Director de Hamlet / post-teatro:

Abel Carrizo-Muñoz: "El teatro es una actividad marginal en la cultura"

Abel Carrizo-Muñoz:"El teatro es una actividad marginal en la cultura"

Por estos días, Hamlet / post-teatro goza saludablemente de su segunda temporada en las tablas. El montaje dirigido por Abel Carrizo-Muñoz no deja de sorprender a quienes lo ven, pues está lleno de marcas de nuestra cultura que dialogan abiertamente con el texto de Shakespeare en una combinación por decir lo menos, inusitada. Si bien es difícil explicar en palabras qué es exactamente el post-teatro, su creador declara que es fundamentalmente una manera distinta de entender y enfrentarse al teatro que requiere dejar de lado los elementos canónicos y tradicionalmente ligados a este arte. Pero más que intentar atraparlo en rígidas definiciones, es por sobre todo algo que se debe apreciar, percibir y sentir.

¿Cómo surge el post-teatro?

Esto surgió como producto de una serie de proyectos de investigación que comencé a desarrollar a partir del 2000 con financiamiento del Departamento de Investigación y Desarrollo de la Vicerrectoría Académica. Fruto de esas investigaciones fue perfilándose un tipo distinto de hacer teatro y cuando hicimos el tercer montaje, se constituyó lo que nosotros llamamos una poética, una dimensión estética definida y una batería de procedimientos y baterías de trabajo.

Si tuviera que definirlo ¿cual sería su definición del post-teatro?

Yo creo que es una manera especial de entender el teatro. Nosotros venimos de una tradición muy fuerte de concebir el teatro como una especie de reflejo y comentarios sobre la vida, de reelaboración de lo que se conoce, y en ese sentido el post-teatro más bien trabaja concibiendo al teatro como una actividad instauradora, no como el reflejo del mundo, sino como una creación de mundo.
Yo diría que esto nació un poco sin quererlo, porque han sido cinco años de trabajo y nunca estuvo preconcebido que naciera una cosa como la que ha surgido. Empezamos a investigar qué pasaba con el teatro y qué era lo que definimos como hegemónico en él. A partir de eso, nosotros clausuramos ese modelo y empezamos a trabajar aspectos totalmente distintos. En el teatro es frecuente por ejemplo la idea de contar una historia, de tener personajes y de que ellos dialoguen. Ese es un modelo decimonónico y nosotros dejamos fuera todo eso pensando que esa es, a nuestro juicio, la causa de la agonía del teatro.

Abel es categórico y su diagnóstico del campo teatral es bastante desalentador: "Para nosotros el teatro es una cuestión casi muerta. No creemos para nada la idea de que estemos en un gran momento cultural del teatro, porque es desastroso. Tu abres el diario y ves que hay 20 salas, las mismas que habían hace 30, 40 años, y en cambio la ciudad se ha triplicado y hay muchos miles de millones del Estado destinados a la cultura, pero sin embargo no ha habido un cambio cuantitativo ni cualitativo favorable. Nosotros partimos de ese diagnóstico, de que algo malo está ocurriendo desde hace tiempo, y sentimos que la gente de teatro no está muy preocupada de eso. Casi todos piensan que si haces una obra te va a ir mas o menos bien, vas a sobrevivir, y como hay muy poco contacto entre los grupos no se dan cuenta de que prácticamente a todos les va mal, salvo a las excepciones. No hay una conciencia de que el teatro es una actividad muy marginal en la cultura, y nosotros creemos que la principal responsabilidad de esto es de quienes hacemos teatro. Y esto porque creo que nosotros no estamos en sintonía con la gente en el sentido de que la gente ha cambiado sus maneras de educarse, de entretenerse, de evolucionar culturalmente, y en teatro seguimos repitiendo los modelos que nos enseñaron y que venían del siglo XVIII. Este proyecto (el post-teatro) partió tratando de poner en sintonía el teatro con la cultura de hoy".

"Yo diría que el 95% de la sociedad no tiene acceso al arte, no le interesa porque no sabe lo que es, entonces estamos como en un círculo vicioso y lo único que puede a mi juicio rescatar el arte son obras que sean una experiencia muy singular para la gente, y muy bien potenciadas con un aparataje publicitario. Eso le falta al teatro, que alguien se la juegue por él, pero el teatro siempre ha estado bajo sospecha de todos: de los gobiernos, de los empresarios, de los políticos, entonces es complicado".

Refiriéndose al nacimiento del post-teatro y su necesario bautizo, Abel Carrizo-Muñoz cuenta que "después del tercer montaje, hicimos una encuesta a las personas que habían visto los tres espectáculos que habíamos hecho y una de las preguntas era ¿con qué vocablo asociaría usted esto que acaba de ver? Salieron muchas nominaciones, pero las que más se repitieron fueron neo-teatro y post-teatro, y este nombre nos pareció bien porque en el fondo se inscribe dentro de los vectores de la posmodernidad en el sentido de que es algo que tiene un carácter entre terminal y fundacional, es como un punto de inflexión.

Sin embargo, esta nueva poética no ha sido recibida siempre con los brazos abiertos: "Hay mucha gente que le niega el carácter de teatro, que dicen 'esto es danza', o 'es una instalación', y yo les pregunto ¿por qué crees eso? y me responden 'porque el teatro es tal cosa', entonces el post-teatro también ha puesto en tensión las definiciones establecidas.

¿Qué elementos de post-teatro hay en su montaje de Hamlet?

Durante casi 25 años he hecho teatro como me enseñaron, ejerciendo la función de un director que es la de mostrar obras y poner en escena grandes textos, entonces me pareció importante investigar cómo se puede relacionar lo que es una experiencia muy paradigmática del teatro tradicional como es el teatro de texto, con el post- teatro, tomando una obra que me fascina. En general la gente no se da cuenta qué es de un estilo y qué de otro, aunque en el post-teatro se interrumpe el flujo narrativo y emocional propios del teatro de texto. Para mi esto es muy interesante porque cuando dirigía una obra como "Fuente Ovejuna", "Lautaro", "Esperando a Godot" o cualquier obra de texto, yo hacía post-teatro, pero sin saber que lo hacía. Me preguntaba por qué el teatro es tan lineal, por qué no tiene desvíos, abismos, incertezas, y por oposición a eso yo hacía post-teatro. A algunos les parecía fantástico mi trabajo y otros decían que por qué yo hacía eso. Yo diría que en Hamlet se trabaja y se están potenciando ciertos motivos de Shakespeare, fundamentalmente la espada. A mi me fascinó la espada, y descubrí a un antiguo profesor que enseñaba esgrima en esta escuela en la época en que se ésta se enseñaba, y me di cuenta que en todo el enraizamiento sobre la vida y la muerte que hay en Shakespeare, el elemento que sanciona eso es la espada, el acero que atraviesa la carne".

"En la tradición del teatro la esgrima es además una disciplina muy formativa para un actor, que más que para hacer peleas en una obra clásica, te prepara para dialogar. Si tu no dialogas bien te puede costar un ojo o una herida, entonces tienes que estar muy despierto. Ese abismo en el cual se mueve la esgrima, que es muy intensa, me interesa mucho porque lo encuentro esencial como punto de partida para trabajar la energía en la actuación. Ese fue el arranque para montar Hamlet: la tradición, la intensidad del diálogo que se produce, y su dimensión estética, porque para mí en el arte lo estético es lo principal. Todo lo demás son consecuencias y añadiduras, pero si no existe la dimensión estética no existe el arte. Yo me enamoré de la belleza siniestra que tiene un arma, del brillo, de la pureza del acero. La espada lo resiste todo, es muy atractiva.

Como texto clásico de la literatura universal, Hamlet es atemporal, pero más allá de esta característica ¿por qué lo eligió?

La obra de Shakespeare está llena de reflexiones, conocimiento, sabiduría sobre la existencia humana, y por supuesto el tema del poder, de la ética y de los principios está sumamente tratado en Hamlet. Pero es a la vez un tema constante en nuestra vida, donde hay pugnas de poder todos los días: en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Hay gente que se ha desconcertado mucho porque el montaje está lleno de anacronismos, pero yo les digo ¿qué tendría que ver con la época de Shakespeare si la estamos haciendo en Chile en el 2008? ¿qué hay de relación? Es muy probable que nosotros nos quedemos cortos con lo que planteaba Shakespeare y en otros casos superemos lo que él planteaba, ¿por qué no? si esto es una cosa viva.
Y prosigue: "Hamlet / post-teatro surgió de las ganas de hincarle el diente a un texto que es maravilloso. Hamlet es una obra espléndida, yo ya tengo ganas de hacer otro montaje sobre la obra pero por supuesto seguramente no lo voy a poder hacer. En el teatro shakesperiano hay una inmensa cantidad de temas y yo siempre he pensado que un director se podría dedicar toda la vida solamente a hacer Shakespeare y sería un grandísimo director. Y lo pasaría chancho.

¿Cual fue el principal desafío de hacer esta obra?

Yo diría que fue ver cómo dialogaban o cómo se rechazaban el post-teatro con Hamlet. Creo que es un proyecto que no está plenamente resuelto en ese ámbito, que hay más que investigar todavía, pero creo que es un buen comienzo.

Si bien Abel Carrizo-Muñoz aparece como uno de los instauradores del post-teatro, afirma que no planea quedarse con el descubrimiento sólo para sí: "Yo voy a formar talleres sobre el post-teatro, voy a formar a la gente, le voy a enseñar esto porque no quiero que sea una cosa mía, personal, porque pienso que esto va a ampliar las posibilidades del teatro. Creo sin falsa modestia de que es una renovación, una innovación. Si bien se han hecho cosas parecidas, la gracia de esto es que se le puso lo que puede aportar una universidad: investigación, razón, conceptos y metodología".

Y agrega que "lo voy a enseñar porque además creo que tiene una potencialidad para practicarlo con gente que no tiene formación teatral. Yo ya he hecho dos o tres experiencias y funciona fantástico, porque en el fondo lo que se desarrolla es el hemisferio derecho de las personas, entonces cuando tu sacas el teatro de lo intelectual, de lo racional, abres el teatro a otro mundo y eso es lo que nosotros queremos enseñar".

"Nosotros testeamos mucho esta obra. Fuimos a hacer giras a la Patagonia con públicos que no habían visto nunca teatro, precisamente porque la hipótesis que tenían otros es que hay que tener mucha cultura teatral para poder apreciar esto. Pero lo que se reafirmó es que lo estético es acognitivo, no tiene que ver con el conocimiento sino que con tu capacidad de captar sensorialmente. La experiencia del post-teatro también puedes verla como una manera de reelaborar los textos porque el tema de la renovación en el campo del arte es fundamental. Si uno empieza a hacer un puro museo, vamos quedando fuera del pálpito con la gente.

Hamlet / post-teatro se anuncia como una obra que es "sólo para personas con criterio formado". ¿Por qué el aviso?

Es como esos avisos que te ponen en los supermercados de 'si le roban el auto no es responsabilidad de la empresa'. Como yo tengo mucha desconfianza de la estupidez media del chileno, porque los niveles de estupidez que hay en Chile son ilimitados, hay cosas en la obra que yo supongo que alguien muy estúpido puede sentirse agredido. Hace tiempo que el teatro me interesa como una expresión de verdad, no como una expresión de simulación, no como un simulacro. Creo que el teatro es un espacio privilegiado de mucha más verdad que la vida misma, entonces casi todas las cosas que se hacen en la obra son verdaderas y eso le choca a la gente a veces, que se impacta porque alguien se bajó los pantalones como si ellos no se bajaran los pantalones todos los días y a cada rato. El aviso es para evitar la polémica tonta. No sé a qué se debe que como sociedad seamos tan cobardes, a que nos asustemos de cualquier cosa, de que a todo hay que aplicarle la ley y echarle los perros, en vez de ver si no habrá algo que nos quieran decir o de lo cual me pueda nutrir o beneficiar. El aviso es entonces para que la gente que se asusta con eso, no venga.

Para Abel, el teatro es algo que se hace a pulso, contra diversas adversidades: "Cuando yo digo que a la mayoría de las compañías les va mal, lo encuentro muy injusto, pero creo que hay que enfrentarse con esa verdad y decir qué podemos hacer para revertir esto. En el Teatro a Mil con suerte a la mitad le va bien, y si tu escarbas y haces una investigación preliminar, un estudio de campo solamente, sobre lo que pasa en el teatro, te darás cuenta de que el 90% del teatro chileno es no profesional y existe simplemente porque hay un Estado que financia la actividad, o la financian los propios creadores, porque nos gusta. Mi lucha es sobre cómo ponemos al arte en el sitial que le corresponde. Si nosotros no hubiésemos llegado a Cerro Sombrero en la Patagonia con el apoyo del Fondart, esa gente jamás se hubiera interesado en el teatro y no tiene ninguna posibilidad de seguirse interesando hasta que nosotros volvamos en uno o dos años más porque allá no hay ningún desarrollo artístico, ninguno. Tu tienes que preguntarte en qué tipo de país quieres vivir y qué rol juega el arte en la vida de las personas. ¿Juega algún rol? en la persona que no sabe que existe, por supuesto que ninguno".

Abel es ácido en sus críticas y no tiene ningún tapujo para decir "¿Tu crees que porque la gente ve Chilevisión sabe lo que es el teatro? Esa cuestión es una basura que hacen amigos míos porque entran en un sistema donde no les permiten hacer sino eso. Y eso lo ven más de un millón de personas todos los días. El público que ve teatro en diez años son un millón de personas. Y la gente está convencida de que eso es el teatro, y qué le vas a decir tu. En esta misma escuela hay colegas y alumnos que me dicen 'pero profe eso que usted hace no es teatro'. Es como si la gente dijera que los tambores senegaleses no son música. Son discusiones estúpidas y primitivas que se dan porque lamentablemente los especialistas no hemos logrado instalar en ninguna parte los nuevos conceptos. No es que las cosas no se sepan, es que es muy difícil hacer los cambios que hay que hacer porque los sistemas son escleróticos y además la gente es reaccionaria por gen. En ese entorno se mueve el arte. Es terrible, pero todo este ámbito un poco oscuro y poco estimulante a mí no me quita un gramo de energía porque estoy en lo que me gusta. Es como que si el fútbol no le gustara a nadie, yo lo juego igual. Creo que el panorama es pésimo, pero también creo que hay que asumirlo, revertirlo y transformarlo, pero para eso primero hay que enfrentarlo.

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