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La crudeza de "Marchitos" inunda de sensaciones a Punta Arenas

La crudeza de "Marchitos" inunda de sensaciones a Punta Arenas

Para hacer lo que hicieron en la Región de Magallanes y Antártica Chilena los integrantes de la Compañía de Música y Teatro La Oruga, hay que ser valiente y creer en el trabajo que están realizando. Esto, ya que no debe ser fácil atreverse a abordar temáticas vinculadas a las emociones, la violencia, el machismo y la homosexualidad ante casi ochocientas personas, las que en su mayoría nunca antes habían asistido al teatro.

A pesar del nerviosismo y de la expectación de los integrantes de la Compañía creada hace más de seis años en Talagante como un conjunto de música llamada "Los Abanderados", y de su director, el músico, egresado de Derecho y Candidato a Magíster en Dirección Teatral en la Universidad de Chile, Carlos Huaico, el público soportó de muy buena forma la crudeza y la irreverencia del texto, a pesar de que algunos abandonaron el Teatro Municipal José Bohr en medio de la función.

Pero para entender "Marchitos", cuyo título original fue "Machitos", hay que ir al origen de la Compañía, la que en el momento de ser creada no contaba con actores profesionales o con estudiantes de actuación teatral, sino que sólo con personas aficionados, las que con este montaje hicieron un "trabajo de avanzada", según explica su director, quien ingresó al Magíster en Dirección Teatral de la Universidad de Chile el año 2006 presentando esta obra en el Festival 6 para Nuevos Directores Teatrales, obteniendo el Premio Eugenio Guzmán a la Mejor Dirección y el premio a las mejores interpretaciones para los cinco integrantes del elenco.

"Lo curioso del premio a la mejor interpretación que recibió el elenco, es que ninguno de los que actuaban eran actores, sin embargo, al año siguiente, toda la Compañía entró a estudiar teatro a la universidad, por lo que la obra empezó a dar frutos desde que la estrenamos y hasta el día de hoy”, explica Carlos Huaico en relación a los integrantes de la Compañía de Música y Teatro La Oruga, oriundos de Talagante y El monte y quienes han obtenido premios en distintos festivales de música. “Empezamos a sentir que teníamos algo que decir y que teníamos formas de contar cosas que no estaban incorporadas en la academia, y así fue cómo Gde apoco fuimos descubriendo el teatro, el que se fue incorporando lentamente al trabajo que veníamos realizando con la música. Una vez que lo descubrimos, empezamos a sentir que teníamos que hacerlo en serio y para eso teníamos que estudiar", afirma el director de la Compañía, quien reconoce que fue "jugando" con la banda sonora de "Jesucristo Súper Estrella", cuando se dieron cuenta de que podían hacer teatro.

"Los que conformamos la Compañía no escapamos de los códigos masculinos que se dan en toda la sociedad. Nosotros somos, como cualquier otro ser humano, machistas y quisimos poner en escena nuestro propio machismo. En lo que hacemos no hay un intento por hacer moral o un análisis crítico, nosotros queremos que el público lo haga. Desde esa perspectiva basamos nuestro trabajo, el que tiene relación en cómo vemos a la mujer desde que somos niños, adolescentes, padres, hijos y pareja", afirma Huaico sobre "Marchitos", montaje en el que resalta la simpleza de la puesta en escena, la poca pretensión de la dramaturgia y al que le dan vida cinco hombres, los que sólo utilizan el texto como material de apoyo, ya que en escena no hay ningún elemento más que ellos mismos.

"Creo que nosotros somos un grupo de proyección muy interesante, en donde la falsa modestia aquí no corre. Tuvimos que derribar muchos prejuicios para poder llevar a cabo este trabajo, el que no fue fácil. Una de las escenas más difíciles fue aquella en la que hay una aproximación homosexual entre cuatro actores, pero con mucho esfuerzo logramos un trabajo muy acabo y minucioso, donde nos abrimos a experimentar y a hurguetear en nuestros sentimientos. Sin embargo, creo que lo que hicimos fue muy peligroso, ya que si no hubiésemos hecho lazos tan estrechos entre nosotros, la obra habría quedado en el chiste, en lo chabacano y en lo anecdótico", afirma Carlos Huaico, quien asegura que al interior de la Compañía se sienten una familia.

Rodolfo Armijo cursa segundo año de Actuación Teatral en la Universidad de Chile, y al igual que el resto de sus compañeros, primero empezó haciendo teatro y luego se incorporó a la universidad. Sobre sus sentimientos al darle vida al montaje, Armijo señala: "Para nosotros es un orgullo poder hacer la obra, principalmente por el proceso, el que fue mágico. La simpleza es lo fundamental de nuestro trabajo, ya que no queremos hacer que el público salga de la sala preguntándose el porqué de todo". "En esta obra, la que siempre que la hacemos nos emocionamos mucho, están nuestras historias personales, siendo súper complicado poder hacer eso, ya que de cierta forma uno se expone. Luego de un largo trabajo, nos dimos cuenta de que no tiene nada de malo que mostremos lo que sentimos y cómo nos llevamos, siendo esa la esencia de la Compañía, ya que al ser un grupo tan cerrado, hace que nos conozcamos muy bien", explica Armijo, quien afirma que una vez que ingresó a la Compañía de Música y Teatro La Oruga, se fue enamorando del teatro, "transformándose en la única cosa que sé hacer".

Al igual que Rodolfo Armijo, Felipe Concha también "Con este montaje me pasan muchas cosas, siendo uno de sus significados más grandes el poder mostrarle a la gente, al público, nuestros problemas y que no porque seamos actores vamos a ser distintos a ellos".

A pesar de que hubo personas que se retiraron del Teatro Municipal José Bohr, "Marchitos" fue aplaudida por el público, quienes, tras el término de la función, se quedaron apra conversar con los integrantes de la Compañía.

Tras la presentación de "Marchitos", el público tuvo la oportunidad de realizar preguntas a los integrantes de la Compañía. A diferencia de lo ocurrido al término de la función con el montaje "Dolores", en donde sólo se quedaron aproximadamente cien personas de más de setecientas, en la obra dirigida por Carlos Huaico se quedaron más de trescientas personas al término de la función.

"Tuve miedo en varios sentidos al mostrar la obra en Punta Arenas. Primero como actor y desde el punto de vista técnico, pero también en cómo iban a tomar nuestro trabajo los habitantes del extremo sur de Chile. Yo pensé que las mujeres que asistieron a ver la obra se iban a sentir tocadas y algo molestas con los temas que tratamos, sin embargo pasó todo lo contrario", explica Felipe Concha.

Cabe mencionar que el segundo montaje de la Compañía de Música y Teatro La Oruga se titula "Grasa" y que obtuvo una mención honrosa en el Festival 7 para Nuevos Directores Teatrales, organizado por el Magíster en Dirección Teatral de la Universidad de Chile.

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