Hasta el viernes 28 de julio en la sala Mexicana de la Casa del Arte Diego Rivera, en Puerto Montt, se podrá visitar la exposición “Que grande se ha hecho el vacío al interior de la casa” de Javiera Castillo y Erick Faúndez en la que se exhiben dos obras desarrolladas entre el 2016 y el 2017 y que toman como eje central el imaginario del hogar y su reconstrucción desde la fragilidad del recuerdo.
“Esta exposición surge del interés de ambos en torno al hogar y su recomposición a partir del residuo que dejan estas estructuras en su abandono. Es una muestra que armamos en conjunto, pero con obras construidas individualmente hace 6 años aprox. y fue seleccionada en la convocatoria de Artes Visuales 2022 del Centro Cultural de Puerto Montt”, expresaron los expositores.
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De este modo, en “Que grande se ha hecho el vacío al interior de la casa”, por una parte se expone el despliegue del fotolibro “El Monstruo sin nombre” de Erick Faúndez, que nace a partir de hogares abandonados y en vías de demolición de San Miguel, donde recopila fotografías familiares, dibujos infantiles entre anotaciones varias y la reconstrucción de este archivo infantil.
Esta obra se conecta con el trabajo realizado por Castillo que lleva por título “106”, correspondiente a la edificación parcial de la casa de sus tatarabuelos recordada en su niñez, de donde extrae un fragmento del último muro en pie, se desarma el objeto inicial y sólo se accede a él a través de la copia cerámica.
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“La obra aborda la resistencia a perder la pertenencia a un lugar, insistiendo en cómo la fracción de ambos archivos se va armando el esbozo de un lugar desvanecido, permitiéndonos retener la ilusión de nuestra propia historia y Memoria, a través del traspaso bidimensional y tridimensional de la Fotografía y la Cerámica”, señaló la egresada del DAV.
“Que grande se ha hecho el vacío al interior de la casa”, de Javiera Castillo Varas y Erick Faúndez, estará disponible para visitas hasta el viernes 28 de julio en la sala Mexicana de la Casa del Arte Diego Rivera, ubicada en Quillota 116, Puerto Montt.
En Santiago
"Estudio San Martín" es un colectivo de arte conformado por Jaime San Martín Amador, docente y ex alumno del magíster y licenciatura del DAV, junto a Felipe Rivas San Martín, ex alumno de licenciatura y magíster del DAV. Desde ahí, ambos artistas participaron durante un mes en una residencia realizada por Espacio 218, galería de arte aledaña a la Plaza de Armas de Santiago.
Tras ese periodo, los egresados encabezan la exposición “El Predicador Artificial” que desde el 1 de julio se aloja en Espacio 218 y que contempla intervenciones en la plaza, la construcción de un templo, una “Biblia de la Inteligencia Artificial” y hasta un confesionario donde los asistentes pueden hablar con las divinidades algorítmicas.
“Luego de ser seleccionados por el Espacio 218 para realizar la residencia que promovió ‘Ocupar el Flujo’ de la Plaza de Armas, lugar donde está emplazada la galería, nosotros propusimos abordar la figura del Predicador evangélico, que es muy popular y tradicional de la Plaza de Armas y común en plazas latinoamericanas y creamos un predicador con Inteligencia Artificial”, explicaron los expositores.
Si bien en un principio el proyecto sólo contemplaba al Predicador, en el proceso fueron apareciendo elementos nuevos, incorporando además una Biblia y con ello generando una nueva religión de la IA. “Lo interesante es comprender que este trabajo es una especie de relación colaborativa entre nosotros como artistas y las herramientas de IA, que no actúan solas ni de forma autónoma. Hay que ir entendiendo el lenguaje necesario para que el resultado sea adecuado, en un proceso de mucho ensayo y error”, aseveraron.
De este modo, además del Predicador Artificial, consistente en una instalación sonora compuesta por el personaje impreso en formato publicitario al estilo "big boy" en madera y metal, con unos parlantes y audios pregrabados con las prédicas - todo generado con herramientas de IA-, los artistas intervinieron la galería con una especie de proyecto site-specific, transformando el espacio en un templo religioso donde encuentras un escenario para el predicador y graderías para los fieles.
En el segundo piso ubicaron el "Confesionario Artificial", que es una instalación interactiva compuesta por una estructura híbrida entre cabina de cibercafé y confesionario católico, con un ordenador donde los asistentes se deben arrodillar para conversar directamente con una entidad religiosa artificial simulada con ChatGPT. El proyecto finaliza con una "Biblia Artificial" que fue escrita por los egresados con la herramienta ChatGPT y está ilustrada con grabados digitales hechos con Stable Diffusion.
“La obra surgió de una intuición que conectaba dos ámbitos aparentemente inconexos: la inteligencia artificial y la religión. Sin embargo, nos fuimos dando cuenta que son ámbitos muy relacionados y que esa asociación tenía mucho sentido. Por ejemplo, actualmente a nivel de cultura de masas, la inteligencia artificial y sus posibilidades se han tomado la agenda pública y generado mucha controversia. Hay cientos de reportajes, memes, artículos, entre otras instancias que buscan problematizar su presente e imaginar sus alcances. Y esos productos culturales utilizan muchas veces una narrativa religiosa, mística o esotérica: tenemos las posturas mesiánicas de la tecnología que presentan la promesa de un futuro mejor”, contaron los creadores.
En ese sentido este proyecto lo que hace es simplemente poner en escena de forma más lúdica o paródica, un asunto que ya es parte de la relación entre la técnica y lo humano. Al respecto aclararon: “Por otro lado están los apocalípticos, que nos advierten de un eventual colapso tecnológico. La misma ciencia y el mercado de la tecnología abusa de esta asociación: por ejemplo se dice que los algoritmos ‘predicen’ comportamientos, como si fueran una suerte de oráculos tecnológicos. Y en la filosofía o el pensamiento crítico esta relación también es frecuente. Tenemos por ejemplo a Benjamin describiendo la renovación del esoterismo ante la avalancha de nuevas tecnologías, a Boris Groys afirmando que la relación humana con los aparatos tecnológicos se juega siempre en términos de magia, a Bernard Stiegler leyendo la relación entre la técnica y lo humano a través del mito de Prometeo, o al mismo Foucault cuya genealogía de las 'tecnologías del yo' estaba anclada en la práctica de la confesión religiosa”.
La exposición “El Predicador Artificial” de Felipe Rivas San Martín y Jaime San Martín Amador podrá ser visitada hasta el 15 de julio en Espacio 218 ubicado en Compañía 960, departamento 218, Plaza de Armas, Santiago. La entrada es liberada y los horarios de visita son: jueves y viernes de 16.00 a 19.00h., sábados de 15.00 a 19.00h.
Entre Santiago y Buenos Aires
El artista visual, pintor y Magíster en Artes del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Pablo Linsambarth, se encuentra actualmente exponiendo por partida doble, ya que sus obras se exhiben simultáneamente en la ciudad de Buenos Aires, Argentina y en Santiago de Chile.
La exposición trasandina lleva por título “Montes no visibles” y desde el 6 de junio agrupa los trabajos de Pablo Linsambarth, Wikipirela y Augusto Ballardo en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), quienes fueron convocados a partir de una invitación hecha por los curadores Victor López Zumelzu y Natalia Sosa Molina, con la idea de profundizar en las prácticas de artistas latinoamericanos y su relación con el mundo actual, pensando desde la idea del “movimiento”.
En este espacio el egresado del DAV, exhibe una serie de siete pinturas de diversos formatos realizadas en Argentina, en la residencia que la Fundación PROA y Reset Plataforma entregó a los artistas merecedores de los proyectos seleccionados.
“En esta muestra trabajo el antiguo concepto ‘del campo a la ciudad’, pero desde una mirada íntima y migrante, presentando momentos particulares, mitos y leyendas locales y prejuicios que se tienen en nuestra cultura sobre la periferia. Más allá del tema, uno de los ejes de esta exposición es el empleo de la pintura como lenguaje autónomo, el cual se construye a partir de símbolos y códigos, desde un compromiso estético que se presenta como statement político sobre el cómo pintar en la actualidad”, explicó Pablo Linsambarth.
Mientras tanto, en Santiago, desde el 14 de junio y hasta el 26 de julio, se lleva a cabo la exposición “Sospechosos habituales” en la Galería Patricia Ready. Una muestra que surge a partir de un proyecto individual ideado desde el 2022, en el que relaciona la pintura latinoamericana actual con la corriente de “La nueva figuración”.
“La nueva figuración es una corriente pictórica que está sonando con mucha fuerza en la escena internacional, la cual rescata elementos biográficos, urbanos, contextuales, políticos y estéticos desde un plano formal, con la particularidad de reunir en una sola imagen variados modelos de representación y que estos mismos, sean hasta cierto punto reconocibles, tales como objetos, paisajes, fauna, situaciones cotidianas y por sobre todo, a la construcción de personas y personajes en un mismo cuadro”, indicó el egresado.
De este modo, Linsambarth exhibe una serie de más de 20 pinturas en diversos formatos, los que abordan la relación del mundo urbano con los mitos y leyendas locales; los conceptos que la música conlleva desde lo estético y los movimientos culturales que existen a partir de estos.
“Las obras para Galería Patricia Ready, las trabajé en su gran mayoría en la ciudad de Madrid, en el estudio que tengo en la capital española llamado Mala Fama, espacio de alto reconocimiento en la escena madrileña. En ellas se puede ver la relación con los vicios y la noche, las apuestas y mundos oscuros. Pinturas que sostienen una carga de misterio y enigma, invitándonos a sumergirnos hacia dimensiones arraigadas en el inagotable imaginario de lo común”, dijo el pintor.
En las dos exposiciones Pablo Linsambarth aborda conceptos con los que siempre ha desarrollado su área pictórica: “en ambas exposiciones trabajo un vínculo que va desde lo biográfico, histórico y político, hasta mi propia actualidad, entrelazadándolo con mi mundo interior y mi defensa absoluta a la pintura como lenguaje. Me refiero a imaginarios que puedan entablar una cercanía con el espectador. En estas exposiciones me propuse ser lo menos críptico posible y ser lo más ‘amable’ con el visitante, pudiendo sentirse cercano y relacionado a lo que ve”, concluyó el expositor.
