Soledad Lagos estudió traducción inglés-español y alemán-español en la Universidad Católica de Chile, pero su pasión por la literatura y el arte la llevó a trasladarse, a muy temprana edad, hasta Alemania, ingresando en 1981 y gracias a una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico, a la Universidad de Augsburgo, "ciudad natal de Bertolt Brecht", como aclara con un dejo de orgullo la académica, cuya tesis doctoral fue de Teatro chileno de creación colectiva.
"Todo lo que había aprendido en mis estudios de traducción y que en el Magíster había profundizado, lo mantuve y lo fui canalizando cada vez más hacia el teatro en mis estudios de Doctorado", explica la académica, cuya tesis de Magíster en Artes de la Universidad de Augsburgo consistió en un trabajo de traducción comparada de autores latinoamericanos al alemán.
"Durante los dieciséis años que viví en Alemania, siempre estuve en contacto muy frecuente y directo con la escena teatral chilena, tal es así, que estando en Europa y mientras participé en distintos congresos, siempre abogué para que se invitara a ciertas obras específicas a los festivales que se celebraban en Alemania", explica la académica, quien, entre otras cosas, hizo lobby para que invitaran a Compañías como La Memoria con la obra "Historia de la Sangre" a festivales y congresos internacionales que se celebraban en Alemania.
Como una persona trasversal se denomina la profesora Lagos, quien inició una nueva etapa en Chile en 1997, tras regresar de Europa. "Si hay alguna universidad que me invita a hacer algún curso específico, yo no pienso en forma primaria en la institución, sino que en el privilegio que tuve de aprender una cantidad de cosas que mucha gente en Chile no sabe, por lo que mi obligación es tratar de diseminar eso que yo aprendí en la mayor cantidad posible de lugares".
La Escuela de Espectadores de Teatro
El folio 56074 correspondiente a los resultados de la última convocatoria del Fondo Nacional de Desarrollo de las Artes, pertenece a Javier Ibacache y a Soledad Lagos. Más de nueve millones de pesos les otorgó el Gobierno de Chile para que realicen, desde el 4 al 25 de enero y en diez sesiones, una Escuela de Espectadores de Teatro, la que se llevará a cabo en el Centro Cultural Alameda en el marco del Festival Internacional Santiago a Mil.
"Hoy existe un público teatral cautivo, que es el de las escuelas de teatro, el de las familias de la gente que pertenece al mundo del teatro y un antiguo público de la clase media educada, esa que está en extinción en Chile, que sigue asistiendo al teatro. Hago la diferenciación entre esa antigua clase media educada y la clase media actual, que se define a sí misma por el acceso al consumo, porque me parece muy importante recalcar eso. Esa antigua clase media educada, tenía como orgullo su capital simbólico, y el capital simbólico era el conocimiento, no para hacer alarde de conocimiento, sino que para autodefinirse como un ciudadano que tenía la obligación de compartir su conocimiento con sus contemporáneos", explica la profesora Lagos, quien afirma sentirse parte de esa clase media educada, "la que a estas alturas es una especie de fósil o dinosaurio".
"Me inquieta saber que el público que va al teatro, prácticamente proviene de personas ligadas al mismo medio y también me inquieta observar, que el público más masivo, si es que llega al teatro, lo hace porque piensa que lo que ve en televisión como teatro, es lo que se muestra en los escenarios teatrales. Hay un gran desconocimiento de las búsquedas, las estéticas y las poéticas teatrales a nivel más masivo, que es un desconocimiento que a Javier Ibacache y a mí nos interesa abordar", explica la profesora Soledad Lagos, quien imparte la cátedra de Metodología de la Investigación al interior del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile.
"La Escuela de Espectadores nace en ese espíritu, de poder llegar a personas que no están ligadas al teatro. Nosotros apuntamos a todo público, suena un poco vago pero no lo es, ya que la intención es invitar a gente que normalmente no se siente convocada para acercarse al teatro, ya sea por barreras económicas, de desconocimiento o por el mito de que el teatro siempre es algo aburrido y serio", explica la académica, quien el 2005 realizó, junto a Javier Ibacache y en el marco del entonces Festival de Teatro Santiago a Mil, una Escuela de Espectadores de Teatro.
"La participación de oficinistas, dueñas de casas, personas de la tercera edad con intereses culturales fuertes, los que participaron en el foro con preguntas bastante atractivas y la avidez de esas personas por aprender, nos animó a tratar de darle un formato más oficial a esta iniciativa, la que no es nuestra, ya que la Escuela de Espectadores existe como tradición en países como Francia y Argentina, entre otros, siendo esta la primera experiencia en Chile", explica la profesora Lagos, quien asegura que no quieren enfocar esta iniciativa desde un punto de vista paternalista.
Sobre la dinámica de las sesiones, la profesora Lagos explica: "Éstas estarán dedicadas a montajes específicos, por lo que nosotros no vamos a hablar en seco. Vamos a dirigir cada sesión a aquellos montajes, tanto nacionales como internacionales, que están siendo mostrados en el marco del Festival Internacional Santiago a Mil".
"Considero que este es un proyecto necesario. Es decir, la postulación a Fondart fue a partir de la convicción de Javier Ibacache y mía, de que esta tarea debe ser abordada por alguien y que nadie se ha querido hacer cargo. La convicción de que era algo necesario nos impulsó a intentar la vía del Fondart, por lo que estamos muy contentos", explica la profesora Lagos, quien afirma que no está inventando la pólvora, pero sí innovando en Chile.
Serán diez las sesiones en las que se llevará a cabo la Escuela de Espectadores de Teatro, las que se llevarán a cabo con entrada liberada en el Centro Cultural Alameda entre el 4 y el 25 de enero de 13:00 a 14:30 hrs.
"Me molesta la categoría de teatro emergente"
Sobre la proliferación de nuevas compañías, la académica señala: "Creo que hay muchísimo teatro, en términos, por ejemplo, del éxito que significa la posibilidad de que compañías jóvenes obtengan Fondart, ya que de otra manera no lograrían financiar sus montajes. Hay mucho teatro significa que está habiendo una subvención estatal a compañías emergentes con una continuidad en el tiempo, que, por supuesto, tendría que incidir en que esas compañías emergentes comenzaran no sólo a insertarse en la escena teatral, sino que también a modificar lo que está ocurriendo en una escena más establecida o consagrada".
"Me molesta la categoría de emergente o consagrada, porque considero que el paisaje teatral está compuesto por distintos campos y los campos están en diálogo o en fricción o en relación de cuestionamiento mutuo, pero son campos que tienen su espacio específico. Eso del emergente me da la sensación de que desde un poder, yo decreto que un otro todavía no existe, que está apareciendo, por lo que voy a ver si le concedo el lugar, y una vez que se lo concedo, puedo decir que no es emergente, sino consagrado, así que me molestan mucho esas categorías", explica la académica, cuya vida profesional ha estado centrada en la docencia y la investigación, en forma paralela.
"La investigación, para mi, es una actitud de vida, es estar siempre abierta a zonas que por lo general son descuidadas por otros investigadores. Yo no le tengo miedo abordar zonas decretadas problemáticas, por lo que cuando abordo un trabajo de investigación, le doy preferencia a aquello que desconozco, no a lo que yo creo saber. Me sumerjo en lo que me interesa, porque lo desconozco, y porque intuyo que ahí hay algo que descubrir", explica la profesora Soledad Lagos.
"Desgraciadamente en Chile, a la investigación no se le concede un lugar visible, físico, ni tampoco el reconocimiento que tendría que tener en términos monetarios. La investigación, creo yo, siempre debe estar ligada al quehacer práctico, es decir, una investigación que se genere en un escritorio, puede ser interesante, pero a mí no me atrae, ya que la investigación que yo concibo, siempre está en diálogo y en cuestionamiento con el quehacer práctico", concluye la profesora Lagos, quien ejerce una labor como dramaturgista desde 2004, principalmente junto a Rodrigo Pérez y este año junto a Alexander Stillmark, quien le ofreció volver a trabajar juntos el 2008.
