Las artes musicales y de la representación han tenido en Chile un desarrollo importante a través de su historia, muy especialmente en el siglo XX, e hitos muy importantes en muchos aspectos. El Teatro Municipal de Santiago ha sido siempre un referente en el sentido de ser un espacio diseñado para los efectos que cumple y que su funcionamiento, gestión y financiamiento, le permiten un desarrollo y una estabilidad importantes, con sendos cuerpos estables, más allá de los vaivenes de todo tipo.
En nuestra Universidad contamos con una infraestructura bastante sustantiva en lo que a salas se refiere aunque por cierto distan bastante de ser un ejemplo, por la precariedad de su implementación. El ejemplo más claro es que el Ballet Nacional, la Orquesta Sinfónica de Chile y los Coros Sinfónico y Camerata Vocal han debido itinerar en su larga historia por espacios que distan mucho de ser los apropiados. Recién hace poco tiempo hay un proyecto real en curso que podría revertir aquello.
Nuestra Facultad de Artes por su parte, ha logrado establecer espacios extensionales de mediana calidad, siendo la más clara excepción hoy en día la del Teatro Nacional Chileno, el que está albergado en la Sala Antonio Varas, ideal para los montajes teatrales. Asimismo las Artes Visuales cuentan con dos importantes espacios en el centro de Santiago sumado a la Sala Juan Egenau en el Campus Juan Gómez Millas. No han corrido la misma suerte el Departamento de Teatro, Música y Danza, quienes cuentan con espacios de mediana calidad en los dos primeros casos, o bien no cuentan con espacios apropiados, como es el caso de Danza.
Se podría pensar que, a pesar de todo, esto es suficiente y apropiado para las artes en la Universidad de Chile. La precariedad surge por una parte en los costos de mantención y renovación, siempre altamente insuficiente y por otra parte en la incapacidad de poder generar exhibiciones, conciertos y funciones teatrales y dancísticas con un financiamiento de producción y gestión suficientes.
La Universidad de Chile ha errado el camino al llamar “Centro de Extensión” al actual CEAC, dejando de lado las expresiones artísticas distintas a las que ahí se cultivan. Tenemos una importante misión por delante: generar un espacio que verdaderamente amerite el nombre utilizado por el CEAC, donde se alberguen TODAS las expresiones artísticas que se cultivan en la Universidad de Chile. No podemos dejar de mencionar también que necesitamos un diálogo más fecundo entre las unidades de la Universidad de Chile que desarrollan las artes. De esta manera, podremos generar espacios que, más allá de su precariedad o su excelente implementación, puedan ser espacios reales para que Académicos y Estudiantes puedan mostrar a la ciudadanía sus logros.
Nuestra Casa de Estudios merece esto, nuestra ciudad también, y los ciudadanos tendrán así un espacio de verdadero acceso a la vanguardia artística.
Prof. Luis Orlandini R.
Director de Extensión
Facultad de Artes