El lunes 11 de junio será la tercera vez en cinco meses que Gonzalo Díaz, Premio Nacional de Artes 2003 y académico de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, cruce el Océano Atlántico para viajar a Kassel, Alemania. Pero esta vez no será para montar sus obras, sino que para participar en la ceremonia de inauguración de una de las muestras de arte contemporáneo más importantes del mundo, la "Documenta", celebrada cada cinco años.
Alfredo Jaar, Gastón Ancelovici y Eugenio Dittborn han sido los únicos chilenos invitados a exponer en esta muestra, cuya curatoría, este año, está a cargo de Roger Buergel, el mismo que participó junto a otros personajes, en el coloquio internacional "Arte y Política" en la Sala Isidora Zegers de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile realizado entre el 1 y el 4 de junio de 2004.
En una entrevista concedida en enero de 2006, cuando el artista afinaba los preparativos para exponer en la Bienal de Valencia y al poco tiempo de enterarse de la invitación extendida por Buergel, Díaz, quien exhibirá las obras: "Eclipse" y "Al Calor del Pensamiento", esta última prestada a Documenta por la colección Daros de Zurich, afirmó: "Estas exposiciones en el extranjero son siempre un cacho. Siempre son mucho mejor de lo que uno cree y mucho peor de lo que uno cree".
"Eclipse", creada especialmente para la ocasión, se constituye como una especie de cámara oscura que busca atraer al espectador hasta su interior con el objeto de enfrentarlo a una experiencia simbólica y constructiva. Al final del recorrido el sujeto se encontrará el texto: DU KOMMST ZUM HERZEN / DEUTSCHLANDS / NUR UM DAS WORT / KUNST / UNTER DEINEM EIGENEN / SCHATTEN / ZU LESEN (VENDR�?S AL CORAZÓN DE / ALEMANIA / SÓLO PARA LEER / LA PALABRA / ARTE / BAJO TU PROPIA / SOMBRA)
"Al Calor del Pensamiento", consiste en la objetualización de un fragmento textual del poeta alemán Friedrich von Hardenberg, llamado Novalis. En torno a ello el artista diseñó una tipografía especial para ser realizada en bajo relieve sobre placas de cerámica similares a los antiguos anafres. Por el surco de la letra instaló una resistencia eléctrica que se enciende intermitentemente poniéndose incandescente y echando, efectivamente, mucho calor. Son nueve placas de cerámica sujetas por tres estructuras de metal.
¿De qué forma influye en tu carrera como artista el hecho de que expongas en Documenta?
Una de las características de nuestra escena es la del aislamiento. A pesar de que estamos a pocas horas de Buenos Aires, no hemos podido superar la barrera geológica y simbólica de la cordillera de Los Andes. A ese aislamiento concurre también la inveterada actitud de sospecha del carácter latinoamericano. No sé mucho en qué puede cambiarme la vida ir a la Documenta, pero sin duda que significa una máxima visibilidad para la obra.
¿Qué intentas producir en el espectador con Eclipse?
Esta instalación continúa con una serie de mis obras que pretenden formalizar una especie de sospecha o desaliento sobre la efectividad de la función social de la producción artística contemporánea post vanguardias. Supongo que los espectadores comunes o aquéllos que conforman el llamado "publico específico" -artistas, curadores, directores de museos, galerías y revistas, críticos, teóricos e historiadores de arte, intelectuales y coleccionistas- van a la Documenta con ciertas expectativas. Espero que esta obra, que en su procedimiento de producción y expectación cumple con la promesa de su título, lo que finalmente eclipsará serán precisamente esas expectativas, pero espero que lo haga de manera bella y noble.
Compartirás el espacio con un icono del arte y al que tu defines como "el O´Higgins de Alemania", ya que han construido una sala "flotante" especialmente para ti en la Documenta, ¿cómo sientes eso?
Me refería a que Beuys es una especie de "padre de la patria" del arte, sobre todo en Alemania. Efectivamente el espacio para mi nuevo proyecto en la Documenta está "en" la Sala Beuys de la Neue Gallerie en Kassel, y como esa sala no se puede tocar, hubo que construir una sala flotante, es decir, un espacio que no tocara ningún punto de los muros, ni del piso, ni del techo de ese recinto. Esta circunstancia impensada y finalmente muy afortunada, le da a la obra Eclipse un peso exhibitivo y constructivo adicional.
Hablas de la visibilidad internacional de un artista, pero a la vez has mencionado en varias ocasiones que exponer en el extranjero "es siempre un cacho" ¿por qué?
Porque tu abuelita no vive allá, por lo mismo que es un cacho que la Selección Chilena no juegue de local en el Estadio Nacional, porque la polución del aire tiene un poquito de partículas atómicas de Chernobil, porque las baldosas de las veredas son casi iguales que las de acá pero muy distintas, porque la madera aglomerada no se llama "Cholgüán", porque allá no existe el "barros jarpa". ¿Cómo pides en Alemania que te "corran el foco un poquito más a la derecha"?, además del cansancio que produce acostumbrarte al baño del hotel, que aunque sea mejor que el que uno tiene en su casa, tiene todo en otro lugar.
¿Cuán importante para ti es la visibilidad en el extranjero?
Todo artista, supongo, aspira a que su obra influya en algo, en alguna parte. Es angustiante y agotador sospechar que da todo lo mismo y que casi nada tiene sentido. El espectáculo alivia por un momento ese malestar. Pero una cosa es la visibilidad y otra es la confirmación de que lo que uno hace acá, desconectado por la maldita y bella Cordillera de Los Andes, por el maldito y bello Desierto de Atacama y por el maldito y bello Océano Pacífico contiene un hilo de pensamiento, una inteligencia de procedimiento y una economía compartidas y reconocibles en cualquier parte del mundo.
¿Qué significa para ti, como profesor y artista, el poder estar formando a nuevas generaciones al impartir clases en la Universidad de Chile y cómo sientes a la institución hoy?
He hecho clases en la Escuela de Arte desde hace 38 años. Pienso que las clases que hago ahora son infinitamente mejores que las que hacía hace 20, 10 o 5 años atrás. Creo haber colaborado en eso que se llama "formación", de varios estudiantes que ahora son artistas muy famosos. Espero que esa colaboración haya tenido que ver con un sentido estricto de la contradicción y la resistencia permanentes, del compromiso con el arte y de un sentido ético en el comportamiento ciudadano del artista. Con respecto al lugar que me tocó vivir al interior de la Universidad de Chile, en la Facultad de Bellas Artes primero y después de los 80s, en la Facultad de Artes, tengo un doble impulso contradictorio. A veces pienso que Pinochet lo logró y que en la euforia de la "vuelta a la democracia" no nos dimos cuenta de ello y que lo único que queda ahora, después de tanto pelear con burócratas mediocres enquistados y después de tanto proyecto fracasado, es llamar a la Fuerza Aérea y pedir un bombardeo incendiario, al menos, sobre el sector sur del Campus Gómez Millas. En el polo opuesto de este estado de iracundia, participo en el nuevo Consejo de Evaluación, recién instalado como organismo superior de la Universidad por el nuevo Estatuto, promulgado 16 años después de la llegada de los gobiernos democráticos y en la Comisión de Estudios para la "revitalización y desarrollo de la Humanidades, las Artes y las Ciencias Sociales".
¿Qué o quién caracteriza tu obra?
Me quedo con el "quién". Espero que sean los contemporáneos más inteligentes y espero que esos sean todos amigos míos.