"Nos dimos cuenta que no había mucha relación entre los alumnos de teoría y plástica y se nos ocurrió que un teórico y un plástico hicieran en conjunto una obra, crearan algo a partir de estos dos procesos de educación que tienen mucho que ver pero que acá no se comparten", explica Catalina Viera, estudiante de Licenciatura en Artes Plásticas y una de las organizadoras de esta iniciativa que ganó el "VIII Concurso de Proyectos Premio Azul a la Creatividad Estudiantil 2006".
Catalina Viera junto a Natalia Palomo, Antonia Isaacson, Catalina Vivar (todas de Artes Plásticas), Valentina Menz e Ignacio Szmulewicz (de Teoría e Historia del Arte) conforman el equipo que lideró y organizó esta iniciativa, Piesforzados la que se tradujo en nueve obras que se exhiben actualmente en el Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, para luego trasladarse a Ciencias Físicas y Matemáticas y finalmente, a la Facultad de Artes, sede Las Encinas.
El proyecto comenzó a ejecutarse en marzo de este año e Ignacio Szmulewicz lo define como un "proceso de diálogo entre las dos personas, una especie de reconocimiento que ven en un campo en común, con herramientas distintas y en que tienen que lidiar frente a las problemáticas que nosotros les damos, que son los pies forzados".
Y es que el nombre del proyecto, Piesforzados, alude directamente "al ejercicio dificultoso y tedioso que te hacen los profesores cuando te mandan a hacer un trabajo y te dan ciertos parámetros. Los pies forzados representan toda una concepción de educación y nosotros proponemos una resignificación de los pies forzados desde nuestra propia lectura, desde este trabajo entre dos personas", explica Ignacio.
Así, las nueve duplas de estudiantes que se sumaron al proyecto debieron respetar los pies forzados impuestos por sus compañeros a la hora de pensar y ejecutar la obra. Éstos eran trabajar en conjunto; la temática de la obra tenía que estar relacionada con un problema de la sociedad contemporánea; tenía que ser interactiva; tenía que respetar dimensiones previamente establecidas; y, por último, el costo no debía superar los 10 mil pesos.
El resultado de las duplas, conformadas por Pedro Vargas y Estefanía Tamburrino, Rodrigo Vargas y Macarena Bello, Carlos Vidal y Nicolás Trujillo, Cristóbal Racordón y Fernanda Gajardo, César Vargas y Carla Steiner, Diego Campillo y Roxana Toloza, Víctor Flores y Camila Godoy, Matías Cornejo y Pabla González, y Juan Sepúlveda y Aarón Hernández, se exhibe hasta al 12 de octubre en el hall de la biblioteca de la Facultad de Medicina (Av. Independencia 1027).
Luego de ello, entre el 22 y el 31 de octubre, se presentarán en el hall de la Biblioteca Central de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (Beaucheff 850), para finalizar esta muestra itinerante en el hall del auditorio del Campus Juan Gómez Millas de la Facultad de Artes, sede Las Encinas (ubicado en Las Encinas 3370, Ñuñoa) entre el 5 y el 12 de noviembre.
El diálogo
A pesar que con la exposición de las obras en la Facultad de Artes queda concluido el proyecto, lo cierto es que sus organizadores concuerdan en que esto no se acaba aquí. "Yo creo que el proceso va a generar más preguntas precisamente porque pone en el tapete un problema, y lo que menos va a hacer es encontrar soluciones", señala Ignacio acerca del diagnóstico de poca comunicación entre los estudiantes de ambas carreras y que derivo en esta exposición.
"Primero hubo un llamado en pareja, pero pasó mucho que no se conocían los estudiantes de teoría con los de plástica y nosotros tuvimos que hacer como tres citas a ciegas para que se conocieron. De hecho, hay como tres parejas que se conocieron para este proyecto y que de lo contrario, no hubiesen tenido un punto de encuentro", explica Catalina Viera sobre las relaciones que hay entre los estudiantes de ambas licenciaturas.
¿Cómo evalúan el proyecto?
(Ignacio) El diagnóstico que las chicas vieron no necesariamente va a tener una respuesta. Se identificó el síntoma de la falta de relación, se puede identificar un problema, se puede trabajar, analizar -el proyecto al final es un despliegue de lo que nosotros pensamos con respecto a la Escuela-, pero el resultado siempre será a posteriori. Yo siento que hay que darle más tiempo.
¿Sienten que el problema que identificaron se instaló entre los estudiantes de la Facultad?
(Catalina Viera) Yo creo que todavía no conocen mucho del proyecto. Lo conoce la gente que participó y los amigos de los que participaron, pero la Escuela en sí no lo ha visto. Hay profesores que nos han preguntado cómo nos ha ido, pero no saben qué es realmente. Por eso es necesario ver lo que va a pasar acá, que va a ser muy relativo.
¿En las obras se ve reflejado el aporte de ambas disciplinas?
(Ignacio) Es complicado decirlo. Más allá del tema de en qué grado influyó que hubiese un teórico y un plástico, yo creo que tiene que ver más con hasta qué grado dos personas se pusieron en comunicación porque esa cuestión es interesante. El resultado tiene que ver también con el tema de la incomunicación porque si dos personas no se pusieron de acuerdo, el mensaje no es claro. Si hay comunicación, el contenido está mucho más claro en términos de lo que se quiere decir. El imperativo del proyecto es que va a haber un diálogo. Si es que hubo un buen diálogo, el mensaje va a ser claro.
