Guadalupe Barrientos, Directora General de Compañía de Danza UV:

"Es en el arte donde debemos abrirnos al ser humano"

Directora Danza UV: "En el arte debemos abrirnos al ser humano"

Con un taller de improvisación y composición coreográfica y tres funciones gratuitas, la Compañía Danza UV dirigida por Guadalupe Barrientos llenó de un ambiente mexicano las dependencias de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Esta visita, que fue posible gracias a un proyecto de intercambio entre la Facultad de Danza de la Universidad Veracruzana y el Departamento de Danza de la Universidad de Chile, brindó al público la oportunidad de conocer de primera fuente las tendencias artísticas y creativas que predominan en la danza contemporánea mexicana, y a los estudiantes, una aproximación a las técnicas de enseñanza de la danza que se imparten en la Universidad Veracruzana.

¿Qué te parece la oportunidad de poder hacer este tipo de intercambios entre ambas universidades?

Se habla mucho de establecer redes en todos los ámbitos del conocimiento humano, y una de las cosas que nos ha permitido al área de artes entrar en contacto con otras personas en otras partes del mundo ha sido este concepto de crear redes. Dentro de las universidades esto se ha implementado mucho, y una de las cosas que más nos han beneficiado es la posibilidad de crear redes de intercambio académico porque uno se da cuenta que los bailarines somos parte de un solo planeta. Compartimos también una cruzada, por decirlo de alguna manera, dentro de un mundo tan diverso, y podemos intercambiar experiencias, porque si bien tenemos muchas similitudes, también tenemos muchas diferencias porque la diversidad cultural es grande.

Como latinoamericanos podemos pensar que compartimos muchas cosas pero aun así hay muchas diferencias, que es lo que hace rica y diversa la cultura. En ese sentido podemos intercambiar experiencias y conocimientos que nos ha dado la historia de la danza a todos en la región, y eso es una maravilla: poder venir a Chile, estar en la Universidad, ver bailarines que se forman de una manera distinta a la nuestra pero que comparten esta alma tan hermosa por la danza. Y esto nos hace más ricos porque afianzamos lo nuestro, y lo nuestro compartido con otros mundos y culturas se enriquece. Yo creo que es en el arte donde debemos abrirnos al ser humano. Cuando las fronteras se cierran para millones de seres humanos, el arte debe abrirlas, en ese mundo sin fronteras que debemos establecer. Para nosotros, el estar aquí en Santiago es una experiencia muy importante.

Puesto que los métodos de enseñanza de la danza son distintos en México con respecto a Chile, ¿qué es lo que la Universidad Veracruzana puede entregarle a los estudiantes de la Universidad de Chile?

México es un país muy diverso culturalmente, con muchas desigualdades sociales y políticas. Vivimos un momento difícil para el país desde hace un buen rato ya, pero nosotros seguimos pensando que debemos seguir manteniendo nuestro hacer como universitarios, seguir haciendo arte desde la universidad es una obligación y una responsabilidad social y entonces esto nos sitúa a nosotros en una región que es muy compleja. La Universidad Veracruzana está situada en el sur-este de México, región de una gran diversidad cultural, donde está la mayoría de los grupos indígenas de México. Veracruz especialmente tiene una región huasteca muy rica donde conviven grupos totonacos, de papancla, nahualtl, otomíes; hay una confluencia de culturas muy fuerte, donde viene también la influencia del sur, de Guatelamala y San Salvador, por lo que se vuelve entonces un laboratorio muy rico culturalmente. Nuestros estudiantes vienen de todas las regiones del país y eso nos da una característica como escuela.

Como Facultad de Danza nosotros tenemos una tradición muy adherida a los Estados Unidos en términos de formación danzística, pero también con una vertiente muy nacional dentro de México porque la escuela fue muy influenciada por el Ballet Nacional de México. En estos momentos estamos impulsando un cambio dentro de la currícula que es nada más una expresión de los cambios que ha habido al interior de la escuela en términos de renovar las técnicas danzísticas con las cuales estamos formando a los muchachos, con la intención de crear un área de educación somática que es muy importante porque lo que buscamos es que la formación sea más autónoma y más autoreflexiva de parte de los bailarines. En este proceso de acercarnos a otras maneras de formar a los bailarines, para nosotros aprender de la tradición chilena es muy importante, porque la tradición chilena está muy enriquecida con corrientes europeas, que a lo mejor ahora se ha diluido un poco y se ha transformado naturalmente con el paso del tiempo, pero para nosotros Chile es un centro donde se hace danza en el cono sur que es muy importante, que queremos conocer y queremos enriquecernos a partir de esto. En este proceso de apertura que tiene la escuela, Chile es importante, así como también lo es Alemania, con quien también tenemos relaciones de intercambio.

Si en el estado de Veracruz conviven tantas etnias distintas, ¿cómo se ve reflejado eso en la creación de la danza?

Siento que donde más se nota esta vertiente cultural de la región donde estamos enclavados es en el tono, en la tesitura, en la textura de los bailarines. Ahí es donde más se nota. Pasa mucho en nuestro país que en el terreno de la creación en danza se deja influir muchísimo por las corrientes europeas y norteamericanas. No siempre se hace una reelaboración desde nuestra propia cultura y muchas veces como coreógrafos caemos en una imitación, lo cual yo pienso que no es malo, sino que es parte de un proceso. Pero algo que yo agradezco a los creadores es la honestidad, es partir de lo que como ser humano, como ser artísticamente eres y te planteas en un mundo situado socialmente y entonces haces tu propuesta escénica, pero eso es difícil, porque con el querer estar en una supuesta vanguardia muchas veces a los coreógrafos les es más inmediato validarse a través de decir 'yo hago lo último de lo último', y creo que en Chile también pasa algo parecido. Como coreógrafos siempre estamos presentando proyectos para ganar apoyos económicos para poder seguir haciendo lo que hacemos, entonces evidentemente los proyectos que presentamos deben ser atractivos y decir 'voy a innovar la danza', entonces no hay un tiempo para el hacer creativo. Vivimos en una dinámica que presiona mucho en ese sentido.

¿Como percibes la recepción de los jóvenes bailarines en Chile?

Muy bien, en julio del año pasado estuvo en Xalapa el Ballet Juvenil Universitario del Departamento de Danza de la Universidad de Chile, con los maestros Vladimir Guelbet, Hilda Riveros y �?lvaro Cruz, y tuvimos una convivencia maravillosa. Ellos dieron varias funciones y tuvieron también una recepción de público muy bonita y ahora nosotros venimos acá y somos espléndidamente tratados. Es muy agradable sentirse como en casa. Los muchachos de la Universidad de Chile están muy ávidos de conocer, de aprender cosas diferentes, no necesariamente nuevas, pero sí diferentes, porque las escuelas de danza tendemos mucho a atomizarnos, a hacer nuestra burbuja y ahí nos resguardamos, y romper esa atomización cuesta mucho trabajo, pero para eso son estos intercambios: siempre está la necesidad de conocer lo que es diferente. Es una necesidad natural y muy sana además. Los muchachos de la Universidad de Chile están muy ávidos, son muy despiertos, aparte yo siento que hay una influencia muy fuerte de lo que está habiendo alrededor de ellos, del movimiento de estudiantes que hay desde hace ya varios años aquí en Chile. Eso impacta, no sé todavía en qué dimensión, pero sí se sienten estudiantes despiertos, no pasivos, y eso es bueno.

Llama la atención la conformación de la Compañía de Danza UV, porque la componen maestros, estudiantes y egresados. ¿Es común que haya este tipo de integración?

Por lo general en México las escuelas no tienen compañía de danza. Cuando asumí la administración de la escuela hace cinco años, me reuní con los estudiantes, grupo por grupo, y les dije, díganme que escuela quieren. Ellos dijeron queremos maestros huéspedes, queremos un concurso de coreografía, hacer un evento para estudiantes y tener nuestra compañía, porque no tenemos dónde bailar. Yo les dije me parece muy bien, vamos a organizarnos para hacerlo. Ha sido muy bonita la experiencia, y ahora que lo platicamos cinco años después, todo lo que ellos sugirieron se hizo. Lo hicimos, juntos. Tenemos nuestra compañía, hacemos un concurso de composición coreográfica estudiantil que ya lleva tres ediciones y al cual llegan estudiantes de toda la república a Xalapa, hacemos un encuentro nacional de estudiantes de danza contemporánea, que ahora queremos invitar a que vaya la Universidad de Chile, hemos tenido muchos maestros huéspedes, la escuela se ha abierto mucho.

En Xalapa los estudiantes tienen un peso muy fuerte porque ellos proponen y hacen. Evidentemente uno les pone las condiciones para que pueda hacerse, lo hacemos todo juntos. Y la compañía era algo que ellos pedían mucho, entonces empezamos a hacerla con los estudiantes más avanzados. Invitamos coreógrafos de México DF y de otros lugares de la República, porque si bien tiene muchos años la escuela en Xalapa, estábamos en un momento de mucho aislamiento y mucho estancamiento. Mi idea al inicio era que los muchachos más avanzados se graduaran, se titularan, hicieran su proyecto de titulación dentro de la compañía, y después se fuera a México DF a una compañía grande. Esa era nuestra propuesta inicial y con las primeras generaciones lo hicimos, pero empezó a suceder que las compañías estables en México son muy pocas, entonces todo se diluye en pequeños grupos independientes donde las condiciones de trabajo no siempre son las óptimas, entonces nosotros veíamos cómo los muchachos salían con un muy buen nivel y luego se perdían, porque no habían lugares estables donde pudieran trabajar. Ahí comenzamos a abandonar la idea que se fueran, porque además tuvimos una generación de muy buenos bailarines.

Estamos invirtiendo tanto trabajo en ellos, en su formación, que la universidad invierte y se nos van a la nada, entonces dijimos por qué no mejor capitalizar todo esto en una compañía ya profesional que siga vinculada a la Facultad de Danza pero que ya tiene una dinámica distinta, y que entonces sea conformada preferentemente con egresados y donde los estudiantes más avanzados de todas maneras van a poder seguir ingresando para iniciar su vida profesional. Es en lo que se ha conformado finalmente la compañía. Tenemos dos titulados, dos que acaban de egresar en julio pasado, y el resto son estudiantes de los últimos años, pero la tendencia es a profesionalizar la compañía y que sea una compañía asociada a la escuela.

En esta visita, trajimos a Chile 10 bailarines y al director artístico de la Danza UV, que es David Barrón. Él acaba de incorporarse a la compañía, porque precisamente con este nuevo ciclo que queremos iniciar de profesionalizar la compañía, trajimos un coreógrafo y director que tiene mucha trayectoria dentro de México y que es relativamente joven. David Barrón viene del norte del país, ha ganado dos veces el premio de composición coreográfica más importante de México y de Latinoamérica que es el "Miguel Covarrubias", es parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte, que es un programa donde se selecciona gente de danza, teatro, artes plásticas y literatura donde se les da una beca por tres años. Es muy difícil ingresar, y él es parte de eso. A él lo invitamos a dirigir la compañía en este nuevo ciclo que apunta ya hacia la profesionalización, y para nosotros es muy importante porque da cuenta de lo que nuestra facultad está haciendo: es como la expresión escénica de lo que estamos haciendo en la Facultad de Danza.

La profesora Barrientos se dio el tiempo para compartir sus enseñanzas con los estudiantes del Departamento de Danza de la Universidad de Chile, lo que fue muy apreciado por los jóvenes bailarines.

"La danza puede ser la misa de los tiempos presentes"

En las funciones gratuitas que la Compañía Danza UV realizó en distintas dependencias de la Facultad de Artes, presentaron cuatro coreografías: "Doabarakanó" un divertimento de autoría de David Barrón, fue una de las primeras coreografías que se bailaron dentro de la compañía Danza UV. "Cesa el Anhelo..." de Esther Landa, coreógrafa veracruzana formada en la Facultad de Danza. Sobre su obra, Guadalupe comentó que "ella siempre está tendiendo hacia la exploración del movimiento con un sentido profundo, humano". "Ojos de agua" de Magdalena Brezzo, coreógrafa uruguaya que lleva muchos años residiendo en México. "Es una coreógrafa joven muy reconocida, parte del Sistema de Jóvenes Creadores, y su obra para nosotros ha sido muy importante. En lo personal a mi me gusta mucho, y es de las propuestas más emergentes dentro de México", afirma Barrientos. La última coreografía presentada por Danza UV fue "Juan, alto voltaje", de Antonio Salinas, quien "también es un coreógrafo joven que rompe las fronteras entre el teatro y la danza. Es una obra larga, compleja, que funciona en sí misma, y la acabamos de estrenar en un encuentro universitario en Hermosillo, Sonora, en el norte del país. De ahí nos vinimos directamente a Chile para estrenarla aquí".

¿Cómo se puede lograr una unión entre el teatro y la danza y cuál es su riqueza?

En Alemania la danza teatro, con toda la corriente de Pina Bausch, surge en los años 60 por lo que no es algo nuevo escénicamente, pero el punto que yo veo donde más podemos tener contacto es en la formación y en la creación de espectáculos escénicos. Nosotros nos hemos acercado mucho a las técnicas y metodologías de la formación de actores, porque hemos encontrado un vacío dentro de la formación de bailarines. Es muy fuerte el peso que tiene la formación técnica en su aspecto más físico, lo que no debe ser así, pero es muy fuerte el peso que tiene la formación técnica. Es como la base fuerte de la formación de bailarines, y nos olvidamos de que el bailarín es un ser escénico, y todas las técnicas de interpretación no existen dentro de la danza. No sé como sucede en Chile, pero en México la técnica de danza se concibe como una donde formar el cuerpo, pero el bailarín es un ser escénico, como el actor, pero las técnicas de interpretación no las tenemos desarrolladas. Al bailarín le enseñamos a desarrollar muchas destrezas y de repente le decimos ¡pero no expresas nada! Desde el teatro hay diversas metodologías y técnicas de interpretación y eso es lo que nosotros hemos estado aprovechando, y eso influye en el hacer escénico. En la última obra que nosotros presentamos, su coreógrafo es alguien que ha tenido una formación teatral y en danza. Antonio Salinas ha sido un excelente bailarín, pero ha tenido un acercamiento al teatro, él ha trabajado mucho con Luis de Tavira, que es un director de teatro muy importante en México, entonces en su coreografía se ve mucho el uso de estrategias de ambas disciplinas. Ahora hemos invitado a muchos maestros de teatro a trabajar con nosotros en los talleres de formación de bailarines y ha sido muy enriquecedor porque a nosotros nos descubre técnicas y metodologías más allá de Stanislavsky, que es el método que nos enseñan como bailarines. La idea no es que trascendamos a Stanislavsky porque eso es absurdo, sino tener la posibilidad de contar con una diversidad dentro de lo que son los elementos, teorías y técnicas del teatro que en verdad nos han enriquecido mucho, y que yo creo que deberíamos hacer más seguido.

¿Tienen algún proyecto para prolongar este intercambio académico en el futuro?

Nosotros quisiéramos consolidar el convenio de intercambio que ya tenemos con la Universidad de Chile. Queremos que tenga futuro, que podamos armar un programa de trabajo con estancias de maestros, de tal forma que maestros de allá vengan aquí a estar un mes, y maestros de aquí que vayan allá también por lo menos por un mes, y poder ir consolidando intercambios de bailarines también. Evidentemente lo más difícil es conseguir los recursos, pero creo que si lo pudimos hacer una vez podemos volver a hacerlo. Hay que gestionar mucho, hay que convencer a nuestras autoridades de que es importante, que vale la pena y que no solamente la ciencia y la tecnología son indispensables en una universidad, sino que el arte es fundamental y es estratégico. Creo que las universidades deben definirse, y más las universidades públicas, como es la Veracruzana y la Universidad de chile, hacia el reducto humanista para ampliarlo, no para que siga siendo un reducto, y si partimos de eso, el arte es eminentemente humanista, y de repente se nos olvida eso.

Yo sí quisiera que esto continuara y creo que también �?lvaro Cruz y los maestros del Departamento de Danza están muy interesados en que esto continúe, como una relación en la que podamos ya ir haciendo programas anuales de trabajo.

Por último, ¿para ti qué es la danza?

Para mí la danza es la vía de decir que existe la posibilidad de ser un ser humano verdaderamente, con lo bueno y lo malo que tenemos: el ser humano desde su profundidad, desde su anhelo de vivir mejor, de vivir en una sociedad más amable para el hombre, de decir imaginemos un mundo mejor para todos, y la danza nos puede expresar eso, porque es el ser humano que se expresa desde su corporalidad que es su esencia. Y la corporalidad no es este sentido de cuerpo y mente aparte, sino cuerpo y mente fundido en un ser. Cuando uno habla de corporalidad es el ser completo, el ser profundo, y la danza posibilita a los seres humanos explayarse desde su propia corporalidad, algo que no privilegia ningún arte, y por eso yo creo que nuestra sociedad es cada vez más aislada, más violenta, más agresiva. La danza tiene una propuesta y tiene una buena nueva para todos: el decir que somos seres humanos, no nos olvidemos de eso, y seres humanos que debemos tender a hacer mejor nuestro mundo. La danza nos descubre la aspiración de vivir mejor como seres humanos, este sueño de fraternidad, porque desde que se plantea el hacer colectivo, la danza ya te plantea una fraternidad. Creo que es la manera en que podemos religar a los seres humanos, volver vincularnos desde una profundidad. Roger Garaudy, un filósofo francés que escribió mucho sobre danza, decía que con la secularización de las sociedades, la religión había perdido sentido, y por encima de todas las manipulaciones que se hacen, era lo que religaba a los hombres, les daba un vínculo, un sentido. Él, en uno de sus libros, decía que la danza puede volver a ser la misa de los tiempos presentes, es decir, el acto de comunión de los seres humanos. Eso es maravilloso.

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