un rescate de la mujer desde un punto de vista social.

¿Cuántos trajes componen la muestra que se realizará el viernes?

Maite: Son nueve trajes. Seis de ellos son de corte histórico, del ámbito cotidiano, y tres son de espectáculo, que constituyen la base histórica para llegar al estereotipo del traje de la china que se conoce hoy

Fue un largo proyecto de investigación, ¿no?

Hiranio: Sí, porque el trabajo es muy lento. Partimos con la recopilación de datos, un trabajo etnográfico, y después realizamos la confrontación de estos datos entre nosotros. El problema más concreto fue el hacer, y en definitiva fue lo más importante del trabajo de investigación. Por eso creo que valió la pena que la investigación se haya alargado un poco más, y quería agradecerle al DI por eso, porque nos permitió tener la calma y tranquilidad para que las colegas pudieran hacer una minuciosa labor.

Alejandra Alfageme: Todo para tratar de acercarnos a la realidad lo más posible, investigar hasta cómo era el tipo de costura, no sólo lo que se ve por fuera, sino que además cómo era el vestuario por dentro, tratar de conseguir hilos parecidos y eso es lento. De hecho la mayor parte de los trajes están hechos a mano, intentando no utilizar cosas que no correspondieran a la época. El trabajo también incluye el teñido de las telas con sustancias naturales, para hacer que las telas se vean más envejecidas.

Maite: En promedio, la realización demoraba un mes por cada traje.

Ustedes, como mujeres, tuvieron alguna motivación en especial para embarcarse en esta investigación?

Alejandra Alfageme: Ver el rol de la mujer, el cómo ha ido evolucionando dentro de la sociedad, la importancia que hemos ido teniendo y cómo hemos avanzado. Eso también fue un descubrimiento bueno, que la mirada que se tiene hoy día sobre la mujer es completamente distinta a la que se tenía en el siglo XVIII.

Maite: También como diseñadora teatral me parece muy relevante el hecho de que quede una documentación que no existía. Eso es súper importante porque en el fondo los únicos datos con los que uno cuenta son justamente los que circulan y que tienen que ver con la moda de la aristocracia. Nuestra investigación se basó en una historia que no había sido contada: la del traje de la mujer de clase media y baja en Chile. Es un grupo que no existe prácticamente, porque no está en los retratos y nadie alude a ello, entonces ahora pasa a tener presencia. Y el hecho de que nosotros hayamos hecho esta investigación nos da una base para poder establecer esa historia y generar ese documento. Como diseñadora uno encuentra datos cuando hay un registro fotográfico, pero lo demás está todo pensado por la pintura, entonces está todo cruzado por miradas súper particulares, de pintores muy particulares, como el Mulato Gil de Castro, por ejemplo. Esto nos permitió ir un poquito a la realidad de la época, si bien tomando en cuenta la mirada de los pintores, pero tratando de ir un poco más allá.

Hiranio: Es importante lo que dice Maite, esta subalternidad representada en la mujer, pero también el hecho de que esta investigación haya partido desde el ámbito del diseño teatral es algo tremendamente relevante, porque la gente de diseño es habitualmente la que transforma y va recreando, pero en este caso el diseño se hace cargo de esta gran responsabilidad recuperando el pasado y colocándolo en un lugar de relevancia en la sociedad y en la investigación. En ese sentido creo que el aporte que se hizo desde el mundo del diseño teatral es tremendamente importante.

¿Cuál será el destino final de estos trajes?

Maite: Aparte de la muestra, que es el momento escénico de verlos en acción, la idea es generar mucha circulación de obra, y además está la idea de hacer un catálogo que contendrá el resumen de la investigación, fichas de los trajes y todos los parámetros que utilizamos en la investigación, para que quede como un documento. Entonces debería tener una divulgación tanto por la publicación como por una serie de exposiciones.

Hiranio: Lo más fácil para realizar una muestra de este trabajo era colocar los trajes en un maniquí y dejarlos en exposición. Pero nosotros decidimos que en vez de hacer eso, fuesen maniquíes vivos y contextualizados.

Alejandra: Nos complicaba utilizar maniquíes porque la ropa interior realiza una distorsión del cuerpo, sobre todo los corset. El cuerpo de las mujeres iba tomando distinta forma de acuerdo a la época, y los maniquíes no tienen la flexibilidad de un cuerpo humano, entonces en ese sentido no nos sirven tanto. Para mostrar estos trajes habría que hacer maniquíes especiales.

Hiranio: En esta escenificación va a participar la agrupación folclórica chilena de Raquel Barros como músicos y como intérpretes. Ellos vestirán estos trajes porque corresponden al mundo popular. También estará la profesora Juana Millar y el Ensamble musical chileno, que si bien son músicos doctos, también establecen un diálogo con la música popular.

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