Tras completar una exitosa primera temporada en el Teatro Lastarria 90, la obra "Cómo Aprendí a Manejar" de la dramaturga norteamericana Paula Vogel, llega a la sala Agustín Siré para presentarse durante el mes de mayo. La obra dirigida por Marco Espinoza y llevada a escena por la compañía del Departamento de Teatro DETUCH, aborda la sociedad de consumo actual desde la perspectiva de las relaciones interpersonales.
"Cómo Aprendí a Manejar" muestra que las relaciones afectivas también pasan a ser un objeto de consumo en la medida en que las personas siempre esperan recibir algo a cambio de lo que entregan, y de esta manera, las relaciones se vuelven utilitarias. Esta idea es planteada metafóricamente a través de la imagen del automóvil y las lecciones de manejar que el personaje de Pedacito recibe de su tío Peck."Cómo Aprendí a Manejar" genera una instancia de reflexión artística, crítica y profunda de la premisa de la obra, convirtiéndose a la vez en síntesis efectiva de la sociedad de consumo.
La Compañía del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, DETUCH, tiene el objetivo de trabajar con alumnos, profesores y egresados del Departamento de Teatro, posibilitando así una instancia de encuentro y creación colectiva, así como también una manera distinta de hacer docencia ya no desde la pedagogía, sino desde el arte. Víctor Montero, egresado y actual docente del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, y quien recibió el premio al Mejor Actor en el Primer Festival de Dramaturgia Norteamericana Contemporánea por su rol de tío Peck en "Cómo aprendí a manejar", comenta con respecto a su experiencia de trabajar con el DETUCH en esta obra, que "compartir escena con profesoras del departamento, poder compartir con estudiantes que te incluyen en lo nuevo, en lo contingente, y poder construir escuela desde la escuela es algo impagable".
Feliz por el reconocimiento que acaba de recibir, Montero declara sentirse doblemente premiado: "yo me sentí premiado desde el principio, al saber que independiente del festival íbamos a tener una temporada en la Agustín Siré y que podríamos defender escénicamente el nombre de la escuela frente a un presente tan lleno de ofertas de tenue calidad, de políticas tan ambivalentes, de escuelas donde la motivación económica pareciera ser lo principal, al tiempo de engañar a jóvenes que ven solo el brillo de lo que en realidad se construye desde el trabajo y la reflexión".
"Cómo aprendí a manejar" pone en escena temas complejos. Además de tocar la temática de las familias desestructuradas, la obra habla de la manipulación y el abuso sexual. En la configuración del drama, los personajes de Pedacito y tío Peck son fundamentales. Es en ellos donde se juega la idea conductora de la obra que tiene que ver con entender las relaciones afectivas como un objeto de consumo. El conflicto se produce cuando éstas son vistas como un objeto de consumo para algunas personas y para otras no.
Si bien el texto plantea la existencia de una víctima y un victimario, tal como afirmó Marco Espinoza, director de la obra, el principal atractivo de "Cómo aprendí a manejar" tiene que ver con desterritorializar los conceptos de víctima y victimario, lo que significa que en definitiva no hay víctimas exclusivas ni victimarios exclusivos. El victimario es tal mientras abusa sexualmente de la víctima; pero cuando se enamora de ésta y además la víctima utiliza la relación para obtener algo en su favor, los conceptos otorgados a uno y otro se desplazan en un enroque identitario.
A este respecto, Víctor Montero comenta que "el personaje de Peck es tan complejo como la obra misma. La visión de Marco fue de no simplemente mostrar a un enfermo y a una víctima, sino ver la posibilidad y el peligro de la aparición del amor y de la manipulación en sentido inverso: lo perverso contenido en el cuerpo de la niña, en sus ojos, en sus movimientos e inocencia. No vimos nunca a Peck como un simple pedófilo: lo suyo fue la renuncia, incluso la renuncia a la sexualidad, pues su visión pura del amor y de la entrega por este es sublime y superior."
Además de la riqueza reflexiva a la que invita el contenido de la obra, el montaje realizado por el DETUCH y más específicamente por Jorge "Chino" González, egresado del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, posee un gran atractivo estético plástico-visual. González, quien estuvo a cargo de la escenografía y el vestuario de la obra, fue galardonado en el Primer Festival de Dramaturgia Norteamericana Contemporánea en la categoría de Mejor Dirección de Arte. La galardonada obra también se llevó el premio al Mejor Montaje, con lo cual se adjudicó cinco pasajes a Nueva York y US$ 5.000 de viático.
Para Montero, los premios obtenidos no son más que fruto del trabajo y esfuerzo que hubo detrás, que incluyó una labor de desentrañamiento del texto, de reconstitución de una historia que no tiene un desarrollo lineal y que está, por ende, desarticulada. A esto se sumó un profundo trabajo de época, relacionado con la investigación de las referencias plásticas, visuales y musicales de la época en que se sitúa la obra, y el trabajo de Espinoza como director, quien a través de su conducción logró que se perfilara una interpretación profunda y potente tanto política como poéticamente.
En definitiva, "Cómo Aprendí a Manejar" es una obra que promete no dejar indiferente a nadie. Ganadora de un premio Pulitzer en 1998 en la categoría drama, reactualiza su éxito diez años después al ganar en las categorías de Mejor Dirección de Arte, Mejor Actor y Mejor Montaje en el Primer Festival de Dramaturgia Norteamericana Contemporánea. La oportunidad para ver esta premiada obra comienza este viernes 2 de mayo y se extenderá hasta el domingo 18 del mismo mes.
"Cómo Aprendí a Manejar"
Desde el 2 y hasta el 18 de mayo
Sala Agustín Siré / Morandé 750
Entrada general: $3.000
Estudiantes y tercera edad: $1.500
Jueves, viernes y sábado: 20 hrs.
Domingo: 19 hrs.
Reservas al 9771790
